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Delegación puntana entregó una réplica de Nuestro Señor de Renca en Chile

La comitiva estuvo encabezada por la intendenta, Romina Peralta, junto al párroco del Santuario de Renca, Tomás Claus Barón.

Por redacción
| 09 de abril de 2024
Celebración y fraternidad. Peralta y Castro Salas, durante el encuentro. Foto: Gentileza

Una delegación del Municipio de Renca entregó una réplica de Nuestro Señor de Renca a la ciudad homónima en Chile, en medio de la Fiesta del Cuasimodo, que se celebra el primer domingo después de Semana Santa. Así, después de 295 años, volvió este Cristo a la comuna del país vecino.

 

La comitiva estuvo encabezada por la intendenta, Romina Peralta, junto al párroco del Santuario de Renca, Tomás Claus Barón, quienes concedieron el domingo una reproducción de la devoción al alcalde Claudio Castro Salas, con quien vienen generando vínculos desde 2020.

 

La celebración de Cuasimodo consiste en una de las festividades más importantes del país trasandino, donde un sacerdote viaja en un carruaje, de la época antigua, para darles a todos los enfermos de la ciudad Renca la comunión. En su momento, iba custodiado por cuasimodistas, gauchos y fieles religiosos, quienes lo acompañaban para protegerlo, para que no lo asaltaran las tribus originarias y pudiera cumplir con el servicio religioso.

 

“En este caso, la tradición sigue. El padre Washington Bravo recorrió Renca, una ciudad de 200 mil habitantes, acompañado de unos 500 cuasimodistas para darles la comunión a enfermos terminales. A algunos se les da en puntos determinados de la comuna y a otros, quienes no pueden movilizarse, se les entrega en sus hogares, que están decorados de forma simbólica con los colores papales —blanco y amarillo— para darles la eucaristía. El padre Tomás lo acompañó en parte del recorrido”, precisó Peralta.

 

En el encuentro, se entregó la réplica a las autoridades de Chile, que agradecieron este gesto de la delegación puntana.

 

Cuenta la leyenda que por el año 1636, en Limache, un indio ciego fue a cortar espinos. Al golpe del hacha, saltaron gotas de savia en sus ojos y al instante recobró la vista, momento en que pudo contemplar un perfecto Cristo que aparecía en la hendidura de la madera. En Limache se construyó una capilla para albergarlo, que rápidamente se vio multitudinariamente visitada. Por eso, en 1719 se trasladó la imagen hasta la parroquia en Renca, la séptima más antigua de Chile, y desde ese momento, el Cristo del Espino comenzó a ser llamado como el Divino Señor de Renca.

 

Como fue encontrado un 3 de mayo, comenzó a celebrar esa fecha; sin embargo, en 1729 esta parroquia fue consumida por un incendio, quemándose parte del Cristo, por lo que se utilizó lo que quedaba del madero para hacer réplicas. “La rescataron los jesuitas y armaron dos imágenes. Una con el corazón del Cristo carcomido que había quedado intacto fue la que se trasladó a Perú y que nosotros actualmente la estamos buscando para ver si hay algún rastro. Y el otro, que estaba con las astillas del Cristo, es el que tenemos nosotros. La creencia popular dice que cuando era trasladada a Córdoba, al cruzar el río Conlara, una de las mulas se echó y se negó a avanzar, lo que fue interpretado como que en el lugar debía erigirse una capilla, que fue levantada en 1732, fundándose en 1753, en la localidad de Renca, San Luis”, detalló.

 

La jefa comunal adelantó que para las fiestas de Nuestro Señor de Renca, en mayo próximo, una delegación de 15 personas de Renca (Chile) estará presente durante la celebración en la localidad del Departamento Chacabuco.

 

Redacción/MGE

 

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