La mentira de Esperanza Alejandra Barzola duró poco. Cuando llegó al Hospital San Luis con su hija, Nazarena Molina, de cinco meses, ayer a las 11:10, dijo que la beba se había caído del changuito. Pero la versión se le hizo trizas apenas los médicos revisaron a la nena, que ya estaba muerta cuando ingresó al centro asistencial. Tenía marcas de trompadas en la cara y la espalda, las orejas casi arrancadas a tirones y quemaduras de cigarrillo en la colita.
Después Esperanza, de 23 años, terminó por confesar que su pareja, Mario Molina, padre de la beba, siempre les pegaba a las dos. Y que hace dos días, a Nazarena “la había golpeado muy feo”. La joven contó que a Mario le molestan los chicos y que cada vez que Nazarena lloraba, él se alteraba y la golpeaba, informó el jefe de la Comisaría 4ª, comisario inspector Ramón Domínguez.
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