La Luna del Ciervo es un evento que iluminará el firmamento el próximo domingo 21 de julio y que será especialmente notable debido a que la Luna estará en su fase de máxima plenitud y proximidad a la Tierra.
Los plenilunios son una fase del ciclo lunar que ocurre cuando la Tierra queda ubicada entre el Sol y la Luna, un momento que recibe diversos nombres dependiendo del mes en el que ocurre.
En el hemisferio Norte, es la primera luna llena del verano, -y la primera del invierno en el hemisferio Sur- una muy especial, donde además de poder ver al astro más grande y brillante de lo normal, a su vez coincide con otro evento de gran trascendencia: el cumplimiento del 55 aniversario de la misión Apolo 11, el primer viaje a la Luna.
La cita mensual es próximo domingo 21 al 22 de julio de 2024, día en que el cielo nocturno será testigo de este espectacular fenómeno astronómico que ha captado la atención de la humanidad durante siglos.
No obstante, podrá observarse la fase prácticamente completa de la Luna a lo largo de las noches previas y posteriores. De esta forma, el astro podrá verse más grande y brillante desde la hora de su salida, hasta su puesta.
Para observar el satélite no hace falta demasiado; los ojos serán más que suficientes para poder disfrutar de su presencia. Eso sí, con prismáticos o un telescopio, podrá apreciarse la superficie lunar con más detalle y obtener un recuerdo más nítido de uno de los fenómenos astronómicos más asombrosos.
Algunos de los consejos fundamentales para facilitar su contemplación son acudir a lugares elevados, libres de obstáculos como árboles o edificios, lo más alejados posible de la contaminación lumínica de la ciudad.
La bondad de esta luna llena de julio está en lo accesible que resulta a simple vista por su gran tamaño y su llamativo color amarillento. Esto se explica debido a que en este momento del año la Luna prácticamente alcanza el perigeo, el punto más próximo a la Tierra en su órbita elíptica, lo que resulta en un tamaño aparente de disco lunar ligeramente mayor de lo normal.
La Luna del Ciervo debe su nombre a este animal y es un evento astronómico que adquirió gran significado para los pueblos originarios de Norteamérica, quienes decidieron bautizar al astro de este modo debido a su coincidencia con el momento del año en que las astas de los ciervos machos están en pleno crecimiento.
Durante esta época, los ciervos se deshacen de su vieja cornamenta y desarrollan una nueva, haciéndose más grande e impresionante a medida que pasan los años.
Sin embargo, existen varios nombres alternativos vinculados a la Luna del Ciervo. Por ejemplo, el plenilunio de julio también recibe el nombre de Luna de Salmón, un término de la tribu originaria del norte de América, tlingit, que señalaba el regreso de estos peces a la zona, inaugurando la temporada de pesca; las tribus nativas americanas algonquina y ojibwe la bautizaron como Luna de Frambuesa, en honor a la temporada de este fruto. También es llamada Luna de Heno, debido a su coincidencia con la temporada de la recogida de la cosecha de esta planta.


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