La oleada de furia desatada por el crimen de un joven negro en Ferguson, Estados Unidos, tuvo su segunda jornada de protestas y violencia entre la noche de este martes y la madrugada del miércoles. Miles de personas salieron a las calles a condenar el asesinato cometido por un policía, al que la Justicia del país norteamericano exoneró.
Las manifestaciones con rasgos de mayor violencia sucedieron en Missouri y St.Louis (en total fueron unas 170 ciudades), volvieron a ser violentas, donde hubo 44 detenciones que, sumadas a las que se produjeron durante en primera instancia, los detenidos por disturbios llegan a un total de 90.
Entre los destrozos, las autoridades contabilizaron la rotura de vidrios en la alcaldía de Ferguson y una patrulla incendiada. La rabia de los que protestaban incluyó pedradas y el lanzamiento de bombas molotov.
Pese a los nuevos registros de violencia registrados en las últimas horas, el jefe de la Policía del condado de Saint Louis, Jon Belmar, indicó que "la noche estuvo mejor" y menos agitada que la vivida el lunes. Agregó además que las fuerzas de seguridad no tuvieron que utilizar gases lacrimógenos.
El contingente desplegado en Ferguson por la Guardia Nacional fue triplicado y 2.200 efectivos de esa fuerza especial, que está conformada por militares de la reserva y que se utiliza para contener emergencias.
El pasado 9 de agosto, el policía Darren Wilson mató al joven negro Michael Brown de varios disparos. En su defensa alegó que forcejeó con el joven, que le hizo frente y se negó a rendirse.


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