Gobiernos de América y Europa rechazaron la orden que emitió Venezuela para detener al candidato presidencial Edmundo González, a quien la oposición de su país reivindica como vencedor en la elección del 28 de julio, en tanto el poder electoral proclamó a Nicolás Maduro como presidente reelecto.
“Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, rechazamos de manera inequívoca y absoluta la orden de arresto (…) en contra del señor Edmundo González”, reza un comunicado conjunto de esos gobiernos tras la orden judicial para detener al abanderado.
En bloque o de manera individual, el mundo opinó; Estados Unidos dijo: “Nos sumamos a la creciente lista de socios internacionales que condenan esta orden de arresto injustificada”. La Unión Europea publicó en la red X su “rechazo categórico” a la orden de detención, y exhortó a las autoridades a que “respeten la libertad, integridad y derechos humanos” de González. Los ministros de Exteriores de Italia, Chile y España, hicieron demandas similares.
Más de 2.000 personas fueron detenidas a raíz de las protestas que siguieron a la proclamación de Maduro como presidente reelecto, el 29 de julio, y en reclamo de que el poder electoral publicase los resultados completos de la elección, según indicaban sus propias normas y lo cual nunca ocurrió.
En la represión de las protestas murieron 25 personas, decenas resultaron heridos, entre los detenidos hubo al menos 114 adolescentes -86 fueron liberados con régimen condicional-, así como dirigentes políticos, abogados que colaboraban con la oposición, activistas de derechos humanos y periodistas.
Maduro acudió al Tribunal Supremo de Justicia para que validase el resultado anunciado por el poder electoral, lo que hizo la Sala Constitucional de esa corte, y la Asamblea Nacional legislativa avanzó en leyes de control de las organizaciones civiles y para castigar las expresiones que consideradas fascistas o neofascistas.
Los poderes nacionales en Venezuela están en manos de la corriente oficialista, el Partido Socialista Unido, y las Fuerzas Armadas han reiterado su total lealtad al presidente Maduro.
El gobernante hizo cambios en su gabinete para reforzarlo con figuras partidarias de “mano dura” contra la oposición, y ordenó remodelar dos prisiones como “cárceles de máxima seguridad” para recluir allí a los manifestantes acusados de terrorismo.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) declaró que en Venezuela “hay un clima de miedo”.
En la controversia sobre los resultados y la validez de la proclamada reelección de Maduro -en el poder desde 2013- han tratado de mediar, hasta ahora sin éxito, los presidentes Gustavo Petro de Colombia, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Andrés Manuel López Obrador de México.
Según el poder electoral, Maduro fue elegido con 6,4 millones de votos (51,95%) frente a 5,3 millones (43,18%) de González y cifras muy pequeñas para otros aspirantes, mientras que según la oposición González ganó con al menos 7,3 millones de votos (67,08%) y Maduro obtuvo 3,3 millones (30,46%).
Las misiones de observación electoral de la Secretaría General de las Naciones Unidas y del estadounidense Centro Carter señalaron numerosas irregularidades en el proceso, negaron validez a las cifras oficiales y opinaron que son consistentes los documentos y resultados ofrecidos por la oposición.
El autoritarismo en Venezuela, cae de Maduro.


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