SAN LUIS - Sabado 04 de Mayo de 2024

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Está grave una policía que fue apedreada por una mujer

Por redacción
| 01 de abril de 2014
El minimercado atacado en el barrio ATE II, por calle Pedro Díaz, entre Uruguay y 1° de Mayo. | José Morales

“Era para mí. Esa piedra, pedazo de cemento, no sé qué, era para mí. Pero tuvo tan mala suerte la chica, que estaba a mi lado, que el escombro le pegó a ella, en la cabeza. Cuando me di vuelta, la alcanzo a ver. Cayó como una bolsa de papas", cuenta todavía impresionado Osvaldo González. El comerciante era custodiado por unos efectivos cuando se perfilaba hacia la Comisaría 30ª de Villa Mercedes. El hombre iba a contar lo que había pasado unas horas antes, cuando forcejeó con un adolescente que, en compañía de otros, había atacado su negocio. Pero la tía del menor, junto a una turba de familiares y conocidos, se adelantó, buscó hacer justicia por mano propia y le fue mal. Hirió a una joven policía que aún no sale de la terapia intensiva.
Milagros Becerra se recupera en el Hospital Privado de la villa. Según informó una fuente, ahora está despierta, lúcida y en compañía de su madre.
La alférez de 22 años es mamá y vecina de Justo Daract. Forma parte de la última camada de efectivos que ingresaron en la fuerza, en diciembre. Desde que se recibió, viaja todos los días hasta Villa Mercedes para cubrir una de las guardias de la Seccional 30ª. Por lo que dijeron sus compañeros, hasta el momento no le había tocado pasar por algo así.
Casi todo sucedió a las afueras de un minimercado del barrio ATE II de Villa Mercedes, por calle Pedro Díaz, entre Uruguay y 1° de Mayo. La pelea que desató el ataque ocurrió alrededor de las 19. "Yo atendía unos clientes cuando noto que, otra vez, los chicos de siempre empezaron a tirar piedras", contó González. Los cascotazos venían de la calle e iban dirigidos al costado izquierdo del frente de su comercio.
El hombre es vecino del barrio desde hace años. Dice que desde que abrió el mercadito, hace cinco años y cuatro meses, no tiene paz. "Cada dos por tres me tiran cosas y me rompen algo nuevo", contó. "Incluso, antes de inaugurar ya me habían roto varias veces los vidrios. No sé por qué están ensañados conmigo. He ido a hablar con los padres. Siempre me dicen lo mismo, que sus hijos no pueden ser", explicó.
"Salí con mi hijastro, de 18 años. A correrlos, a decirles que dejen de tirar piedras, pero nada más. Y los chicos se fueron. No le pegué a nadie, como dicen", desmintió. Eran tres jóvenes. González no pudo calcularles bien la edad. Lo que es seguro es que uno tenía 14.
De ese dato, el comerciante, se enteró después. A la hora, cuando la policía lo citó porque los papás de ese adolescente lo habían denunciado. Según informó el oficial principal Sergio Sosa Muñoz, lo acusaron de haber golpeado al menor, que debió ser asistido en el policlínico regional "Juan Domingo Perón". Según Osvaldo, eso nunca pasó. "Tengo 53 años, no estoy ni para corretear a un chico de catorce", se justificó.
Le haya pegado o no, los familiares del pibe lo querían linchar a toda costa. Afuera del mercadito lo esperaban. Era un grupo de casi treinta personas, en el que había más mujeres que hombres.
"Esperé a cerrar el negocio y llamé a la Policía, para que me acompañara hasta la comisaría. No me iba a ir solo", aclaró. Desde allí hasta la dependencia policial hay una cuadra y media.
González iba con su mujer. Los custodiaban cinco efectivos. "Me decían de todo, que por qué le pegué (al menor de 14 años). Y, cuando podían, nos tiraban patadas", detalló. Según rescató, en ningún momento, los uniformados les respondieron a los agresores con violencia y buscaron siempre "apaciguar las aguas".
De la nada, de un instante a otro, una de las mujeres agarró un pedazo de escombro, que vio al pasar, le apuntó a Osvaldo y se lo tiró. El trozo de cemento terminó en el parietal derecho de Becerra. Es que la alférez estaba a la izquierda, a sólo un metro del verdadero blanco. Se desplomó ahí nomás.
Estuvo inconsciente unos 20 minutos. "A nosotros, para evitar que la cosa empeorara, nos dijeron que nos apresuráramos para llegar a la seccional. Era impresionante cómo sangraba esa pobre chica", indicó Osvaldo.
Después, los agresores se dispersaron, se escabulleron por los patios internos que hay en el ATE II. "No la detuvimos todavía, pero sabemos quién lastimó a Milagros", aseveró Sosa Muñoz. Es una mujer de 25 años, tía materna del adolescente y sería de otro barrio.

 


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