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Impresión en 3D, una nueva forma de producir

Aunque muchas impresoras llegaron a los hogares, su función más importante hoy la cumplen en el proceso  de diseño industrial.

Por redacción
| 17 de septiembre de 2017

Con una impresora 3D se pueden producir dentaduras, joyas, autopartes y repuestos para un avión. Tener un spinner para que un chico juegue mil horas sólo requiere de 30 minutos de impresión y si los más chiquitos de la casa necesitan un calzado, en tres horas sus padres se lo pueden brindar desde esa impresora con filamento termoplástico. Incluso los que ya la incorporaron al proceso de producción apuestan a que esta tecnología será la base de las fábricas en poco tiempo. Pero todavía la impresión en tres dimensiones se debate entre ser un furor o una novedosa forma de obtener productos de manera fácil, rápida y a bajo costo.

 

Mariano Luzza, coordinador de los talleres extracurriculares de Robótica de la ULP, la definió como “una tecnología disruptiva que puede imprimir un objeto en sus tres dimensiones y se ha popularizado en el último tiempo por el fácil acceso que se tiene a la maquinaria, a pesar de que existe hace unos 30 años”. El licenciado en Computación indicó que “permite materializar todo tipo de elementos y está al alcance de cualquier persona porque ya no hace falta tener un laboratorio para usarla. Además cada día bajan los costos para adquirir una o armarla directamente”.

 

Hoy con esta impresora se pueden producir desde pequeñas piezas hasta grandes elementos porque aunque el tamaño de una impresora estándar no tiene un gran campo de trabajo, se puede imprimir por partes y después unirlas hasta lograr algo de mayores dimensiones. Incluso hoy ya existe una máquina que puede “imprimir” una vivienda, que idearon los ingenieros Franco Sabbatini, José Luperi y Franco Soffietti, egresados de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

 

Luzza explicó que “los materiales que se utilizan son: plásticos, metales, cerámica y maderas; pero el más conocido por ahora es el PLA, un sintético de origen vegetal. Pero hay de otros tipos de plásticos derivados del petróleo. Y también han surgido otros que varían según lo que se pretenda lograr: más rígidos o flexibles”.

 

El coordinador destacó que una de las virtudes de esta forma de producir es que “cuando uno imprime en 3D es distinto a lo que se hace normalmente con una pieza en serie, donde primero se hace un molde con matricería y luego se lo rellena con algún material. Con esta tecnología no hace falta que toda la pieza esté rellena porque por dentro se forma una especie de malla o tela de araña que según los parámetros que la impresión genere, puede tener una apariencia por fuera de muy buena rigidez, igual que si fuera una pieza entera. También señaló que “según el material utilizado, se puede lograr una trama que con el molde tradicional es imposible. Y hay objetos únicos que sólo se pueden crear con impresoras 3D porque llevan ciertos mecanismos que ya vienen unidos y que al momento de imprimirlos los hace únicos ya que no se parecen a ningún otro”.

 

 

Cambios

 

Luzza aseguró que “la impresión 3D no va a reemplazar a la fabricación en serie, al menos en el corto plazo.  Esto es importante destacarlo porque alguna gente puede pensar que se puede comprar una impresora y montar una fábrica”. Pero sí ponderó que “para piezas únicas o personalizadas, es ideal. Si uno tiene que hacer un prototipo, un muñeco para tatuarle su nombre; es el campo indicado para hacer una matriz”. Y remarcó que “la personalización creo que es el nicho donde la impresión 3D está mejor posicionada, porque se trata de objetos únicos, prototipos o elementos que ya existen, pero que están discontinuados o que una persona puede adaptarlo a su gusto o comodidad”.

 

Una impresión 3D todavía tarda mucho tiempo porque depende del nivel de detalle que se necesite. Y cuanto más exigente sea, más tiempo llevará. Hasta 24 horas puede tardar en terminarse una figura.

 

 

Ideal para la ciencia

 

El campo donde más se utiliza esta técnica hoy es en la medicina: es común imprimir prótesis externas que dentro de todo es sencillo de realizar si antes se hizo alguna buena capacitación. Por ejemplo, un médico puede  tomar los datos de una tomografía computada e imprimir los órganos de su paciente exactamente como están en ese momento, lo imprime en 3D en y luego los analiza antes de realizar alguna cirugía. Y sin tener que ir al quirófano, puede intervenir a la persona y usar más tiempo de la operación en investigar cómo está realmente la zona afectada. Ahora ese paso lo puede hacer antes en el consultorio y así la operación baja su complejidad y se optimiza el tiempo en la sala de operaciones. 

 

“La otra opción es imprimir una prótesis para introducirla dentro de un organismo, aunque en ese caso se requiere de una impresora que trabaje con un material llamado titanio, que ahora existe”, contó Luzza. Pero aclaró que “es necesaria una legislación que permita hacer este tipo de intervención médica que por supuesto van a ser mucho mejores porque serán especiales para cada paciente”.

 

La otra opción que destacó fue “la impresión de órganos a través de células madre que permitirá regenerarlos. Y no tendría ningún problema de rechazo porque estaría hecho con las mismas células de ese organismo”.

 

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