Pintaba para comerse la cancha, pero…

Lo que comenzó con toda la fuerza se fue evaporando lentamente. Parecía que el partido político Todos Unidos nacía para comerse la cancha, como se dice en el ambiente futbolístico, pero, siguiendo la jerga del deporte más popular por estas latitudes, parece haberse quedado en promesas.

El ejemplo más claro del declive se dio en el armado electoral para este año. Primero tuvo todo para reincorporarse al Partido Justicialista puntano. Incluso la presidenta del PJ María Angélica Torrontegui hizo un llamado público al panperonismo que, entre líneas, estaba dirigido a Adolfo Rodríguez Saá y compañía. Pero pidieron condiciones inalcanzables para el retorno y de ahí no se movió.

Cuando se especulaba que iba a ir solo, como venía comportándose en cada comicio que participó, hizo un giro para el lado del macrismo y el larretismo, y se sumó al lema Cambia San Luis.

La adhesión a esa alianza fue la confirmación de la debacle interna en Todos Unidos, al punto que ninguno de los pesos pesados que enarbolaban las principales candidaturas lograron imponerse. Adolfo soñaba con postularse una vez más para gobernador; Enrique Ponce, para intendente de San Luis, y Mario Raúl Merlo, para intendente de Villa Mercedes. Es más: sus nombres habían sido consagrados en una asamblea interna que realizaron.

Pero todo se derrumbó. Ponce no se bancó la unión con el macrismo, fue fiel a sus ideales y encontró contención en el lema del oficialismo provincial. Adolfo dijo que ingresó a Cambia San Luis pero con la condición de que no fuera candidato. Por último, armaron un cabildo en Villa Mercedes para convencer a Merlo de que reconsiderara su decisión de bajarse. Sin embargo, ni el motivador mensaje del senador nacional logró persuadir al veterano dirigente que supo conducir cinco veces los destinos de la ciudad de la Calle Angosta.

Así, Todos Unidos se fue desmembrando, perdió fuerzas y decayeron sus expectativas electorales.