Esta semana, después de una interna brava en Juntos por el Cambio, ese espacio eligió como candidato a jefe de Gobierno porteño a Jorge Macri, primo de Mauricio. Ya confirmado como aspirante a suceder a Horacio Rodríguez Larreta (lanzado a la aventura presidencial) en la Ciudad de Buenos Aires, el postulante empezó a delinear sus futuras acciones en caso de ganar.
Y una de ellas generó polémica: dijo que buscará que las personas que están en situación de calle en la principal ciudad argentina "no se apropien" de sectores de la ciudad, que prometió "recuperar para el vecino".
El actual ministro de Gobierno porteño, quien hasta esta semana estuvo de licencia como intendente de la localidad de Vicente López, apuntó sin rodeos ni miramientos a quienes no tienen dónde dormir.
"Hoy los cajeros automáticos se han transformado en monoambientes de algunos. Se apropian de algunos sectores de la ciudad y a veces son agresivos verbalmente", dijo sin tapujos.
Nobleza obliga, en su singular visión del duro panorama social que afrontan esas personas, reconoció que en la Ciudad de Buenos Aires hay unas 3 mil en situación de calle, "un tercio de ellas, con problemas de adicciones o de salud mental".
Propuso un principio de solución: alojarlas en los paradores nocturnos dispuestos en varios barrios, aunque señaló que no sería suficiente. Y dejó bien en claro: "No puedo aceptar que sean dueños del espacio público".
La sensibilidad a flor de piel del macrismo, en la voz y el pensamiento del "primo".
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