Ayer, a las dos de la tarde, cuando otros almorzaban o estaban ya por hacer una siestita, Sergio Daniel Torres recién se disponía a empezar a cocinar en la casa de su madre, en El Volcán. Al menos, eso les dijo un rato después a los policías que lo detuvieron, cuando le preguntaron qué estaba haciendo.
"Además de haber participado en el robo, Torres se habría encargado de reducir los objetos robados”
La aparición de los oficiales de la Comisaría 4ª de San Luis en su casa materna, a orillas de la ruta provincial Nº 20, vino a alterar lo que hasta entonces era una jornada soleada y tranquila para “el Piri” Torres, de 18 años. Al parecer, no lo había perturbado la noticia de que lo buscaban como el tercer acusado de participar en el asesinato de Bernardo Abraham Kravetz, en la estancia “El Verano”, a seis kilómetros de Buena Esperanza.
El sosiego del que disfrutaba en la localidad serrana, a diecinueve kilómetros de San Luis, no es señal de que no supiera que lo rozaba la investigación por el crimen cometido el 31 de diciembre pasado. Cuando de casualidad salió al patio y vio a los policías encaminarse a su casa, ubicada a cincuenta metros de la ruta en dirección a las sierras, salió corriendo, informó el jefe de la Seccional 4ª, comisario Ramón Domínguez. Pero no lo dejaron escapar.
“Teníamos conocimiento de que interesaba la detención de Torres por la causa de Kravetz porque la semana pasada la comisaría de Buena Esperanza había hecho un allanamiento en la casa que sus padres tienen en el barrio 1º de Mayo”, señaló Domínguez. Ese barrio está dentro de la jurisdicción de su comisaría, en el extremo oeste de la capital.
Allí “secuestraron chips de teléfono, ropa y una notebook”, recordó el comisario. El juez Penal Nº 1 de Villa Mercedes, Alfredo Cuello, había ordenado “que secuestraran prendas de vestir, elementos de computación, celulares y chips, para cotejar”, ya que durante cuatro meses los investigadores habían rastreado las comunicaciones telefónicas entre los sospechosos.
A partir de entonces “la brigada de la comisaría empezó a rastrear a Torres y pusimos una consigna (vigilancia) en la casa de su madre, en el kilómetro 19 de la ruta 20”, detalló el policía.
La vivienda está ubicada a doscientos metros al sur de la rotonda de El Volcán donde se separan los caminos que van a El Trapiche y La Toma.
Torres es primo de los hermanastros detenidos el jueves pasado por el crimen: Federico Páez, de 20 años, y Maximiliano Bustos, de 19.
Páez se crió en Buena Esperanza, pero Bustos, su hermano por parte de madre, vivió mucho tiempo en Corral de Lorca, Mendoza, y luego se radicó en el barrio 1º de Mayo de la capital puntana. Allí estrechó el vínculo con su primo, Sergio Torres.
En los últimos días de diciembre del año pasado los primos viajaron al sur, para encontrarse con Federico.
Al reunirse en Buena Esperanza habrían concebido el plan de ir a la estancia de Kravetz a robarle una vaca para comer en la cena de fin de año.
Cuando fueron al campo, contra lo que habían previsto, fueron sorprendidos por el estanciero, que les habría efectuado unos disparos para ahuyentarlos. Pero no se intimidaron. Lo encararon y lo golpearon tanto, entre los tres, que le causaron la muerte.
Le robaron un celular y al menos tres armas de fuego: una escopeta, un fusil y un revólver 38.
“Le vamos a consultar al juez Cuello, a ver cuándo vamos a buscar al detenido”, informó anoche el subjefe de la Comisaría 19ª de Buena Esperanza, comisario mayor Rodolfo Tula.
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