En épocas de descargas digitales hay quienes todavía apuestan al soporte físico para difundir su música. Y lo hacen con cierto grado de inconciencia: “Somos independientes y llevar un disco a esta instancia es un premio a la constancia y al tesón”, explicó Martín Viñals, bajista, voz líder y fundador de "Vorsoto y la pavota", la banda que acaba de lanzar "Niño de Groelandia", su segundo disco.
En su oficina de publicitario, entre alarmas de mails y llamados que entran a su IPhone, Martín cierra la puerta y logra paz. “El primer tema muestra la evolución, con mucha actitud al frente, diciendo ‘éstos somos ahora’. Sigue otro con melodía y ritmo más acentuados. En dos tracks definimos esa evolución”, dijo una vez que se puso a hablar del disco.
Ya quedan pocas de las 1.000 copias editadas de "Niño...", que tiene un packaging provocador, que sorprende con el paisaje arbolado de La Florida y las letras encolumnadas en un súper póster, que forma la cara de cubo del pibe groenlandés. Un detalle: en el cd está el código QR que linkea a la página web del grupo.
“En una fiesta tocamos algo de Las Pelotas, Sumo y La Vela Puerca” explicó Martín sobre el génesis del grupo y de cómo mutó de un cuarteto acústico de guitarras y cajón peruano a un combo con vientos y percusión.
La condición a seguir era interpretar temas propios, un objetivo alcanzado en "Living", el primer cd, y que continúa en éste. “Pensamos en hacer un disco doble pero entró todo en uno”, agregó Viñals.
Para el cantante, la nueva formación aumentó la masa acústica de la banda. "Eramos cuatro, ahora somos siete, todo se complica un poco más pero el resultado es éste”.
En las presentaciones en vivo, "Vorsoto..." rescatará pocos temas acústicos, porque “hay algunos que no pueden ser tocados de otra manera", agregó Viñals, quien considera que hay otras canciones que "piden a gritos una reedición"
"Living le gusta a un perfil de gente con onda acústica, despojada. ‘Niño de Groelandia’ es más para show”, se entusiasmó.
En el monitor de Viñals hay un sticker del logo cuadrado amarillo con tiras negras: la cara de un niño que aparece en el título, en calcos y demás packaging. También hay algunas remeras que andan dando vueltas por ahí.
En la banda, el bajista está acompañado por los hermanos Estanguet, a cargo de las seis cuerdas (Martín ‘Junior’ está en primera guitarra y ‘Puñalada’ Sebastián en la rítmica), Mariano Rodríguez Renaudo en batería, Karina Soria en voz y coros, Fabio González al saxo, Ignacio Soria en percusión y el artista cada vez más invitado y parte de la banda, Martín Quinzio en piano, teclas y synths.
La banda tiene poderosos rocks, tranquilos reggaes, skas furiosos y románticas baladas, logradas en un sonido propio, “Es alucinante”, remató Martín y destacó que el disco se grabó en vivo en el estudio, en un día y medio.
“Hubo un espíritu de tocada en vivo con un hilo conductor de prueba y error, hilando muy fino", agregó sobre la cocina de "Niño...".
Quinzio produjo y grabó los temas tanto en La Casa de la Música, de Villa Mercedes, y en su estudio, Lambda Recording. “Interpretó y logró nuestro sonido, sin tentarse con efectos, cámaras, la parafernalia que te da la tecnología. Metió lo justo para que sea real”, sintetizó el líder.
El grupo cuenta con amigos que participan de los videos ‘Serena’ y el más visto en la web, ‘Ahí va Miguel’, tributo a un amigo que se fue. “Sé que le gustaría, hace honor a su realidad, con eso pagué una deuda de amistad”, concluyó el cantante.
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