Todo el apoyo que perdió el deporte de San Luis

Los Juegos Olímpicos ponen en alta consideración al deporte. Y como se compite por países, la mayor consideración recae sobre el deporte nacional. Y sobre todo, la actitud de los distintos gobiernos frente al fomento, el sostén y la difusión del deporte. Estas actitudes son bien diferentes. La del actual Gobierno de San Luis es el desprecio. Definitivamente, el deporte no forma parte de la agenda del Poder Ejecutivo provincial. No ha hecho, ni hará, nada para sostenerlo, para contenerlo, para acompañarlo. Sobran las pruebas al respecto.

Para la comparación entre actitudes diferentes, bien vale recurrir a un ejemplo actual y sumamente feliz y reconfortante. Y no se trata de abusarse de la inmensa alegría de una obtención tan valiosa para la Argentina. José Torres Gil obtuvo la medalla de oro en BMX Freestyle, disciplina de alto riesgo que, mal dicho, y para simplificar, tiene que ver con demostrar habilidades y saltar sobre rampas con una bicicleta. Disculpas para el campeón y para los seguidores por una descripción tan pobre y prosaica propia de cierta ignorancia, injustificable, pero cierta, respecto de la actividad. En 2018, en las instalaciones de la Universidad de La Punta, San Luis recibió al actual campeón y a una delegación que vino a esta tierra a realizar sus prácticas. Era la Selección Argentina. Vinieron varios deportistas de Córdoba, de Misiones y de Bahía Blanca, entre ellos, juveniles con su entrenador. Y se conjuga en esta situación la voluntad política de generar la infraestructura adecuada, y de construirla pensando en el pueblo de San Luis, en la Argentina, en el deporte. Y a esa infraestructura, agregarle la decisión de tener una política deportiva seria, cierta y provechosa para todos. Lo otro, lo contrario, lo del desprecio actual, es abandonar el básquet de GEPU, el fútbol femenino de San Luis Fútbol Club y cualquier otra manifestación popular de práctica deportiva. Es descuidar los espacios, es no generar obras de infraestructura que favorezcan la práctica del deporte.

Emociona mucho la historia del joven nacido en Bolivia, quien a los once años se fue con su familia a Córdoba y quien, desde el Parque de las Naciones de "La Docta", se proyectó a París y con el fondo de la Torre Eiffel, llenó de alegría a todo el deporte nacional. Oro olímpico, lo máximo. Claro está que el trayecto no fue tan sencillo. Hay detrás una inmensa historia de dedicación y esfuerzo. Un importante apoyo familiar y jalones de superación, al no rendirse ante lesiones y obstáculos.

Otro panorama ofrece GEPU, que perdió su plaza. Sus jugadores y su técnico se ven obligados a abandonar San Luis y a buscar otros lugares para desarrollar su actividad. Duele que se desperdicie un trabajo fecundo de tantos años, con una cadena de logros formidables para el club y para todo San Luis. El signo es el de la desidia: dirigentes ineficaces y una falta de apoyo absoluta y total por parte de los funcionarios del Gobierno local.

Por supuesto que el debate es inagotable y son muchos los atletas que no han contado, a lo largo de la historia, con algún sostén del gobierno nacional para su aventura olímpica. Hay discusiones sobre becas y labores de apoyo que permitan el crecimiento, el desarrollo y la consiguiente convocatoria para niños y jóvenes. El beneficio social que el deporte acarrea está fuera de toda discusión. Claro que para algunos dirigentes es solo declamación y para otros, acciones concretas.

Por obra de gobiernos anteriores, San Luis cuenta con una infraestructura formidable que habla por sí sola y de un modo contundente. Dice que se pensó del deporte. La Pedrera, en Villa Mercedes, y el Centro de Alto Rendimiento de la Universidad de La Punta son solo ejemplos. Y a esas obras las acompañó una voluntad política ampliamente reconocida.

Todo el mérito de José Torres Gil. Todo el reconocimiento a su esfuerzo y a su enorme voluntad y dedicación. Ha cumplido largamente.