El frío volvió a San Luis después de un fin de semana donde la temperatura superó los 30 grados. Tal vez eso fue un factor determinante para que la concurrencia del martes en el Salón Blanco de Terrazas del Portezuelo no haya sido tan populosa como las anteriores del ciclo.
La presentación de Héctor “El Chango” Ayala y su conjunto comenzó pasadas las 17, cuando algunos de los integrantes del grupo, que esperaban entre el público, se dirigieron al escenario y se calzaron los instrumentos.
Las luces bajaron cuando los músicos, de camisa y pantalón negro, comenzaron con los primeros acordes, mientras el cantante subía al escenario con un abotonado traje color crudo y camisa oscura.
El primer tema fue “Copas y copas”, luego vino el vals “Una canción” y siguió la zamba “La engañera”. Para ese entonces un grupo de asistentes hizo notar su entrada cuando la puerta chilló en medio del show, lo que hizo que se acomodaran rápidamente.
A continuación, la alegre canción escrita por Jorge Cafrune, “Cholos y cholitas”, despertó al público que permanecía un tanto rígido. Pero el cantante alegró a todos y los hizo tararear: “Llegaron las fiestas de los carnavales, basta de tristeza, curarse los males…” y las palmas lograron acompañar el ritmo de carnaval”.
Luego, el sobrino de “El Chúcaro” anunció la próxima canción, “Quiero traer el recuerdo a este Salón Blanco de Roque Luis Rivas, un autor puntano que contó la historia de una madre campesina, que no es lo mismo que una madre de ciudad. Sin agua, sin luz es otra vida, en base a lo que vivió de pequeño él compuso esta zamba. Yo se la dediqué a la madre de un chico que me acompañó mucho tiempo y vivía detrás de las Sierras de las Quijadas en un paraje muy agreste”, dijo e interpretó sentidamente la zamba “Madre campesina”.
Las luces habían bajado, pero aún danzaban coloridas en todo el salón cuando sonaron las nostálgicas “Ojalá que te vaya bonito”, “Amigos” y “No volveré”, que dirigieron al público directo a sus recuerdos de enamorados.
Ayala con dos de sus hijos en el escenario hizo un breve repaso musical por los más de cuarenta años de carrera, desde folclore, hasta música popular romántica con algunas baladas.
Con diez discos grabados, el cantante aún interpreta las serenatas de amor como la primera vez. Y aunque toca espléndidamente la guitarra, esta vez su compañera quedó sobre el escenario mirando al público hasta el final.
Los músicos que lo acompañaron fueron Ricardo Ayala en guitarra rítmica, Ariel Barroso, que hizo su debut en esa formación, en segunda guitarra y Matías Ayala en piano. A Salvador Oyarce lo presentó como “el hombre que dice que va a morir con el acordeón colgado, un artista que vino de Buenos Aires y Mendoza, pero se radicó en San Luis”.
Hacia el final del recital, Ayala no olvidó a los organizadores del ciclo: “Queremos darle las gracias a toda la gente que hace posible este ciclo, a la gente del Gobierno de la Provincia, del sonido y de las cámaras. Es espectacular cómo trabajan los técnicos y todo lo que hacen para que esto salga bien”, dijo muy agradecido y siguió con la conocida zamba “Por una mirada”.
Para cerrar se despidieron con “Mendigo rey”, una canción de su amigo Aldo Monges.
El ciclo de conciertos continuará este jueves con la presentación del grupo de rock de Villa Mercedes "Pulsar" y el viernes, también a partir de las 17, el conservatorio Johann Sebastian Bach dará su concierto anual en Terrazas del Portezuelo.
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