Cien puntanos ya son dueños de su techo en el Eva Perón

Primero pusieron los cimientos, después hicieron las paredes y finalmente colocaron el techo y pintaron. Y ayer a la mañana, cuando les dieron la casa terminada, se abrazaron a su familia y a sus nuevos vecinos y recordaron cada ladrillo que levantaron. Los cien beneficiarios del Plan Solidaridad que estaban construyendo su vivienda en el barrio Eva Perón concretaron su sueño y el Gobierno organizó una choripaneada para festejar la entrega. Participaron funcionarios del Ejecutivo, legisladores y hasta miembros del Poder Judicial.
A pesar de la llovizna constante y de la pista de barro que se generó alrededor de las casas, los flamantes propietarios  no se perdieron la celebración y fueron hasta el extremo norte de la calle Riobamba a buscar la carpeta con los documentos y la llave de su nuevo hogar. Incluso algunos valientes aprovecharon el traslado para llevar los primeros enseres y cerca del mediodía, cuando finalizó el acto, ya tenían las cortinas puestas. Es el caso de Carlos Rojas, que estaba ansioso por llevar los muebles al sitio en el que vivirá con su hijo Nicolás de 12 años. “Arranqué de cero y aprendí mucho. Nunca me imaginé que yo mismo iba a construir mi casa, pero quedé muy conforme con el resultado. Y verla terminada es un sueño, porque hemos luchado mucho para tenerla”, dijo.
El puntano no fue el único de los beneficiarios que además de obtener una vivienda, se llevó un curso acelerado de construcción. “Mi marido trabajó, pero yo también, hasta tengo fotos haciendo la casa. Ahora sabemos revocar, hacer fino, cómo levantar una columna. Nunca más  vamos a llamar a un albañil, realizamos todo nosotros”, afirmó con una gran sonrisa Elena Chauque. Y agregó: “Hay muchas familias que trabajaron a la par y hoy (por ayer) se merecen esta recompensa”.
A diferencia de los otros programas habitacionales (Progreso y Sueños),  en el Plan Solidaridad la provincia aporta los materiales y el lote y los futuros dueños colaboran con la mano de obra, aunque son asesorados por arquitectos e ingenieros del Ministerio de la Vivienda. También cuentan con la colaboración de los trabajadores de Inclusión Social. Cuando la casa está lista, los beneficiarios comienzan a pagar 300 cuotas de $130.
Las viviendas tienen 54 metros cuadrados y cuentan con dos habitaciones, cocina comedor, baño equipado con toda la grifería y cerámico, piso de cemento alisado, aberturas de aluminio, techo de chapa y un espacio en la entrada que está cubierto con madera. Además, están diseñadas con posibilidad de ampliación, ya que en total cada terreno abarca 10 x 30 metros.