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Aseguran que las infancias avanzan a la velocidad de la postmodernidad

Según profesionales, las niñeces viven un proceso de transformación por la tecnología y los movimientos sociales.  Coincidieron en que la pubertad se presenta a temprana edad.

Por Guadalupe Isaguirre
| 20 de agosto de 2023
Apoyo. Psicólogos destacaron la importancia del rol de los adultos durante la etapa de la infancia para que las niñas y niños no experimenten la soledad. Foto: El Diario.

La infancia es la etapa previa a la pubertad, donde las niñeces se preparan para aprender y entender las cosas típicas que tiene el mundo exterior. Según el ciclo de la vida, este período dura hasta los 11 años para que luego comience la adolescencia. Sin embargo, psicólogos de la ciudad han observado que estamos bajo un escenario de “nuevas infancias” influenciadas por las tecnologías, con rasgos tempranos de adolescentes, sedentarias y dentro de un marco de soledad.

 

La transformación se ve a simple vista y el rol de los adultos es importante durante el crecimiento de una niña o un niño. También, las épocas cambian, y el marco histórico por el que se pasó durante la pandemia modificó las estructuras familiares y fue una gran influencia. “Han vivido todo un proceso de una gran transformación, influido por un montón de movimientos sociales, históricos, culturales y educativos, todo eso hace que estemos en un escenario con nuevas infancias y también nuevos adultos que los acompañan. Para los tutores, es un desafío muy grande saber cómo trabajar con ellos, porque están bajo un contexto postmoderno”, explicó la subjefa del Servicio de Niñez, Adolescencia y Familias del Hospital de Salud Mental, Julieta Gatica.

 

La profesional opinó que las infancias cambian todo el tiempo a la velocidad de la postmodernidad, lo que hace que sea muy difícil que los adultos se adapten a estas nuevas niñeces que tienen otras formas de ser, de comunicarse y de estar. Las tecnologías son una influencia para el desarrollo de una nena o un nene, tanto que marcaron un eje importante para la transformación de los menores. “Hay procesos de hiperestimulación, por un lado, y por otro, factores que tienen que ver con el sedentarismo y al mismo tiempo la estimulación de las pantallas. Todo nos va presentando a estos niños que el día de mañana van a configurar nuevos adultos”, dijo.

 

En el Servicio trabajamos con niños y niñas hasta los 11 años y comenzamos a ver pequeños con rasgos de adolescentes (Julieta Gatica, subjefa del Servicio de la Niñez, Adolescencia y Familias del Hospital de Salud Mental)

En el Servicio trabajan con chicas y chicos hasta los 11 años y al margen de eso, comienzan a ver pequeños con características de adolescentes de forma precoz, por una cuestión vinculada a la

 

hiperestimulación de las infancias. “Eso hace también que haya algo a nivel cultural que promueva esto de adelantar etapas, todo eso es llamativo”, aseguró.

 

Gatica notó que cada vez son más los adultos que pierden los límites de crianza. “Hay un nivel de horizontalidad entre el niño y el adulto, un encuentro de democracia en exceso donde muchas veces se desdibuja la autoridad del adulto, que le pregunta todo al niño y también le tiene que dar explicaciones de todo, y eso hace que se pierda la importancia de que el nene o la niña tengan un referente, una guía”, remarcó.

 

 

Libertad y sobreadaptación

 

“La sobreadaptación significa que niños y niñas han pasado por ciertas falencias en sus momentos evolutivos más tempranos, donde quizás no han podido tener sostén, apoyo emocional. Muchas veces sucede que las infancias terminan comportándose como pequeños adultos. Si bien hay cambios generacionales que lo han facilitado, hay veces que responden a las falencias que tenemos como figuras adultas”, analizó el licenciado en Psicología, José Recabarren.

 

Recabarren mencionó que los cambios que existen en las infancias actuales dependen también de los lazos afectivos o quienes les brinden un cuidado. “Hoy por suerte no hay una construcción en la que la figura masculina debe ir a trabajar y la figura femenina debe quedarse en el hogar en cuanto a la crianza, sí, o más bien, hubo cambios generacionales en la configuración de las familias. En las familias no solo hay un progenitor y una progenitora, sino que también hay un progenitor afín (madrastra o padrastro) que tiene que ver con otros tipos de cuidadores, entonces se habla más del cuidado o quienes están a cargo”, especificó.

 

Por otro lado, apuntó las consecuencias que sufren las infancias cuando usan la tecnología a muy temprana edad. “Creo que es una herramienta que vino al mundo para proporcionarnos cosas. Si bien puede brindar muchas cuestiones, hay una que no puede y es el apoyo emocional. Lo que antes nosotros conocíamos como el chupete electrónico, hoy ha pasado a ser un teléfono celular, una tablet y una computadora, donde los efectos que generan en el psiquismo de un niño es una cantidad exacerbada de estímulos que despierta cierta cantidad de tranquilidad en ellos. Sin embargo, es muy peligroso porque hasta los cinco años del infante, el cerebro está en pleno desarrollo y esa cantidad de estímulos van a terminar dejando una huella”, subrayó el profesional.

 

Se ha perdido la contención emocional, estos juegos donde figuras adultas jugaban con las infancias. Esos momentos no se ven (José Recabarren, psicólogo)

Alberto Jaimez, licenciado en Psicología, analizó que las niñeces actuales viven una infancia más retraída hacia lo social y eso tiene que ver con varios factores: la flexibilidad de los padres con respecto a la tecnología y la falta de sociabilización dentro de las escuelas. “Por la actividad intensa de los padres para poder vivir, de alguna manera los niños tomaron características variables. Otro de los aspectos importantes se produce a partir de la tecnología, que va haciendo que las infancias ya no sean de compartir los espacios libres, sino que se produce una especie de aislamiento donde priorizan cosas como, por ejemplo, TikTok. El cambio cultural que se produjo a partir del uso indiscriminado del lenguaje causó una cierta rebeldía y falta de respeto hacia los adultos”, contó.

 

Detalló que cada vez son más los niños o niñas que presentan el síndrome Burnout o “Cabeza Quemada”, un trastorno que comúnmente se ve en adultos y se caracteriza por un estado de agotamiento emocional. “También hay una influencia del consumo de sustancias o la ludopatía. Esto se ve, cada vez más, en menores de edad, hay niños que comienzan a consumir desde los 8 años y es muy grave para la sociedad”, reflexionó el profesional.

 

Por último, indicó que actualmente notaron que la preadolescencia o pubertad se presenta antes de lo debido: “Inclusive, también se ve en la actividad sexual. En una época muy lejana, los varones se iniciaban sexualmente alrededor de los 16 años y las niñas alrededor de los 15 años. Ahora vemos que hay una adolescencia marcada, la pubertad se vive como una adolescencia”, concluyó Jaimez.

 

La actividad intensa de los padres para poder vivir hace que de alguna manera los niños tomen características distintas (Alberto Jaimez)

 

El cambio de nombre de la celebración

 

En el país, el tercer domingo de agosto de cada año se conmemora el Día de las Infancias, que antes era conocido como el Día del Niño. El cambio de nombre se basó en el objetivo de tener un enfoque de derechos más amplio y con perspectiva de género.

 

La modificación se impulsó en el 2020, cuando la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, promovió la nueva denominación con el propósito de dar cuenta de las distintas formas de la niñez y de celebrarla en su diversidad.

 

Desde el portal Educar del Ministerio de Educación, precisan que, a partir de las transformaciones producidas en los últimos años en los planos social, cultural y normativo, se consideró que para desnaturalizar inequidades era necesario abordar el terreno simbólico, es decir, el lenguaje.

 

Así, la actual denominación insta a abandonar la noción androcéntrica de niño como sujeto universal y homogéneo.

 

La Asamblea General de la ONU recomendó en el año 1954, destinar un día para el fomento de la fraternidad entre niños y niñas del mundo y promover su bienestar con actividades sociales y culturales.

 

El objetivo es recordar a la ciudadanía que los más pequeños son el colectivo más vulnerable y, por lo tanto, el que más sufre las crisis y los problemas del mundo.

 

La fecha es una oportunidad para concientizar que todas las niñas y niños deben tener derecho a la salud, a la educación y a la protección, independientemente del lugar del mundo en el que hayan nacido.

 

En Argentina, se conmemora desde 1960, a partir de la recomendación de la ONU para que cada nación destine un día a promover el bienestar de niñas y niños con actividades sociales y culturales.

 

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