Pollo, empanadas y sándwiches, la oferta para comer en la Villa

Cansados de caminar y de subir el calvario, pero bien alimentados. Esa parece ser la premisa de quienes se acercaron ayer a la Villa de la Quebrada, que además de visitar al Cristo y renovar su fe, aprovecharon para almorzar en el Municipio o comprar algunas delicias para acompañar el mate. La propuesta gastronómica de la localidad incluye carnes asadas, todo tipo de sándwiches, hasta pastas y guisos. El precio varía de acuerdo al plato y la cantidad de porciones, pero los precios oscilan entre $25 y $100.
Cerca del mediodía, una familia esperaba una docena de empanadas, apoyados en el mostrador de uno de los puestos ubicados en la calle de ingreso al pueblo. El pedido les costó $40. Pero en el local de Sabrina había varias comidas para probar. Tenía pizza a $40, pollo con papas fritas a $80 o a $100 si le sumaban gaseosa y vino para acompañar. Y, para los más tradicionales, ofrecían porciones de locro a $35. “Ahora hay mucho movimiento. También se vende bastante el 3 de mayo”, dijo la mujer, quien hace más de diez días que está trabajando en la Villa, ya que aprovechó la Semana Santa para ofrecer sus preparaciones. Y no está sola. Toda la familia atiende el negocio, arma los pedidos o se encargan de la caja. No ocurrió lo mismo con otros comercios que visitó El Diario, que abrieron sus puertas el miércoles a la tarde, para recibir con distintas propuestas a los primeros promesantes.
En el local de Sebastián, los platos tenían precios similares a los de Sabrina. El pollo asado estaba a $80, la docena de empanadas a $45 y los choripanes a $25, que es el mismo precio que tenía en otros puestos dedicados exclusivamente a esa variedad de sándwiches. Incluso por la calle de ingreso, había uno que ofrecía chorizos de cerdo y el valor de cada unidad era de $30 solo y $40 con bebida. Para acompañar sus platos, el negocio de Sebastián tenía cerveza a $20 y gaseosas de un litro y medio y dos litros y cuarto a $15 y $25 respectivamente.
Uno de los comercios, que tenía mesitas para sentarse y hasta televisores para que sus clientes se distraigan durante el almuerzo, ofrecía una promoción para conformar a toda la familia: una pizza, una docena de empanadas y gaseosa a $100, mientras que en otro de los puestos ofrecían porciones de arroz con pollo o tallarines a $30. Los puntanos que querían comer mientras recorrían el pueblo o miraban los locales de ropa, artesanías y bijouterie, tenían la opción de pedir un sándwiche de milanesa a los vendedores ambulantes o comprar un pancho o un cono de papas fritas. El primero costaba $25 y los otros dos $15 cada uno.
Para llevar y disfrutar en casa, había promociones de fiambres: hormas de queso criollo a $100, dos salamines por $70 y una mortadela, un queso de cerdo y dos salamines a $100.