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Un magnicidio que conmovió al pueblo y al poder

Por redacción
| 22 de enero de 2015

La muerte del fiscal Alberto Nisman es una noticia que sacude al país de una manera escandalosa. Un fiscal encargado desde hace diez años de investigar la causa AMIA, el atentado que se llevó la vida de 85 personas en la Argentina.
Yo ubicaría el tema como un magnicidio. Un hecho estrepitoso, que conmociona y del que se entera todo el mundo, toda la sociedad. Y que tiene repercusiones en las instituciones, en el poder y que involucra a una persona importante.
Éste es un magnicidio de tal jerarquía, o de tal importancia, que ha tenido y tiene relevancia internacional. El mundo en este momento tiene en sus agendas la lucha contra el terrorismo o la problemática universal que generan los fundamentalistas.
En el atentado a la AMIA, el principal acusado es un grupo fundamentalista y un país está involucrado. El fiscal que estaba a cargo de la causa es un personaje importantísimo. Hace unos días, el fiscal Nisman hizo una acusación muy fuerte que involucra a la Presidenta de la Nación, al canciller de la República y a muy importantes dirigentes gubernamentales oficialistas. Hizo una denuncia por encubrimiento en el caso AMIA, que es de trascendencia, no sólo nacional, sino internacional, que genera muchísimas preguntas.
En lo primero que hay que ubicarse, en el caso Nisman, es que tiene la jerarquía de un magnicidio.

 

"No hay ningún general que se haya suicidado un minuto antes de la batalla. El suicidio inducido que se está insinuando, en realidad es un homicidio"


Gloria Velásquez: Algunos medios y la misma presidenta, a través de esta carta que publicó, hablan de un suicidio.

 


Alberto Rodríguez Saá: En el suicidio hay elementos formales o aparentes que dan la sensación, la apariencia, de un suicidio. Pero hay algo que es muy importante: el móvil. Una persona que se suicida, es una persona que está con un problema agobiante, sin salida, sin solución, en un estado psicológico tal que la vida deja de interesarle y es más sufrimiento vivir, que no vivir. Lejísimo estamos del caso del fiscal Nisman.
El fiscal Nisman, por su trayectoria conocida ampliamente, es una persona que ha sentido un gran goce, placer, satisfacción, convicción por el cargo que desempeñaba, por su prestigio personal, y estaba viviendo sus días más gloriosos, sus horas más gloriosas, su momento máximo de satisfacer su destino, sus expectativas profesionales y al punto de la realización. Es casi como si dijéramos que estaba en un estado de felicidad. Muy opuesto al estado que se requiere, o que uno imagina, que tiene una persona que se va a suicidar. Nadie –y lo digo con mucha fuerza-, nadie se suicida en su hora más gloriosa, y en esto no hay ningún antecedente en la historia de la humanidad. Miren dónde llegó y me atrevo a decirlo: me parece que hay que descartar absolutamente el tema del suicidio porque nadie se suicida en su hora más gloriosa. No hay ningún general en la historia de las batallas, de las guerras, que se haya suicidado un minuto antes de la batalla. Nunca sucedió.
No hay ningún político que se suicidara antes de decir su discurso o antes de asumir el cargo. No imagino a un presidente que va asumir el cargo que se suicida el día antes, o la noche antes. Nadie imagina a un boxeador que está por dar su batalla por el título del mundo y se suicide. Nadie imagina a un ajedrecista, un bailarín de ballet que está por hacer su presentación o a un cantante, que se suicide. Nadie se suicida en su hora más gloriosa. Estamos lejos de que exista un móvil para el suicidio.

 


GV: También se habla de la figura de un suicidio inducido…

 


ARS: Hay dos palabras que se están usando mal. El expediente está caratulado “Muerte dudosa”. No existe la muerte dudosa, existe la muerte. Murió o no murió, está vivo o está muerto. La muerte no es dudosa, la muerte es una certeza. Lo que hay que investigar es la causa de la muerte. La causa es dudosa.
Entonces, la pregunta es: ¿es suicidio? ¿o es homicidio? Yo estaría ya descartando el suicidio y estamos frente a la terrible figura del homicidio, que vamos a analizar un poco.
La primera presentación que hay que hacer es que estamos frente a un magnicidio, está conmovida la sociedad, están conmovidas todas las estructuras del poder, la figura presidencial, los Servicios de Inteligencia, la Policía Federal, la Justicia, la Policía Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires. Están conmovidas todas las instituciones, porque esto es un magnicidio.
El suicidio inducido es cuando una persona se va a suicidar, pero le falta algo para hacerlo, no se anima, tiene una esperanza de algo y se le frustra esa pequeña esperanza que tenía. Se le frustra la ventanita y alguien deliberadamente se la hace frustrar. Pero hay toda una predisposición psicológica al suicidio. A esa persona se le cierra la ventanita y dice “bueno, dale…”. Se le hace ver que esa ventana no se abrirá o no existe. Entonces lo lleva, lo induce, lo empuja al suicidio.
Pero el suicidio inducido que se está insinuando, en realidad es un homicidio. Esto se va a definir cuando se escuche a la familia. Como que al fiscal lo llamaron por teléfono o le mostraron algo por las redes, o alguien entró y lo amenazó con una situación extrema en su familia o en su vida íntima, y que lo indujo a suicidarse. Esto es una amenaza: “Si no te matás te va a suceder algo mucho peor que tu propia muerte”. Eso es un homicidio, no es un suicidio inducido, porque no es la figura anterior que vimos en la que está predispuesto a suicidarse y alguien le cierra una ventana. No, alguien le abre un panorama trágico, tan tremendo, que no tiene otro camino que el suicidio.
Yo a esto lo descartaría porque no existe en este momento ningún elemento que lo lleve a eso. Las manchas que deja el arma al disparar, los rastros de pólvora o de otros elementos que determinan dos pruebas que se hicieron, no están en la mano del fiscal. Sí aparece el dedo índice como agarrotado, pero eso puede ser provocado por alguien que una vez que provocó el disparo o lo mató o lo hizo disparar a él mismo, le dobló el dedo y con el rigor mortis le quedó el dedo así. Cuando alguien se suicida dispara el arma, abre las manos cuando cae y su último gesto es de desplomarse y al caer, afloja los músculos. Después de la caída con el rigor mortis queda en la posición que cayó.

 


GV: Se dice que la puerta de su casa estaba cerrada, que tenía diez custodios.

 


ARS: Lo interesante del caso es que existe bastante transparencia en elementos que sabemos todos. Hay elementos que no sabemos, pero que a medida que se van sabiendo, se van publicando. Hay dos puertas de salida del departamento: la puerta principal y la puerta de servicio, esto es lo que informan los medios. Él estaba en el baño caído, sobre la puerta que bloqueó con su cuerpo al desplomarse. Las puertas estarían con llave, una con llave por dentro y la otra parece que es un sistema de seguridad que sería un código o huellas digitales que manejan muy pocos, o sólo él. Los otros elementos que pueden determinar si entró o no alguien son las cámaras. Y los horarios.
Lo que hay que saber es lo siguiente: si hubo un homicidio, si alguien entró a la casa, obviamente la escena está preparada para que la vea doña Rosa y convencer a doña Rosa. Si le decís que está cerrada con llave por dentro, y ella sabe que está cerrada por dentro, nadie puede haber salido porque cómo la cerraría por dentro. Esto es para doña Rosa.
Algunos ya están diciendo que fueron los Servicios de Inteligencia, y esto sin duda, si fue un homicidio, con alguien que entró a la casa, lo hizo una persona del Servicio de Inteligencia, una persona especializada, no es cualquiera que entró. Por la preparación, los Servicios de Inteligencia están preparados para entrar en forma que no se note a cualquier lugar e irse sin que se note. O sea, que eso de que esté la llave por dentro… hoy hay tecnología con la que lo podés lograr. Las cámaras de seguridad, hay tecnología con las que podés evadirlas. Los códigos, hay formas de evadirlos. Hoy en día se supone, se puede presuponer, que la gente de la custodia conocía el código.
Entran en un estado de sospecha quienes manejan esta tecnología y el propio Gobierno se ha preocupado en informar, en forma indirecta, que hay internas dentro del Servicio de Inteligencia del Estado o el ex SIDE, como quiera llamarse, y es quien maneja la más alta tecnología para estos casos.
Existe un estado de sospecha evidente, primero de que no fue suicidio, nadie en la Argentina se lo va a creer.
En las calles de Buenos Aires, Mar del Plata, Córdoba, Mendoza, prácticamente en todo el país, la gente se pronunció y nadie creyó en el suicidio. La familia ha dicho que no. Si no es suicidio ¿qué es? Es un homicidio. Porque el suicidio inducido no existe.
¿Quiénes están sospechados? Los Servicios de Inteligencia, la Policía Federal que custodió. ¿Quiénes están sospechados? Otros que pueden haber tenido la oportunidad de velar por la seguridad y lo tomaron con liviandad, y de alguna manera lo dejaron solo.

 


GV: ¿Qué sería lo políticamente correcto para hacer en un hecho con repercusiones tan graves? El Servicio de Inteligencia del Estado trabaja para el Estado...

 


ARS: Si hay internas en la Justicia, si hay internas en los Servicios de Inteligencia y si el Gobierno es la Federal y el ministro Berni estuvo presente antes que la familia en el hecho y hay cierto estado de sospecha por una relación de móvil más directo... Si el hombre está por denunciar por encubrimiento a los principales personajes del Poder Ejecutivo, el principal sospechado parece ser el Poder Ejecutivo, por lo menos el Servicio de Inteligencia, esa zona oscura del Ejecutivo, que se ha visto que muchas veces –en la Argentina pasó miles de veces- pretende echarle un muerto a alguien o hacer favores para alguien. No podemos decir que esto no ha pasado en la Argentina. La Argentina está plagada de casos de este tipo.

 


No puede ser que quien investigue no tenga el principio de imparcialidad. Lo primero que hay que hacer es que la investigación tenga principio de imparcialidad, que sea ajeno a todo esto y tenga una tremenda objetividad y la máxima seguridad. Parece que a quien investiga le va mal acá. Y no cualquiera está en condiciones de tener la objetividad y la seguridad de que su investigación va a ser respetada. Esto es lo que está pasando.
De todas maneras las primeras investigaciones están alejándonos cada vez más del suicidio, subjetivamente la psicología de quien ha muerto, que es el fiscal Nisman, no da para un suicidio de ninguna manera. Lo ha dicho la propia familia y todos de alguna manera lo están diciendo. Ya habría que alejarse de esto.
El suicidio inducido, si no está la persona psicológicamente para un suicidio, no hay quien lo pueda inducir. Amenazar a una persona para que se mate es un homicidio, no es un suicidio inducido, es un homicidio. Si a una persona la amenazás con que le vas a matar el hijo y le decís que se pegue primero un tiro y después lo van a soltar, la persona tiene que elegir entre un desastre y otro. Capaz que elige pegarse un tiro, pero eso es un homicidio, no es un suicidio inducido.
La investigación debe tener muchísima imparcialidad, no puede investigar quien está sospechado. Yo no conozco caso por caso, pero hay alguna manera de saberlo, o de alguna manera tiene que actuar, aunque sea el Poder Legislativo o alguien con una cierta calidad como si fuera querellante en el juicio, o participar de cerca para controlar que todo se haga correctamente. Las primeras medidas parece que son correctas y demostraron que al menos no tiene restos de pólvora en sus manos.

 


GV: La denuncia de este fiscal, donde involucra directamente la figura de la Presidenta y el canciller, iba a ser presentado y ahora está en manos de un juez, Ariel Lijo, que se supone que debería seguir la línea. Hay 60 personas que trabajaban con el fiscal.

 


ARS: Quien tiene que seguir la línea es el propio fiscal que lo subroga, el que lo reemplaza. Está claro que Nisman tenía un cuerpo de ayudantes de aproximadamente 60 personas. Estos ayudantes se supone que continuarán, porque son quienes de alguna manera conocen una parcialidad muy importante. El fiscal de alguna manera hizo la generalidad y tomó todas estas parcialidades y armó un argumento que sería la denuncia. Esas 60 personas deben continuar, cada uno de ellos debe saber cuáles son los elementos que ha aportado. Aunque hubiera uno que sirviera café, debe continuar. Y el nuevo, por una especie de respeto a la opinión pública y a la verdad formal, debe continuar con la investigación en el mismo camino que lo había hecho Nisman.

 


GV: A lo largo de la historia mundial, los Servicios de Inteligencia siempre han estado sospechados de estar involucrados en situaciones muy oscuras.

 


ARS: Cuando existía el Estado Nación durante las guerras mundiales y la Guerra Fría, los Estados mantenían secretos de Estado y los Servicios de Inteligencia eran los secretos de los secretos de Estado. Que generalmente eran los secretos de Estado, más los secretos de los personajes del poder, más los secretos de los personajes de la oposición, más la Policía interna que hacía la inteligencia interna, más la inteligencia de seguridad del Estado. Además han hecho de custodia de los gobiernos y a veces han derrocado gobiernos. Ésa es la zona más oscura de los Servicios de Inteligencia.
Los Servicios de Inteligencia a través de las transparencias o de las Perestroikas en la Unión Soviética, estallaron. Y también a partir de internet, que es un período donde aparece la transparencia y cada persona se muestra, se conoce y se van cayendo los controles. Los Servicios de Inteligencia están para seguir, vigilar, anotar. En la Constitución Argentina se puso el Hábeas Data, que precisamente se hizo contra los Servicios de Inteligencia, pero no se interpretaba así. La Argentina está muy retrasada en este aggiornamiento que deben tener los Servicios de Inteligencia, para primero preguntar si deben existir o no.
Esa posibilidad la tiene en sus manos en este momento nada menos que la Presidenta, porque si ella se ubica donde está parada, lo que está pasando y que estamos frente a un magnicidio, debiera ser la primera en plantear: “Vamos a reformular los Servicios de Inteligencia”. Horas después de la muerte aparece una nota del secretario de Inteligencia que dice que autoriza a una jueza a abrir los códigos de la SIDE. Debería abrirlo a todos, al Parlamento y terminar con estos secretos. Si la SIDE cometió ilícitos tiene que saberlo el mundo, no se puede ocultar. El secreto éste que aparenta es un mito, no sirve para nada, ¿qué tiene la SIDE que no podemos saber los argentinos?
La Secretaría de Inteligencia, que depende de la Presidencia de la Nación, además maneja un presupuesto de aproximadamente 700 millones de dólares. Multiplicalo por 12 y te das cuenta la cifra que es: es mayor que todo el presupuesto de la Provincia de San Luis. La Provincia de San Luis mantiene 17 mil empleados públicos, más todos los servicios, más la obra pública. ¿Y la SIDE, qué? Nada más que para investigar o hacer inteligencia. ¿De qué? ¿De quién? Además, está probado que ha hecho inteligencia en los grupos sociales, en las actividades gremiales, en los grupos gremiales de izquierda. Ésta es la queja permanente de los grupos de izquierda y tienen toda la razón del mundo. ¿Cómo van a hacer inteligencia sobre las personas, el pueblo argentino, porque es opositor al Gobierno? Esto es incorrecto.
San Luis lo ha vivido, lo vivió en el secuestro extorsivo de Adolfo, lo vivimos en el primer gobierno que asumió, cuando supuestamente había no sé cuántos empleados de la SIDE acá, haciendo operaciones para derrocar el gobierno.
A la SIDE en este momento se la conoce como un organismo tenebroso, que provoca caída de gobiernos, situaciones como ésta del fiscal Nisman. ¿Qué dice el Gobierno? El Gobierno sugiere que al fiscal Nisman una parte de la SIDE le habría entregado información y que otra parte produjo la muerte. Esto es tenebroso. No puede ser.
Todos los argentinos podemos temer por nuestra vida, porque la forma como lo han hecho demuestra que tienen una impunidad enorme. En este momento, quienes han provocado esto es probable que estén sentados en algún haz de poder como un señor.

 


GV: Hay otras palabras de confusión que están instalando algunos medios cuando dicen que no hubo terceros.

 


ARS: ¿Cómo que no hubo terceros? ¿Y quién es el segundo? Para que haya terceros tiene que haber un primero, que es Nisman. ¿Y el segundo quién es, para que haya un tercero? El segundo sería el gobierno nacional, él estaba en lucha con el gobierno nacional. Era Nisman y el gobierno nacional, son los que estaban ahí. Éste es el lenguaje que se utiliza equivocado: se utiliza equivocado lo de “Muerte dudosa”, lo de “suicidio inducido” y el “no hubo terceros”. ¿Cómo se sabe si hubo terceros? Eso no se sabe. Si alguien entró y lo mató, ¿qué es? ¿Un segundo o tercero? Otro: ¿cómo sabés que no hubo un tercero? Eso es imposible decirlo ahora.

 


GV: La gravedad institucional es tremenda.

 


ARS: Cualquiera que lee en el mundo: un fiscal que está por presentar una acusación contra la presidenta de la Nación, el canciller de la Nación y seis personajes más centrales de la política argentina. El mismo fiscal había hecho declaraciones el miércoles pasado diciendo que tenía grabaciones de D'Elía, el líder piquetero, también se habla del diputado Larroque, como facilitadores de levantar el alerta roja sobre los sospechados de la AMIA, que son nada menos que los gobernantes de Irán. Es gravísimo.
¿El mundo qué dice? Que al fiscal, a horas de hacer la denuncia, se lo encuentra muerto, esto es como se lee en el mundo. No es que se suicidó el fiscal, ¡no!  Encontraron muerto al fiscal que iba hacer la denuncia en contra de la presidenta y el canciller de la Nación. En el mundo ¿qué piensan de esto? Que es una cosa absolutamente mafiosa. La mafia mataba a los testigos, no a los fiscales, acá ya se mata al fiscal. Es tremendo.
Esto es, llamémosle por ahora, magnicidio. Nadie se puede enojar o perturbar que estamos haciendo “caranchismo” si calificamos esto de magnicidio. Magnicidio por la conmoción pública argentina. Lo ha demostrado la marcha, se paralizó la Legislatura, se paralizó el Gobierno de la Nación que no habla más que de esto. La oposición, la asociación judicial, la sociedad, no hablan más que de esto. La noticia fue portada en todos los diarios del mundo. Primera plana, se llama magnicidio. Es un personaje central del poder que murió, vamos a decir en una situación dudosa, que conmocionó a todo el poder.

 


GV: Lo que estamos viendo, los espectadores de esta realidad sobre la investigación ¿cuál es su opinión?

 


ARS: Pienso que la Argentina tiene una suerte de protocolos de investigación que son corporativos, por así decirlo, que son para que el poder, la Policía, los organismos de seguridad, tengan todo en sus manos y puedan manipular la investigación. Porque el protocolo parece que fuera único y no hay un protocolo único; puede haber otros. Es el camino que debe seguir la investigación y la Argentina, o la Federal, tienen un camino que para mí no es el camino correcto, que es a partir de la prueba y no se investiga el móvil. Están probando que no se suicidó, cuando el móvil del suicidio no existe, porque Nisman estaba por vivir su hora más gloriosa, imposible. Están tratando de probar que se suicidó.
No es esto correcto. Hay que mirar el móvil, porque si no miramos el móvil, en estas horas se puede escapar algo. Hay que ver las pruebas de si se suicidó o no, pero el móvil del suicidio es inexistente. Inmediatamente hay que poner la otra situación, de que no se suicidó y que el hombre está muerto porque alguien lo mató y empezar a ver el móvil.
El móvil –en la Argentina nos estamos haciendo todos los distraídos- está en el poder. Sea en los Servicios de Inteligencia, en el Poder Ejecutivo, en la oposición, en los enemigos del Gobierno o tal vez en el poder del fundamentalismo. Porque también el fundamentalismo acusado en la causa AMIA, entre comillas porque es una grosería, se ve beneficiado con la muerte. Alguien de la AMIA dijo que Nisman es el muerto 103 de la AMIA, vuelve a estallar la bomba, que fue puesta por los que se están investigando y muere otra persona. Es otro estallido de la bomba de la AMIA, ¿y quién puso la bomba? El móvil está en el poder, el autor está en el poder. ¿Quién puso esta nueva bomba?
Cuando se produce cualquier hecho empiezan a buscar la prueba, como el caso Mangieri por ejemplo. Si Mangieri era el portero, quien sabía todo y la chica entró a la casa. El móvil está probado, las uñas de Mangieri, el móvil es lo que surge de inmediato, y no la prueba. Se va recolectando toda la prueba que exista y se va amando con respecto a dónde está el móvil del crimen. No hay crimen sin móvil.
En Nisman es como muy evidente que el móvil es político. Está en el mundo del poder. No acuso a nadie, no hagamos “caranchismo”, pero está en el poder. Está cerquita. ¿O quién se beneficia o perjudica? Quizá dando la apariencia de que  la culpa la tiene uno, hay otro que se beneficia. Y capaz que ese otro que se beneficia fue el que provocó esto. Pero el móvil está en el poder. Y el móvil es la investigación del caso AMIA. Por eso muy bien la gente de la AMIA hizo la afirmación de que es el muerto 103, la tragedia es la tragedia. La familia de Nisman declaró que para nada cree lo del suicidio, obviamente.

 


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