Desde aquel joven enamoradizo que brindaba serenatas espontáneas por las calles de San Luis a este hombre de 62 años, dos veces padre y cuatro veces abuelo, han pasado 40 años de música y canciones. Héctor "El Chango" Ayala es un representante genuino del folclore provincial, un hombre apegado a su pasión y a su guitarra.
Toca hoy con Aldo Monges y Los Cantores del Alba a las 13, en el Salón de las Estrellas, en Centenario y Don Bosco.
Si bien nació en Valle Hermoso, en el centro de Córdoba, Ayala se considera puntano por decisión ajena. Tenía dos años cuando sus padres se vinieron a vivir al barrio Sosa Loyola, uno de los más populosos de aquel entonces.
De sangre folclórica (su padre es hermano de Santiago Ayala, "El Chúcaro"), cuando el joven Héctor regresó a Córdoba para estudiar Abogacía pasó más tiempos en las peñas universitarias que en las aulas. Así comenzó una carrera que hoy celebra sus cuatro décadas.
En la peña que organizó hoy, el trovador romántico que ahora vive en el barrio Jardín Aeropuerto compartirá escenario con un grupo de amigos que quisieron homenajearlo. A partir de las 13, en el Salón de las Estrellas, en Centenario y Don Bosco, Ayala cerrará una velada que tendrá a Aldo Monges, Los Cantores del Alba, el grupo Seyama, ex Los Antipampa, de La Paz, Mendoza; "El Piqui" Silveira y Alexis López y la Banda de Fuego.
"Son todos compañeros de ruta que quisieron estar en esta fecha tan especial para mí", dijo Ayala, quien desde hace rato es acompañado en su banda por sus hijos Martín y Ricardo.
En su romántica carrera, "El Chango" editó diez discos, todos grabados en Buenos Aires. Y no se sorprende del éxito que formó en localidades del interior cordobés (Río Cuarto, Bell Ville, San Lorenzo) donde lo reciben con aplausos casi todos los fines de semana. "De todas maneras, una de las claves de los artistas es no repetirse. Hay algunas localidades de las que me llaman tres veces al mes, pero si no tengo algo para sorprender al público prefiero no ir", explicó.
Para Ayala, uno de los pilares en la permanencia de su figura arriba de los escenarios es la responsabilidad con la que se tomó su carrera. "Mi laburo es la canción, y para cantar tengo que tener bien la garganta. Tengo una vida relativamente ordenada", dijo el artista.
En parte, ese acomodamiento vital del cantante comenzó hace poco más de un año, cuando tuvo un problema de corazón que lo hizo ver a un médico después de mucho tiempo.
La muerte reciente de su amigo Juanón Lucero lo golpeó de una manera especial y le hizo recordar algunos episodios de su vida relacionado con la salud de sus camaradas. Uno de ellos fue el día que Carlos Torres Vila se enfermó en su casa poco antes de su muerte.
"Estábamos comiendo y esperando la hora para ir a cantar a la Villa de la Quebrada cuando me dijo que tenía ganas de ir al baño. Como no salía, le pregunté si estaba bien y me pidió que lo lleváramos a un hospital", recordó el cantante.
Más allá de esos momentos tristes, "El Chango" tiene más historias de satisfacciones que compartir. Dijo que trabajar con grandes como Pino Raimondi, El Dúo Arenal (aquel histórico conjunto de Víctor Sosa Ramírez) y musicalizar letras de Roque Luis Rivas se inscriben entre sus logros más recordados, al igual que su coherencia. "Yo siempre he seguido mi línea tanto arriba como abajo del escenario. Me gusta cantar cosas que tengan un mensaje, que digan algo, pero que la gente lo entienda".
En eso, hay un punto de relación con uno de los cantantes que lo acompañarán hoy al mediodía en el Salón de las Estrellas. Ayala y Aldo Monges son amigos desde hace 27 años y varias veces han recorrido los escenarios como este fin de semana. El viernes estuvieron en Villa Mercedes, anoche actuaron en La Paz y hoy cerrarán la serie de recitales en San Luis.
Esa amistad permite algunas licencias que ambos artistas agradecen mutuamente. Una de las pocas que se permite revelar "El Chango" es la siguiente: "A veces, Aldo se olvida de la letra arriba del escenario y se la termino cantando yo, pero parece que estuviera ensayado". Años de trayectoria hacen posibles cosas como esas.
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