Energías renovables y eficiencia
América Latina y el Caribe posee buenas calificaciones en energías renovables, pero todavía no en eficiencia energética, y aún tiene un largo camino que recorrer como aporte a la acción climática global y para superar la vulnerabilidad de su población y sus economías.
Muestras de ello son las recientes crisis energéticas en Ecuador y Cuba, con cortes de electricidad desde 14 horas diarias hasta días enteros, y las amenazas que representan las sequías -por ejemplo este año, sobre Bogotá y la Amazonia brasileña- para los sistemas hidroeléctricos que alumbran la región.
Entre los 660 millones de latinoamericanos y caribeños que soportan los distintos impactos del cambio climático, hay al menos 17 millones de habitantes, unos cuatro millones de hogares, que todavía no tienen acceso a la electricidad.
Ese panorama llega a un nuevo examen en la 29 Conferencia de las Partes (COP29) de la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que inició sus dos semanas de debates el lunes 11 en Bakú, Azerbaiyán.
En el caso de América Latina y el Caribe, la capacidad instalada de generación eléctrica ya es del 58% con energías renovables y en 11 países supera el 80%.
La capacidad instalada de generación eléctrica en la región era de 480.605 megavatios (Mw) en 2022, con cerca de 300.000 Mw producidos a partir de fuentes renovables -200.000 Mw en represas- y el resto no renovables, principalmente combustibles fósiles.
La Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) cifró en 342.000 Mw la capacidad de generación eléctrica instalada en la región el año pasado, con avances en instalaciones de energía solar, con capacidad para 64.513 Mw, y eólica, que alcanzó a 49.337 Mw, pues la fuente hídrica permanece estable, 202.000 Mw.
La región latinoamericana y caribeña puede incrementar su capacidad de generar electricidad a partir de fuentes como la solar o eólica, pero no puede ya triplicar su capacidad hidroeléctrica.
Lo que procede es mantener la proporción para que llegue así hasta el 2040, y en general disminuir las tendencias al uso de combustibles fósiles.
En la región las cifras sobre capacidad de energía verde mejoran cada año, pero las de eficiencia energética no van al mismo ritmo. Expertos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) mostraron que sólo la subregión caribeña ha realizado avances importantes en comparación la primera década de este siglo.
La eficiencia, en la que la región muestra resultados más modestos, es fundamental para el triple propósito de ahorrar recursos, disminuir costos y disminuir las emisiones de carbono que contaminan el medio ambiente y calientan la atmósfera, precipitando el cambio climático.
Argentina podría aprovechar su potencial de energía eólica en tierra y la energía solar a gran escala, pero le sería muy difícil triplicar en pocos años su matriz energética, cubierta sólo en 37% por renovables, amén que su actual presidente Javier Milei apuesta a los combustibles fósiles.
Brasil puede aprovechar su potencial en energías renovables a gran escala, pero exhibe señales contradictorias al favorecer la exploración y explotación de hidrocarburos en la Amazonia.
Chile podría alcanzar el 96% de generación renovable en su matriz eléctrica para 2030, aprovechando fuentes como la solar, eólica, térmica y geotermia, y en Colombia es posible llegar hasta el 80% de renovables en la capacidad eléctrica instalada, si continúa multiplicando sus instalaciones de energía solar y eólica.
La transformación requiere eficiencia, voluntad política y comprensión de la realidad.


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