Un terreno abandonado provoca malestar en los vecinos del barrio ATE I

Un terreno en estado de total abandono genera malestar en los vecinos del barrio ATE I, quienes hace meses le reclaman al Municipio que corte el pasto que ya alcanzó casi los dos metros de altura y en el que aparecen todo tipo de bichos, como mosquitos, alacranes y ratas. Además, piden más personal policial por los múltiples hechos de inseguridad que hay en la zona.

El baldío está entre Rivadavia, Betbeder, Peñaloza y Pablo Lucero y, si bien es de propiedad privada, “lo que nosotros queremos es que se pongan en contacto con el dueño del lugar de forma urgente, porque con las lluvias de diciembre y enero ya hay un montón de malezas”, expresó María, una vecina que vive frente al baldío y prefirió mantener su apellido en el anonimato.

Agregó que ayer, luego de tres meses, cortaron el pasto de la vereda, pero que eso no resuelve la problemática de raíz, porque el campo sigue descuidado y ya se convirtió en un foco infeccioso y una guarida para los delincuentes, donde también esconden las cosas que roban.

“Si bien han multado a los propietarios, deberían hacerles poner un líquido para que el pasto ya no crezca más y resuelvan el problema definitivamente, podamos tener la vista limpia y evitar todas estas situaciones”, manifestó.

También dijo que en octubre del año pasado los dueños del terreno le prendieron fuego y los vecinos tuvieron que llamar a los bomberos porque las llamas casi llegan a los postes del alumbrado público. “Quisieron resolver el problema de una forma muy inconsciente”, expresó.

La vecina consultada contó que en uno de los tantos reclamos que realizó en la Comuna, le informaron que el lugar está con un juicio sucesorio y que por eso no pueden hacer nada. Sin embargo, tampoco les dan una solución a los habitantes que todos los días están expuestos a las picaduras de los bichos que se acumulan entre las malezas.

Otra de las problemáticas es el aumento de actos delictivos que se registran en la zona. No solo por el terreno que sirve de refugio para los delincuentes, sino también por la poca iluminación que hay. María aseguró que por la madrugada escucha cómo se suben a los techos y siente mucho temor.

“Vivimos intranquilos, por ejemplo, si yo un día decido volver tarde a mi casa porque tuve algún acontecimiento, lo hago con mucho miedo porque no sé si me va a pasar algo”, contó.

Añadió que, por la inseguridad, solicitaron mediante una nota mayor presencia policial, patrullas y una garita para que el barrio esté protegido, pero no obtuvieron respuestas positivas, ya que les dijeron que solo cuentan con dos móviles y no les dieron otra solución. Es decir, que quedaron a la suerte y sin ayuda de las dependencias del Estado.

Redacción/MGE