13°SAN LUIS - Sabado 27 de Abril de 2024

13°SAN LUIS - Sabado 27 de Abril de 2024

EN VIVO

Un escándalo salpica a un ginecólogo puntano

El reconocido médico de San Luis, Martín Olivera, es hijo de un militar condenado por delitos de lesa humanidad que desató un culebrón por un festejo familiar, pese a que tiene prisión perpetua.

Por redacción
| 07 de febrero de 2024
Jorge Antonio Olivera, "Palito" Ortega y Marta Ravasi en el festejo de las bodas de oro. Foto: captura de video.

Pese a cumplir una prisión perpetua domiciliaria por delitos de lesa humanidad, el padre del reconocido médico militante provida de San Luis, Martín Olivera, celebró sus bodas de oro con la misma impunidad con la que versan los discursos de negacionismo sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por la última dictadura militar a partir de mediados de los 70.

 

Para sumar al clima familiar y bien “de época”, la feliz pareja integrada por el represor Jorge Antonio Olivera y su esposa, Marta Ravasi, contrataron para un show a Ramón “Palito” Ortega, el ícono cultural de las décadas de los 60 y 70 que cantaba canciones con títulos como “Andá al río y tirate”; mientras que en la lista de invitados incluyó  a Cecilia Pando, la activista proimpunidad que sostiene la inocencia de los militares asesinos que perpetraron el genocidio setentista en la Argentina y que colaboraron con la misma causa para otros países como Chile.

 

Fue el propio ginecólogo y obstetra que se desempeña en el Sanatorio Rivadavia de San Luis y uno de los cinco hijos del represor, el que subió a las redes sociales de los momentos felices que sus padres vivieron durante el festejo. Para destacarlo, publicó la ocasión en la que la pareja entona al unísono “Y todo gracias al amor”, junto a “Palito”, en la vivienda de Vicente López donde fue la gran fiesta.

 

Ante la demostración por la Justicia y de desprecio e impunidad total por las víctimas de la represión, representantes del Ministerio Público Fiscal solicitaron este miércoles al Tribunal Oral Federal (TOF) de San Juan que investigue las circunstancias en las que se concretó la celebración, realizada en Vicente López, Buenos Aires.

 

 Martín Olivera publicó en sus redes sociales momentos del gran festejo por las bodas de oro de sus padres, pese a que su progenitor tiene una condena a prisión perpetua. Foto: captura de video.

 

 

Además, durante el festejo el homenaje llegó también de cuatro de los cinco hijos del matrimonio, quienes con guitarras dedicaron la canción “Las nueve ramas”, que popularizaron Los Paz. “Siempre quise un día una zamba darles /para agradecerles todo lo que soy/ la voz del consejo, del reto seguro/ el alma autoritaria, el corazón puro”, cantaron.

 

Entre ellos, se destacó “la actuación” de Javier Olivera Ravasi, quien sin abandonar su sotana negra ejecutó el instrumento de cuerdas. El más famoso de los hijos de la familia es quien se considera convocado dar la "batalla cultural" por redes sociales, donde no esconde su admiración por la vicepresidenta Victoria Villarruel, a quien critica con frecuencia por no hacer lo suficiente por la libertad de los genocidas presos.

 

El “representante de Dios en la Tierra” fue quien además ofició la misma para que sus padres renovaran los votos en sus bodas de oro. El padre Olivera Ravasi alcanzó su pico de fama por haber compartido en redes un rosario hecho de balas. Se formó en el Instituto del Verbo Encarnado, una congregación ultraconservadora de Mendoza que era liderada por Carlos Buela, acusado de abusos a seminaristas y religiosas.

 

Cuenta de Tik Tok del ginecólogo y obstetra, Martín Olivera.

 

 

Un buen padre de familia y ciudadano de bien

 

Olivera egresó del Colegio Militar en 1971. Después de un paso por Campo de Mayo, lo destinaron a la zona de Cuyo. Con Ravasi se casaron en febrero de 1974, cuando él tenía 23 años. Ese fue un año fructífero en su carrera militar: en diciembre, lo destinaron al Regimiento de Infantería de Montaña (RIM) 22 y lo ascendieron al grado de teniente.

 

En octubre de 1975, a Olivera lo mandaron por primera vez al Operativo Independencia, la prueba piloto en Tucumán del genocidio que se implementaría después en todo el país. Volvió en noviembre, y retornó en diciembre.  Otro que fue de la partida fue Gustavo de Marchi, su compinche histórico.

 

Entre mayo de 1976 y 1977, Olivera fue el oficial de inteligencia del RIM 22 –conocido como La Marquesita. Decenas de testimonios lo identifican como secuestrador y torturador. Sobrevivientes también contaron que se jactaba de haber violado a Marie Anne Erize, la modelo francesa que solía ser tapa de revistas.

 

Ravasi, mientras tanto, trabajaba en la Universidad de San Juan. Estaba en el área de orientación vocacional porque había estudiado psicología. Olivera también frecuentaba la universidad. Sobrevivientes de la represión lo calificaron como el “Alfredo Astiz” de esa casa de altos estudios en alusión a la infiltración del marino en el movimiento de derechos humanos.

 

Olivera no solo hizo carrera militar –y como carapintada–. Se dedicó a la abogacía y fue uno de los defensores del nazi Erich Priebke. En 2000, lo detuvieron en Italia por el secuestro y las torturas de Erize. Logró escabullirse presentando un certificado de defunción falso de su víctima. En 2007, después de la reapertura de los procesos en la Argentina, la justicia Federal de San Juan ordenó su captura. Tardaron más de un año en encontrarlo, pero la Policía Federal lo halló caminando por Vicente López. Recibió, así, la primera de sus tres condenas a prisión perpetua.

 

Después de la sentencia, logró que le dieran autorización para ir a una consulta al Hospital Militar Central con su consorte de causa, de Marchi. La consulta había sido gestionada por la propia Ravasi, que era psicóloga con grado militar. Desde allí se fugaron. A Olivera recién lo recapturaron en 2017.  Lo encontraron escondido en el baúl de un auto de su familia.

 

Pese a tener esos antecedentes, Olivera consiguió que le dieran la prisión domiciliaria al tiempo. La concesión se produjo en 2021 en la Cámara de Casación. La decisión la adoptaron Juan Carlos Gemignani y Eduardo Riggi. Se la otorgaron porque tenía más de 70 años y por “cuestiones humanitarias”. Mientras estaba en domiciliaria, Olivera urdió otra maniobra para salir de su casa. Presentó un certificado médico sin fecha que había firmado Mario Caponetto. El cardiólogo es uno de los exponentes del nacionalismo católico argentino, ligado tanto él como su hermano a la ultraderechista revista Cabildo. La fiscalía y el tribunal de San Juan advirtieron que era un nuevo acto de mala fe procesal y los jueces, por mayoría, decidieron revocarle la domiciliaria. Pero Casación optó por mantenérsela.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo