El circo, un oficio tradicional que atraviesa múltiples generaciones
Los artistas y los técnicos comparten los kilómetros de ruta, las funciones y la cotidianeidad familiar.
Gabriel, Camila y Melina son tres de los casi treinta artistas circenses que recorren el país como una compañía. Sus historias muestran que la vida dentro del circo es una de las más interesantes y fascinantes que se pueda vivir. Es una experiencia única, llena de aventuras, conocimientos y emociones, tanto para los artistas y técnicos como para sus familias.
En promedio, el Cirque XXI 360º (del que forman parte los tres artistas), tiene alrededor de 16 camiones y 16 tráileres, y unas sesenta personas, entre las que hay unas treinta familias que viajan juntas.
El circo, además de ser un trabajo y un medio por el que los artistas se ganan su vida y procuran la de sus familias, también se puede observar como una pasión. “Soy quinta generación de una familia circense. Supe hacer acrobacia, magia y ahora me dedico al ula ula. Nací en una compañía, tengo a mi pareja dentro de la compañía. Mis bisabuelos comenzaron con el circo en Europa”, mencionó Melina Videla sobre su vida dentro de la compañía.
“Nunca me imaginé hacer otra cosa que no sea circo. Cuando no pudimos trabajar por la pandemia fue muy triste. Pero haber estado así y después volver me hizo darme cuenta de que esto es mi vida. El escenario y la carpa”, agregó la artista
Cada familia tiene sus propias necesidades y el circo cuenta con una infraestructura que permite resolverlas. Los chicos en edad escolar van a la escuela. “A nivel nacional existe una ley que obliga a las autoridades escolares a dar clases a los hijos de vida errante (empleados de circos, parques de diversiones, policías y militares) mientras sus padres estén trabajando en la ciudad”, aseguró Gabriel Credidio, quien se sumó a una compañía a los quince años y actualmente se dedica a la representación de la firma.
El tiempo que pasan en cada localidad varía según la ciudad, la provincia y los factores que intervengan, como puede ser el éxito del espectáculo. Algunas veces pueden estar por cuatro días, y en otras oportunidades por hasta dos o tres meses. “La última vez que estuvimos en San Luis, en 2015, veníamos por dos semanas y terminamos estando un mes y medio”, recordó.
Los circos tienen que estar siempre preparados para cualquier evento y cambios de ubicación. Pueden pasar de inaugurar una ciudad a tener que levantar campamento al día siguiente y partir a otro lugar. Esto se debe a la naturaleza del negocio, que depende mucho del éxito de su espectáculo en cada localidad.
Actualmente, los circos tienen una importancia cultural y educativa excepcional porque son una manera de mantener vivos el folclore y la identidad de cada lugar. “Yo me sumé hace poco, unos ocho meses. Antes bailaba en teatros. Es distinto trabajar en un circo. Para mí es un oportunidad para dar a conocer mi disciplina (folclore y malambo) a chicos que de otra manera no lo conocerían”, mencionó Camila Gómez, integrante del cuerpo de danza del Cirque XXI 360º.
Muchos de los artistas y técnicos tienen sus raíces étnicas en Europa. Sus ancestros han traído consigo disciplinas y costumbres. Además, a lo largo de los años, muchas familias se han formado dentro del circo, y la vida allí se ha convertido en una herencia, una tradición que se lleva de generación en generación.
“Mis hijas son nacidas en el circo. Una de ellas está embarazada y está con nosotros, en el circo. Formamos familia acá, hacemos amistades. Tenemos una vida distinta, pero lo que nos mueve es lo importante: la familia y el amor”, destacó Credidio.
Para los artistas y técnicos, cada lugar es un nuevo escenario para demostrar su talento, y para las familias que viajan junto a ellos, cada nueva ciudad es una oportunidad para conocer nuevas culturas, costumbres y personas. Salen a recorrer, a conocer nuevos sitios, y se hacen amistades que perduran a través del tiempo.
Luego de la pandemia, muchos artistas reafirmaron su pasión por el estilo de vida que llevan. Durante los meses más crudos, su vida se detuvo y muchos de ellos se dieron cuenta de que el circo es su lugar, su hogar. La posibilidad de volver a trabajar fue recibida con una gran alegría y una motivación extra para continuar adelante.
En definitiva, la vida dentro del circo está llena de experiencias únicas, que quedan en la memoria y en el corazón de todos los que la vivieron, ya sea como artistas, técnicos, miembros de las familias que viajan con el circo y espectadores a los que los artistas supieron dibujar una sonrisa.
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