Recomiendan conocer el perfil del suelo para poder manejarlo mejor

Exhibir estudios, mostrar resultados y publicar información en las redes sociales, que permita mejorar el manejo de los cultivos denota una gran generosidad, aunque también evidencia la pasión que sienten los productores al realizar diferentes actividades. X (Twitter) es una de las más elegidas por los ingenieros agrónomos y los productores de cualquier sector. Es el caso de Alejandro Cadile, un asesor de campos que comparte avances, jornadas e imágenes de su labor. Una de ellas fue un reciente estudio en el que, junto a Juan Cruz Colazo, especialista en suelos del INTA y de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), analizaron las características del suelo, para optimizar la producción de maíz.

“Fue un estudio de campo inserto en una reunión que realiza periódicamente el Grupo Brochero, que está integrado por regantes del norte de San Luis y se juntan periódicamente. La labor que realizan es una de las más importantes de la zona”, indicó Colazo, y continuó: “Asistieron representantes de empresas como AGD e Indara, que es la firma del establecimiento en el que trabajamos en este caso”. El campo está ubicado hacia el norte de Candelaria.

Participaron especialmente los regantes que son quienes manejan en general los cultivos de algodón, de maíz, de soja, y hacen una agricultura muy diversificada a una escala bastante grande. “Entonces en general, estas reuniones sirven mucho, en ellas siempre se discute sobre diferentes problemáticas. Específicamente en la jornada estuvo más asociada a las que enfrenta este establecimiento que visitamos. Muchas de esas problemáticas, cuando se trabaja bajo riego están relacionadas con el tipo de suelo en el que se cultiva. Entonces lo que estamos implementando últimamente en las reuniones es abrir, lo que nosotros llamamos, calicata para mostrarles el suelo a quienes asisten, es una acción en vivo y en directo”, especificó Colazo.

Convencido de que la experiencia presencial le gana a la virtual, el especialista en suelos opinó que  prefiere estar en el campo lleno de tierra “en vez de sentarnos a mostrarles un PowerPoint y a llenarlos de conceptos. Es importante e interesante que ellos vean una raíz en el suelo, es algo que generalmente está enterrado y está debajo de nuestros pies. En la jornada pudimos observar el perfil de suelo, esto permitió que lo entiendan, que lo analicen y que lo toquen también. Entonces de esa manera podemos discutir sobre estrategias de manejo”, afirmó.

“Se trabaja sobre el terreno y la idea fue mostrar toda la variabilidad de suelos que tenían en ese establecimiento. Percibimos qué características presentaba y cuáles eran las actividades que podíamos ejecutar para tener un mejor manejo en función del tipo de suelo. Es decir buscar soluciones a los problemas que estaban teniendo en ese momento”, explicó.

El especialista del INTA añadió que eligieron maíz sobre el algodón porque se dieron tres situaciones: “Primero que la zona en la que se trabaja el cultivo es muy buena, segundo porque el maíz estaba en un buen estado, y tercero, empezaba a mostrar no tan buenos resultados como los anteriores”, dijo el experto en suelos.

Colazo agregó que, cuando  abrieron las calicatas, “notamos un cambio de textura importante. Vimos un perfil de suelo arenoso, que iba desde la superficie hacia abajo hasta el metro y medio. Tenía una textura un poco más gruesa. Otros se presentaban con características un poco más limosas. Y hubo zonas de ese mismo perfil que estaban un poco más complicadas. Encontramos presencia de carbonatos, que son sales no solubles que aparecen en el suelo y, como en esos ambientes hay muy bajas precipitaciones, no se lavan. Entonces para identificarlos en el campo agregamos ácido, que al reaccionar burbujea y es posible detectarlo. Esos carbonatos están presentes en casi todos los suelos de la provincia y lo que hacen, en mayor o menor medida, es determinar cambios químicos que repercuten luego en la productividad del maíz”.

“Básicamente nos dimos cuenta de que tenemos, por un lado, suelos que tienen diferentes potenciales, que obviamente están expresados en esos maíces, y también, en función de esto, analizamos diferentes estrategias para tratarlos y maximizar el rendimiento del cereal”, aseveró.

Solución y discusiones

Al discutir e intentar encontrar una solución, los presentes llegaron a la conclusión de que en ese suelo, “aplicamos lo que nosotros llamamos la fertilidad física. Que básicamente lo que tenemos que buscar es garantizar que ese suelo nos permita un buen crecimiento radicular y un buen movimiento del agua en el perfil. Esas son dos cosas muy importantes en esos ambientes, porque ahí donde estuvimos, en Candelaria y Quines, las producciones dependen del riego. Allí tenemos que asegurarnos de que el agua que aplicamos, primero ingrese correctamente en el perfil de suelo y que se acumule una cantidad adecuada en función de las necesidades que presenta el cultivo, ya sea maíz o girasol”.

Colazo indicó que la primera herramienta que tenían a mano era el manejo del riego, es decir la aplicación de diferentes láminas. “Muchas veces por una cuestión de simplificación en un establecimiento se riega siempre con la misma cantidad, y esa misma cantidad tal vez para un suelo sea adecuado, y para otro no”, dijo.

Otro indicador que mencionó el especialista es la presencia de carbonatos que modifican la disponibilidad de nutrientes, “en función de eso y del cultivo que se vaya a aplicar, teniendo en cuenta pH, recomendamos, por ejemplo, en maíz aplicar micronutrientes como zinc, que muchas veces, no está tan disponible y cuando hacemos la corrección por fertilización, hay una buena respuesta”, explicó.

El maíz sobre el que trabajaron en la jornada presentaba una etapa en la que ya estaba formado el choclo, en pleno “llenado de granos. En esta etapa hay en las verdulerías choclos para la venta, producido en ambientes con riego, que se siembran temprano”, aseveró Colazo.

Sobre Indara

El lote elegido para el estudio del suelo está ubicado dentro del Establecimiento Indara, al norte de Candelaria, por la ruta 79. “Está emplazado en el límite de San Luis con La Rioja. Se trabaja sobre muchas hectáreas, ahora no recuerdo el número, pero es a gran escala, con varios círculos de riego. El objetivo de los propietarios es estabilizar la producción de algodón. Entonces  plantearon una rotación basada en el trigo, el maíz y el algodón. Lo que se busca es contar con un alto porcentaje de gramíneas, trigo y maíz, que asegure una buena cobertura para evitar problemas de erosión o físicos”.