Larreta y su hipocresía con los sistemas electorales

Por más que insistan con frases prefabricadas en las que se autoerigen como el cambio o el camino ético que hay que seguir, lo cierto es que el poggismo, y en este caso su referente a nivel nacional del cual se nutre y toma como ejemplo, Horacio Rodríguez Larreta, no se pueden despegar de esa supuesta mala política que dicen querer erradicar. Más bien exhiben una hipocresía tan flagrante que incluso les genera fuertes tensiones internas.

Interesado hace bastante tiempo en apuntalar las posibilidades de Claudio Poggi en la provincia, Larreta fue uno de los primeros dirigentes fuera de los límites puntanos en alzar la voz y censurar el sistema de Ley de Lemas adoptado para las elecciones del 11 de junio. Ya el año pasado, el jefe de Gobierno porteño había dicho que esta metodología “es hacer trampa, es cambiar las reglas de juego a pocos meses de la elección”.

Pero sus declaraciones parecen tener poca o nula valía y se contradicen con sus acciones. El aspirante a la Presidencia cambió las reglas del juego a muy poco tiempo de la celebración de los comicios. Con la especulación de poder beneficiar a su propio candidato en la interna de Juntos por el Cambio, esta semana confirmó la modificación del sistema de votación en Capital Federal, en donde se implementarán las elecciones concurrentes.

Eso implicará jornadas engorrosas para los porteños durante las PASO y las generales, ya que el mismo día deberán votar, en el mismo cuarto oscuro pero con sistemas diferentes, para cargos para la ciudad y a nivel nacional. La medida ha generado una fuerte crisis en Juntos por el Cambio y en especial en el PRO. El vicepresidente del espacio “amarillo”, Federico Angelini, fue tajante: dijo que Larreta “hizo trampa”.

La hipocresía del jefe de Gobierno de porteño hace eco con la decisión de Poggi de aceptar la incorporación de agrupaciones políticas vinculadas al adolfismo, cuando antes les había asegurado hasta el hartazgo a sus propios dirigentes y militantes que “el límite eran los hermanos Rodríguez Saá”.

En ambos casos se ocultó la verdad a la misma tropa; en ambos casos se han generado esperables problemas internos. Un notable ejercicio de la falsedad en el que se termina haciendo lo que se critica.