El sueño cumplido de una joven bailarina que sabe lo que quiere

Tiene tan sólo 18 años y ya trabaja en lo que siente como su vocación. Camila Partenza, la reina  de batería de la scola de samba Sierras del Carnaval, tiene la tarea de llevar al sambódromo su indiscutible belleza acompañada con gracia y talento para sambar. Esas son las tres premisas claves para cualquier Reina y Camila sabe cumplirlas sin ningún esfuerzo, parece que nació para ese rol.

Camila Partenza tiene tan sólo 18 años y ya trabaja en lo que siente como su vocación.

“Siempre soñé con esto, soy una mujer fuerte y me gustan los desafíos. Venirme acá sola y dejar a mi familia ya fue un desafío”, le dijo Camila a ETC, una joven que nació en Nogolí pero a sus tres años se trasladó junto a su madre a Mendoza.  Actualmente vive en la capital puntana, decidió venir para seguir con su carrera de bailarina y poder cumplir con las demandas que tanto le agradan de la scola de samba Sierras del Carnaval. 

“A los ocho comencé a bailar aeróbica deportiva, pero a los diez me empezó a gustar lo brasilero, lo veía y me gustaba mucho, pero no me animaba. A los doce estaba en una competencia bailando aeróbica y vi a las chicas que bailaban brasilero y me decidí,  empecé a bailar esa música y desde allá, en Mendoza, conocí el Carnaval de Río en San Luis”, recordó.

En la primera edición no participó pero sí en la segunda. “Ese año desfilé con mi scola de Mendoza,  en la tercera edición ya fui pasista, en la cuarta fui reina y ahora, en la quinta, de nuevo soy reina”, explicó Camila, quien en la cuarta edición del Carnaval de Río en San Luis ya se había trasladado definitivamente a esta ciudad para ser parte de la scola local.

La decisión de vivir en San Luis fue acompaña por sus intensas ganas de dedicarse a la samba. “Me ofrecieron trabajar en esto y lo aproveché, es lo que me gusta”, acotó la joven que desde los quince da clases de baile brasilero aunque ahora está abocada a las tareas que tiene como reina. “Viajamos mucho para promocionar el carnaval. Hemos ido a Rosario, San Juan, Mendoza y varias veces a Buenos Aires”, agregó.

Otro de sus trabajos es asistir a los profesores brasileros que  dan clases de samba en los talleres que anualmente se dictan en Villa Mercedes, Merlo y Concarán, entre otros lugares de la provincia. En esos talleres los interesados se capacitan para posteriormente integrar las comparsas del carnaval, y ahí está Camila para colaborar.

La reina está enamorada de esta tradición brasilera. Esa locura que vive cada año la termina de convencer y reafirmar su camino.   “Voy en frente de la batería y tengo que transmitir alegría y bailar a full. Es un momento que se pasa muy  rápido, el recorrido en el sambódromo se hace en  una hora y cuarenta minutos. Todo es muy intenso, es un trabajo enorme. Son días locos e increíbles. La energía de la gente, el compartir ese momento con los de acá y con los brasileros, es algo que siempre guardo con cariño, cada año me hago un montón de amigos”, reflexiona, y a cada instante deja claro que ama la cultura del país vecino. “En cada edición siento que vivo un poco lo que es Río de Janeiro, eso me emociona”, expresó.

La oportunidad de ser la reina la ayudó a cumplir otro de sus sueños y Camila pudo bailar en el 2013 en el Carnaval de Río de Janeiro.  “El año pasado me fui un mes para allá y participé en dos scolas. Bailé dos noches y fue lo más lindo de mi vida, me encantó ver como los brasileros aman lo que hacen, fue una experiencia inolvidable”, recuerda Camila, una chica que conoció su vocación de niña y hoy se esfuerza diariamente para continuar en el sendero de los deseos que se cumplen.