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Otra víctima de “Meteoro”: "Tuve la mala suerte de vender mi auto al peor comprador"

Por redacción
| 26 de agosto de 2014
En otra ciudad. El 307 de García fue ubicado en Capital. Suárez se lo "vendió" a un vecino de San Luis.

Vinieron varios interesados, y tuve la mala suerte de vendérselo justo al peor”, se lamentó Osmar Enrique García, un joven de Villa Mercedes que fue estafado por Víctor “Meteoro” Suárez en la venta de un automóvil. Por esa maniobra, el muchacho le entregó su Peugeot 307 gris modelo 2008 y se quedó sin recibir los 90 mil pesos que pedía por él.

 

La Policía estableció la identidad de Suárez porque uno de los denunciantes, Pablo Díaz, entregó un documento que permitió saber quién es.


Ese vehículo fue encontrado en San Luis: fue adquirido por Pablo Díaz, el muchacho que ubicó a Suárez en la terminal de ómnibus y lo increpó, lo que permitió que la Policía detuviera al estafador el jueves cerca de la 01:00. Díaz también denunció a “Meteoro”: asentó en la Policía que le dio 45 mil pesos como parte de pago.

 


Osmar, de 28 años, había decidido desprenderse del 307 que compró hace tres meses para concretar el proyecto de tener su peluquería. Quería convertirse en propietario, ser su propio jefe. Publicó su Peugeot en un sitio de compra-venta, www.OLX.com. Algunas personas se contactaron con Osmar, pero ninguna tenía todo el dinero. Le proponían entregarle vehículos como parte de pago.

 


Por eso, cuando Suárez le ofreció darle en efectivo todo lo que pedía, Osmar “agarró viaje”. Además, le propuso hacer una transferencia bancaria, de modo que él se evitaría andar con ese monto encima o tenerlo en su casa, explicó. Le pareció más seguro hacerlo de ese modo.

 


Como en todos los casos denunciados, Suárez se presentó con una identidad falsa. Le dijo que era el contador Marcelo Bolatti, que vivía en San Luis y trabajaba en Proter & Gamble. “Primero me mandó un mensaje, el jueves 14 de agosto. Quedamos en que iba a ir a la casa de mi mamá a la siesta, en el barrio Teodoro Fels, para ver el auto. Vino en taxi, un Corsa blanco en el que se movilizaba acá en Villa Mercedes. Le pregunte si quería que fuéramos a probarlo, y me dijo que sí. Le ofrecí que condujera él, pero no quiso. Me dijo que él sólo lo iba a manejar si lo compraba”, contó.

 


La corrección fue una característica de toda su presentación: los modales, las palabras que usaba, la ropa. “Vino todo ‘trajeado’, con una camisa con pintitas que después vi en una foto. Al otro día, es decir, el viernes que concretamos el negocio, andaba con una campera de cuero”, recordó.

 


Durante el recorrido para “tantear” el andar del 307, le comentó que el auto no era para él, sino para su mujer, con quien tenía un hijo. “Me contó que él tenía un Audi A3, pero que debía moverse en taxi porque su esposa se lo usaba, por el nene, y que él ya había tenido un Peugeot, por eso quería comprarlo, para que lo utilizara su señora”, refirió Osmar.

 


Al regresar, el falso contador le confirmó que le había gustado el vehículo, convinieron el modo de pago y le indicó que esa misma tarde le iba a llegar un correo electrónico de su gestor, con toda la documentación que necesitaba: formularios 08 y Z, verificación técnica, título automotor, tarjeta verde y azul, en caso de tener.

 


“Al otro día me ocupé de eso. Me hizo ir a una escribanía de la calle Buenos Aires. Me dijo que yo me ocupara de todo, que él me iba a dar el dinero. Eso fue lo único que me pagó, los 400 pesos que gasté en los trámites. Me quedó debiendo 89.600”, aseveró.

 


Tal como le había pedido, Osmar lo llamó cuando tuvo todos los papeles listos. Y se encontraron en un bar del centro, “El Paso”, para terminar el negocio. “Me explicó que no me había hecho la transferencia porque como iba a poner la plata en la cuenta de mi vieja, le iban a hacer problema a ella, por el monto, y que por eso había hecho un depósito en cajero automático. Me dio los tickets. En el mismo sobre amarillo donde tenía los comprobantes, llevaba dos fajitos de billetes, de 10 mil pesos cada uno. Me dijo ‘espero que nadie me haya visto con esta plata encima; recién vengo del banco, te deposité a vos los 90 mil pesos y ahora tengo que ir al Santander Río a depositar 40 mil pesos más’. Había pedido una lágrima para tomar, que suspendió, porque dijo que estaba apurado, le iba a cerrar el banco”, evocó. Y se fue. Fue la última vez que lo vio.

 


Osmar conjetura que el dinero que vio es el de Estefanía Giménez, una chica que denunció que le dio a Suárez 40 mil pesos como parte de pago por un Volkswagen Gol que éste le sacó, con idéntico ardid, a Ceferino Peralta.

 


Pero en el bar, al verlo con ese monto, Osmar no dudó de la buena fe del supuesto comprador. Verlo con esa suma le hizo pensar que sí le había depositado. Más tarde lo llamaron del banco, le informaron que los sobres con los depósitos a su nombre estaban vacíos, se dio cuenta del engaño y fue a la Comisaría 8ª a hacer la denuncia. Allí se encontró con Peralta, quien había sido embaucado del mismo modo.

 


“Mi auto fue encontrado en San Luis por la Policía. Está secuestrado en una seccional, con los papeles y todo. Espero que pronto me lo devuelvan”, anheló.

 


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