No aclares, que oscurece "a la derecha"

 Son conocidos los incendiarios discursos de Javier Milei contra la "casta política" que tanto aborrece. Por eso reaccionó con dureza cuando quisieron vincularlo a ella. Sin embargo, las explicaciones dejaron ver otros "contactos" complicados en su pasado.

El martes se viralizó la denuncia de que el líder libertario había mantenido un trabajo en el Congreso de la Nación entre 1994 y 2020. Veintiséis años. Eran muchos como para salir a pegarle a "la casta". La denuncia hecha por un periodista en las redes se basó en un informe de la empresa Nosis.

El miércoles, el diputado nacional por La Libertad Avanza contraatacó. "Dije que iba a presentar una denuncia y mágicamente se arregló el 'error'", publicó Milei en su cuenta de Twitter junto a una fotografía de la carta documento que envió a la compañía Nosis. El precandidato presidencial la siguió en Twitter: "La opereta fue demasiado evidente y los que se ocuparon activamente de mover la falsa noticia son muy amarillos".

Tras la aclaración, el entorno del legislador aportó más datos. Entonces, admitieron que Milei trabajó seis meses en 1994 como asesor del represor condenado por delitos de lesa humanidad Antonio Bussi, designado como miembro por Tucumán para la Convención Constituyente que reformó la Constitución de la Nación ese año. "Fue un contrato de tres meses que luego se renovó por otros tres meses más, vinculado a dos proyectos de ley, uno vinculado al limón y otro al azúcar, que son las dos principales fuentes económicas de la provincia de Tucumán".

Así, Milei pasó de "empleado de la casta", a denunciante reivindicado, y a colaborador de un represor que recibió una pena de prisión perpetua por los delitos que cometió en la dictadura.

Una más: Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, respaldó la precandidatura presidencial de Milei y la de su hombre para la Gobernación tucumana, Ricardo Bussi, hijo de Antonio. La ultraderecha no conoce fronteras.