El hombre que tiroteó a la Policía en el José Hernández, recibió 2 balazos

Dos fueron los disparos con los que los miembros de un cuerpo táctico de la Policía abatieron a Gustavo Rodolfo Pellegrini, el hombre que el miércoles atacó a tiros a sus adversarios en el barrio José Hernández, como parte de una pelea entre dos bandas, y después enfrentó a balazos a los efectivos de seguridad.
Uno de los proyectiles lo alcanzó en el tórax y el otro en la cabeza, determinó el médico forense Jorge Giboín cuando le hizo la autopsia. “El disparo que recibió en el tórax lo atravesó y el otro quedó alojado en el cráneo”, reveló el perito del Poder Judicial.
El forense no quiso arriesgar una presunción sobre qué calibre era el plomo que recuperó en la autopsia. “Eso lo determinarán los peritos en balística”, dijo. Solamente expresó que “era un calibre grande”.
Los policías de Homicidios, que investigan el procedimiento en el que los hombres del COAR (Cuerpo de Operaciones de Alto Riesgo) abatieron a Pellegrini, levantaron nueve vainas servidas que habían quedado diseminadas en un trayecto de ciento seis metros, reveló ayer el subjefe de la división, subcomisario Javier Sosa.
“Son calibre 22, 32 y 9 milímetros”, detalló.
Los dos primeros calibres pertenecen a las armas que empuñaban Gustavo “Cunino” Pellegrini y el otro atacante, que sería uno de sus hijos. El último, a las armas de los policías del COAR.
Pellegrini y su acompañante buscaban desde la noche anterior a sus enemigos, los “Pata de Gallo”, que habían baleado a su hijo, Lucas Matías, de 19 años.
El miércoles a la siesta, mientras la Comisaría 6ª, apoyada por el COAR, allanaba cuatro departamentos del barrio, “Cunino” y un joven “fueron a tirotear un departamento de la manzana 1, frente a donde estaban haciendo uno de los allanamientos”, dijo el subjefe de Homicidios.
Los vecinos empezaron a gritar, a pedir auxilio. Los hombres del COAR estaban cerca –en el allanamiento ya no era necesaria su intervención– y escucharon los disparos y los gritos. “Cuando salieron a la calle y fueron a ver, se toparon con esta persona que les empezó a disparar”, señaló Sosa.
Los ciento seis metros en los que los investigadores levantaron las nueve cápsulas se extienden entre el lugar donde Pellegrini y su cómplice les disparaban a sus contrincantes y el lugar donde el hombre de 38 años recibió el segundo disparo y cayó desangrándose. Cincuenta metros antes los oficiales le habían pegado el primer tiro. Junto a él quedó su pistola “Bersa” calibre 22.