SAN LUIS - Miércoles 15 de Mayo de 2024

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Le dieron 20 años de cárcel por violar durante siete a una sobrina

La defensa dijo que si le daban 30 años, como pidió la fiscalía, a su cliente le hubiera convenido asesinarla.

Por redacción
| 29 de diciembre de 2023
Tranquilo. Así se mostró el acusado durante los alegatos, sentado al lado de su defensora Silvana Zunini (izq.). Foto: Juan Andrés Galli.

No fueron los 35 años de prisión que había solicitado el fiscal instructor a mitad de año. Tampoco fueron los 30 años de cárcel que pidió el fiscal de Juicio, durante los alegatos de cesura. Pero tampoco fue la pena mínima como pretendieron los defensores hasta el último momento. Este viernes, el Tribunal de Villa Mercedes que lo juzgó las últimas semanas condenó a S.F.C. a 20 años tras las rejas por violar sistemáticamente, todos los fines de semanas, a L., su sobrina, durante siete años.

 

El jueves pasado al mediodía, el tribunal, presidido por la jueza Daniela Estrada con las vocalías de José Luis Flores y Mauro Germán D´Agata Henríquez, había declarado culpable al hombre por los delitos de "Abuso sexual gravemente ultrajante" y "Abuso sexual con acceso carnal agravado por su condición de guardador accidental". Solo restaba que los magistrados definieran la pena.

 

Este viernes, antes de que los jueces pasaran a deliberar la cantidad de años en los que consistiría la condena, le preguntaron a S.F.C. si quería expresar algo. "Lo mismo que dije ayer (jueves), que soy inocente", respondió el hombre rápido, sin pensar mucho.

 

Antes de que los magistrados resolvieran esa pena, los abogados hicieron sus pedidos. El fiscal Néstor Lucero arrancó explicando que, debido a la gravedad de ambos delitos, el Ministerio Fiscal estaba habilitado a pedir hasta 40 años de prisión.

 

 

"Pasaba cada vez que iba a su casa"

 

También indicó que si bien el acusado no tiene antecedentes penales, los delitos que cometió están minados de agravantes. Uno de esos agravantes es la edad de la víctima y el momento en que comenzaron los abusos, cuando apenas tenía cinco años.

 

"El imputado tuvo relaciones con menores como si nada. Nunca se puso un paréntesis y pensó 'esto no corresponde'. Con la mamá de sus hijos hizo lo mismo, con quien empezó a tener relaciones cuando ella tenía catorce años", refirió.

 

Recalcó que los ultrajes fueron "perdurables en el tiempo", se extendieron durante siete años. "Eso nos habla de la conducta del acusado, de su aprovechamiento, de alguien que obligaba a la víctima a rasurarse en sus partes íntimas para satisfacer sus instintos", describió.

 

Y en esas incontables veces que abusó de su sobrina la contagió de gonorrea, enfermedad por la que la niña tuvo que ser sometida a un tratamiento médico.

 

Por todo eso, el fiscal solicitó que el hombre fuera condenado a 30 años de cárcel.

 

La defensora de Niñez y Adolescencia, María Victoria Cortázar Furnari, coincidió con el pedido de Lucero y recordó los medios de los que se valió el acusado para violar a su sobrina. "La amenazaba, le decía que si hablaba iba a violar a su prima o iba a arruinar la vida de sus primos. Otras veces le entregaba dinero", precisó.

 

Los ultrajes se perpetuaron también porque el imputado se aprovechó del "estado de vulnerabilidad de la víctima, por un abandono de sus padres, que no ejercían su responsabilidad parental".

 

Cortázar Furnari recordó lo que L. le reveló a un docente de su escuela sobre la cantidad de veces que su tío abusó de ella: "Pasaba cada vez que iba a su casa y lo sigue haciendo".

 

Los ultrajes fueron tantos, dijo la defensora, que generaron en la nena un estado de indiferencia, de falta de angustia, casi de naturalización, que evidenció cuando contó todo en Cámara Gesell.

 

Para el procurador Adolfo Cafieri, uno de los abogados del acusado, por el contrario, ese estado de indiferencia de la niña da cuenta de que "ella era feliz" y de que su cliente no le hizo ningún daño.

 

Al igual que la otra defensora, Silvana Alejandra Zunini, Cafieri manifestó que no hay elementos para asegurar que su cliente abusó de L. Ambos letrados expresaron que se sienten indefensos cada vez que afrontan un juicio de un delito contra la integridad sexual porque no importan las pruebas que presenten a favor del acusado, al fin y al cabo, los jueces solo tienen en cuenta el resultado de la Cámara Gesell.

 

"Me duele la profesión, porque ya no sabemos cómo tenemos que defender y qué pruebas tenemos que presentar para impactar en el tribunal", expresó. Lo dijo porque, durante el debate oral, presentaron una pericia psicológica y psiquiátrica que, a su entender, fue desprestigiada por la fiscalía.

 

Por otro lado, mencionó que la pena pedida por Lucero es un exabrupto. "Así como la defensora de la Niñez habla de cálculos matemáticos, yo también puedo hacerlo. La pena máxima se da por el delito contra la vida, el homicidio, que tiene una reclusión de ocho a veinticinco años... O sea, al señor (el acusado) le convenía matar a la nena para que lo condenaran a ocho años o a veinticinco años y no a 30, como dicen. Es totalmente desproporcionado lo que piden", argumentó.

 

Por último, manifestó que su cliente estaba allí, es decir, sentado en el banquillo de los acusados, por ser solidario, por su misericordia, compasión y piedad hacia la niña. "Sus padres la arrojaron, la tiraron, la arrojaron a la casa de él y él no tuvo la entereza de dejarla en la calle", remarcó.

 

 

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