Barbi Recanati en San Luis: historias de rulos y riffs

En el capítulo cuatro de la primera parte de la cuarta temporada de Stranger Things, Max —interpretada por Sadie Sink— cae en manos de Vecna, el villano que se sumó a la trama para atormentar a los vecinos de Hawkins. La joven consigue romper su control y salvarse de la muerte gracias a su canción favorita: “Running up that hill”, de Kate Bush, una popular cantante de la década de los ochenta que se viralizó en los últimos meses gracias a la afamada serie.

Ante la duda de que apareciera Vecna, el viernes por la noche en Casa Beta Barbi Recanati, quien se presentó en su formato acústico con su colega y amiga Lux Raptor, incorporó en su cancionero un cover más tranquilo y menos esplendoroso de "Running...". Su voz, nada parecida a la de Bush, le dio otra tonalidad más rústica, pero bien llevada. Algo diferente que Recanati sumó en la gira que la trajo a San Luis luego de un

desafortunado viaje que le costó que su auto se fundiera.

Más allá de las peripecias ocurridas días antes, Recanati mostró su mejor sonrisa y una interacción constante con el público. Tocar en formato acústico para la compositora es otra forma de demostrar amor y sentirse más cerca de la gente. “No puedo quedarme quieta y este modo de presentarme más acotada me da la posibilidad de viajar a otros lugares alejados de Buenos Aires”, expresó en el show.

La complicidad de Barbi y Lux, quien además forma parte de su banda estable que la acompañó en octubre pasado cuando llegó para el festival Inkieta, fue notoria desde el primer momento. “No sé lo que es un acústico sin mi amiga. Es más, no tocaría si ella no está acá”, confesó la artista vestida con camisa y gorro rojo que luego se sacó para mostrar su pelo corto al que le faltaron sus rulos escandalosos.

Además del cover de Bush, Recanati tocó las canciones que recorren su disco “Ubicación en tiempo real”, con versiones mucho más experimentales y con menos adrenalina. Los sintetizadores de Lux y el bajo le dieron un tono más moderno que se complementaron con las visuales que proyectaron en la pantalla grande. “¿Qué le ves?”, “Los días que no estás” y “Teoría espacial” fueron algunos de los temas que sonaron en el repertorio, el último, acompañado por una anécdota que surgió de su viaje a Estados Unidos que casi no disfrutó por problemas con las vacunas contra la COVID-19.

Las anécdotas fueron el condimento de la noche porque en cualquier ocasión, Recanati tuvo una historia por contar. Lo que la distrajo en algunos momentos fue el parloteo de la gente debajo del escenario, que además la sorprendió. “¿Vienen a escucharme a mí o a charlar entre ustedes? Y eso que pagaron la entrada”, expresó en tono irónico, sin perder el humor. Desde ese momento, el bullicio solo se sintió para acompañar con gritos y coros a la artista al cantar.

Para despedirse, Barbi tocó “Dancing barefoot” de Patti Smith, a quien describió como una de sus referentes en la música y a quien mencionó en su libro "Mostras del rock", la novela gráfica que surgió del podcast que realizó con el mismo nombre y estuvo entre el merchandising con remeras, calcomanías y discos.

La cantante no quiso terminar la noche sin antes agradecerle al público que la recibió con un formato más tranquilo y saludar a sus amigas puntanas que la esperaron debajo del escenario para seguir con los festejos.

Canciones en solitario

Yeka Ramos fue la elegida para abrir el recital de Barbi Recanati. Nerviosa y sonriente, la artista puntana presentó un adelanto de su EP "La casita alpina" con la canción que lleva su mismo nombre y cuenta la historia de un amor libre de etiquetas.

La cantante extrañó a sus compañeras de Nosotras Tan-bien, quienes la vieron desde las consolas de sonido, y les regaló una canción para ellas. Al público, le ofreció un momento de tranquilidad que barajó con su guitarra y una loopera que, expresó, la acompaña desde los comienzos.

En este nuevo formato, Ramos decidió dialogar con el público que la miró desde las mesas ubicadas alrededor del escenario y otros la observaron mientras se acercaban para buscar un lugar cómodo a la espera de Barbi.

Redacción/MGE