Un nene murió al estrellarse un auto contra un poste de luz

Veinte minutos antes había pasado por el mismo lugar, pero para el sentido contrario. Esa primera vez lo hizo a una velocidad permitida, la que establece el Municipio sobre una avenida: a 50 kilómetros por hora. La baja intensidad le permitió estirar la mano y saludar a unos amigos de la gomería de 25 de Mayo y Bolívar, en Villa Mercedes. La gente del taller mecánico hasta alcanzó a ver que Fabián Muñoz llevaba, en el asiento del compañero, a su nene de cinco años. El viaje de regreso, en cambio, no le dio tiempo a nada. Según relató uno de esos conocidos, el joven volvió tan rápido que, al pasar por las vías del ferrocarril, la puerta del lado donde estaba sentado su hijo se abrió y, en el intento por cerrarla, el auto terminó contra una columna de alumbrado público. Tras ocho horas de luchar por su vida, la criatura murió.

"La criatura tenía hundimiento de cráneo, traumatismo de abdomen, fractura de fémur derecho"

Hasta esta tarde, en el parte que los médicos del Policlínico "Juan Domingo Perón"  le dieron a los efectivos de la Subcomisaría 24° sólo informaba que el estado de salud del pequeño Benjamín era reservado. Según trascendió después, desde que ingresó al complejo sanitario, sus especialistas iniciaron los contactos para derivarlo al hospital de San Luis. Pasadas las 14, el nene ya era asistido en la capital puntana.

El director de ese centro médico, Sergio Allende, informó que el chiquito había entrado en coma y que necesitó siempre del respirador artificial. Fue evaluado por un neurocirujano debido a una lesión de hundimiento del cráneo. A las 17:40 su corazón dejó de latir. Allende puntualizó que, además del golpe frontal en la cabeza, sufrió "un traumatismo cerrado de abdomen, una fractura de la órbita derecha y una fractura en el fémur derecho".

Su papá, de 25 años, está fuera de peligro. Le detectaron fractura de la tibia derecha y, de su hueso paralelo, el peroné. Fue enyesado y dado de alta.

Por hacer dos cosas a la vez

El accidente, en definitiva, sucedió en 25 de Mayo casi esquina Santiago del Estero.

Como desde hacía medio año, Luis Rosales, junto a otros empleados de gomería "El Toro" vieron pasar a Fabián en su Fiat 128, blanco. Marchaba por el carril de norte a sur de la avenida. Fue cerca de las 11.

De acuerdo a lo que su señora le detalló después a la Policía, cuando ocurrió la tragedia iban a comprar comida para perros, a un negocio que está cerca de la terminal de ómnibus.

La familia vive en el barrio Campaña del Desierto, a sólo cuatro cuadras de donde ocurrió la tragedia. Fabián no tiene trabajo fijo. Hace changas en campos o como mecánico de camiones.

Dicen que el camino de ida para cumplir con el recado fue tranquilo. "(Fabián) Andaba a una velocidad normal. Cuando iba con la familia siempre manejaba así, nada más cuando iba solo se le daba por andar más fuerte", confió un conocido.

Pero hoy el muchacho hizo una excepción en el viaje de regreso al negocio. "No sé a cuánto iba, pero a ochenta o noventa seguro", calculó Luis.

Al volver, por el carril de sur a norte, el coche no pasó desapercibido el cruce por las vías ferroviarias. "Se ve que, por lo mismo que iba muy fuerte, cuando pasó por ahí la puerta del lado del acompañante se abrió sola. Creo que fue por el mismo salto que dio el auto", contó.

A partir de ahí, el automovilista no pudo retomar el control del volante. Desde atrás Luis alcanzó a ver que "el chico se tiró para abajo, como que estiró la mano para cerrar la puerta. Pero cuando estaba en eso, vio que tenía enfrente un Renault 12", narró.

En este punto surgen dos versiones. Luis dijo que no recuerda si ese vehículo era rojo o azul, pero que está seguro de que era un coche de esa marca y ese modelo. Hay otros conocidos de las víctimas, que también dicen haber visto lo que pasó, que aseguraron que lo que Fabián intentó esquivar no era otro auto, sino una moderna camioneta.

En algo coinciden esos testimonios: el otro rodado estaba estacionado afuera de una casa, pintada de un pálido amarillo, y cuyos dueños se dedican a la venta de semillas.

"Cuando el chico pegó el volantazo para no irse contra el Renault se fue contra el cordón (del boulevard que divide la 25 de Mayo), el auto se levantó, chocó con el poste de luz y se dio vuelta", relató. Con esa última parte, Luis no quiso decir que el Fiat dio tumbos, sino que terminó en el otro carril y hasta con la trompa mirando hacia el sentido que le corresponde (el sur).

"El nene seguía en el asiento, todavía tenía el cinturón puesto. No lloraba ni nada, pero se lo veía despierto", detalló el testigo. "El papá estaba acostado, como atrapado en los asientos de atrás. Se ve que el mismo golpe lo hizo para atrás", dedujo. "Él (Muñoz) estaba consciente, se movía. Quería abrir la puerta, pero no podía porque el asiento de adelante, del acompañante, lo apretaba", agregó. Por lo único que el hombre de 25 años preguntaba era por su hijo.

Mientras la tierra y los trocitos de gramilla del boulevard que levantó el impacto, se asentaban otra vez, Luis y un sobrino regresaron a la gomería. Fueron en búsqueda de una barreta para abrir las puertas del Fiat 128, a las que las mismas hendiduras habían trabado.

"Al chico lo sacamos por la puerta de atrás, del lado del compañero. Tuvimos que tironear el asiento para un lado y para el otro porque lo tenía atrapado", relató. "Cuando quisimos sacar al nene, por la puerta de adelante, ya intervino la Policía", refirió. El rescate lo completaron los bomberos de "El Fortín".

Las ambulancias del Sempro llevaron primero al menor y luego al padre.

En esa última columna de alumbrado, que está diez metros antes de que termine esa parte del boulevard, sólo quedó el recuerdo de los faroles que ya no están y cayeron a causa de la colisión.