SAN LUIS - Sabado 04 de Mayo de 2024

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El Rosario busca la luz después de la tormenta

Por redacción
| 09 de agosto de 2015

Ver luz en el final del túnel. Eso se propusieron en el tambo El Rosario, ubicado en Luján, una zona duramente castigada a principios de marzo por las inundaciones. La explotación lechera, del grupo Foralba, había remontado una dura cuesta productiva antes del fenómeno climático. Y ahora lo hizo de nuevo.

 


Claudio Chiappero es el gerente general de Foralba y veterinario del tambo. Asegura que han recuperado su producción casi al ciento por ciento, producto del esfuerzo y el inmenso trabajo de todo el equipo. Si bien la situación financiera actual de los productores no les permite avanzar demasiado, Martin Pasman, presidente de Foralba, continúa resistiendo a esto que llama “la peor crisis que he experimentado”.

 


Los primeros días de marzo, el norte de San Luis fue víctima de las inundaciones producto de la crecida de ríos, que en algunos casos nunca habían mostrado su capacidad de desborde. La sorpresa, la desesperación y el desasosiego, no fueron ajenos a quienes trabajan en El Rosario. En aquel momento no podían imaginar cuáles serían las consecuencias, sólo trataban de salvar aquello que encontraban a su paso y de esa manera hacerle frente al agua.

 


En Luján se produjo el desborde del dique de la localidad y 100 familias debieron ser evacuadas. “Esa primera semana fue imposible producir. Los daños fueron innumerables y a medida que pasaba el tiempo y empezábamos la rutina de trabajo descubríamos nuevos inconvenientes”, recordó el gerente. “A los ochos días volvimos a producir niveles bajísimos de leche, entre seis y diez litros por día”, agregó Pasman, quién detallo las pérdidas que ocasionó la tragedia del 1º de marzo de 2015. “Desde vacas muertas y desaparecidas hasta ejemplares con mastitis -infección de la ubre- y rodeos que por la falta de ordeñe se terminaron secando. Hace un mes volvimos al nivel de producción que teníamos en febrero”.

 


En diciembre de 2014 producían 35 mil litros de leche. Hoy han logrado recuperarse. “Estamos sacando entre 30 y 33 mil litros de leche por día a pesar de haber perdido muchos animales. En este momento contamos con 1.000 vacas para ordeñe”, explicó el veterinario de El Rosario. A fines de diciembre, cuando la revista El Campo visitó las instalaciones contaban con 1.150 ejemplares para el ordeñe y aspiraban a alcanzar los 2.500.

 


“A pesar de todo, de haber perdido vacas y de seis meses de producción escasa;  en la actualidad estamos mandando a la venta la misma cantidad de leche con menor cantidad de rodeo. Pero la realidad es que en este momento estamos subsidiando el campo. Entre los precios bajísimos que nos pagan por la leche y la falta de rentabilidad del sector agropecuario, con políticas tales como las retenciones, el retraso cambiario y los altos costos en fletes, estamos perdiendo mucho dinero”, aseguró  Pasman. 

 


En referencia a los proyectos que tenían antes de las precipitaciones, que derivaron en un desastre natural, el veterinario Chiappero expresó: “La ampliación del número de vacas para ordeñe y las mejoras edilicias están paradas”, porque las prioridades después de la inundación pasaron a ser otras.
Dentro del campo existían a fines del año pasado, cuando los planes eran de ampliación, plantaciones de granos que resultaban un negocio paralelo. Además estaba planteado el uso que se le daba a los cultivos para la producción lechera, permitiendo que el rodeo se alimentara de lo que allí se cosechaba.

 


También, dentro de las 2.400 hectáreas contaban con lotes de papa. Uno de los proyectos a futuro era ampliar las hectáreas bajo riego, lo que les iba a permitir lograr una mayor rentabilidad. No sólo no pudieron concretar este anhelo sino que las inundaciones no hicieron posible la cosecha del cultivo de papa, perdiendo allí un ingreso.

 


Pasman, quien según sus propios dichos “está pasando por la peor crisis en 26 años de experiencia dentro del agro”, comentó a la revista que la cosecha de granos ya no es un variante seductora para ellos. “Pienso plantar papa en el mes de febrero. Trigo, maíz y soja no son convenientes en este momento para la comercialización,  por la situación agrícola del país. Los precios están por el piso. Así como también estoy dudando de continuar con la producción de leche”; sentenció, a pesar de que reconoce que han logrado estabilizarse en la producción  tambera. Pero la falta de seguridad jurídica que le brinda el país hace que tema por el futuro de su campo.

 


En este momento se encuentran produciendo alimento para las vacas del tambo. Es decir, allí Pasman sólo produce leche y no sabe hasta cuándo.

 


“El precio que pagan a los productores por el litro de leche es en la actualidad de 3,10 pesos y prevén bajarlo 0,40 centavos más”, explicó Chiappero dando cuenta la situación que vive el sector hoy. Los tamberos hablan desde hace años de que los precios del mercado nunca han sido rentables. Hoy aducen que "los elevados costos para la producción y la inflación reinante dificulta generar ganancias".

 


El tambo existe desde 2008. Martín Pasman le contó a la revista El Campo que la situación en aquel momento, cuando él se hizo poseedor de las instalaciones eran poco propicias para la producción; con animales en malas condiciones y con el personal muy insatisfecho con la situación laboral. Después de mucho trabajo y dinero invertido, junto a un equipo de trabajo que destaca por encima de todo, lograron, allá por el año 2011, mejorar la calidad de vida de los animales así como también la del personal que habitaba las instalaciones.

 


Hoy Pasman reconoce que han resurgido de entre las cenizas nuevamente, y que de alguna manera están destinados a no claudicar ante los embates, no sólo de la naturaleza sino también de los precios de comercialización. Aunque de todos modos se mantiene escéptico respecto a la pronta recuperación financiera del sector agropecuario.

 


A pesar de todo, de las pérdidas que trajeron las inundaciones, a pesar de que la situación actual no les permite nuevas mejoras, ellos apuestan y siguen conservando los empleados que tenían en aquel momento. El precio lo pagará el tambo: “No podremos llevar a cabo el Plan de Mejoramiento por la cantidad de dinero que hemos perdido", dicen.

 


Aún con cierta congoja y resumiendo aquella experiencia en la que los designios de la naturaleza le arrebataron el trabajo de tantos años, el presidente de  Foralba concluyó afirmando lo obvio: "Nunca pensamos iba a ser tan duro”.

 





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