Para las familias de las víctimas de la tragedia de Zanjitas, el juicio oral contra el conductor del colectivo será como ponerle una “curita” a una puñalada profunda en el corazón, que no va a cerrar nunca. Es, de todos modos, necesaria. Las audiencias por la embestida de un tren carguero contra el colectivo cargado con alumnas del Colegio Santa María, del Obispado de San Luis, van a comenzar este martes.
Será tres años, diez meses y seis días después del choque, que ocurrió minutos después del soleado mediodía del miércoles 2 de noviembre de 2011, fecha en que la Iglesia Católica celebra el “Día de los Fieles Difuntos”.
La embestida de la formación de dos locomotoras y 44 vagones de la empresa América Latina Logística (ALL) arrastró 224 metros al colectivo, causó la muerte de las alumnas Julieta Sánchez, de 10 años; Daira Rocío Mariani Manucha, de 10; Iara Melina Medero, de 10; Paula Lucía Quiroga Morasso, de 11; Salomé Ana Paula Garro, de 11; Luz María Bianciotti, de 10; de la docente de catequesis Jésica Sabrina Brancal, de 23 años, de Quines; y la vicedirectora del primario, María Virginia Farías, de 30.
Además, les causó lesiones a otras nenas y a otras docentes.
Julio César Jofré, el chofer de la empresa Polo, llegará al juicio en soledad. Libre, acusado de un delito culposo, que tiene un máximo de cinco años de prisión como castigo. Pero como único imputado.
Es cierto que su empleadora, Mabel Tyempertyopolos, también está procesada. Pero sus abogados todavía batallan en los tribunales por impedir que siga imputada. Saben que no podrán esquivar la responsabilidad en una demanda civil, pero intentan que no tenga que responder ante la Justicia Penal.
La faena de sus defensores ya impidió que la empresaria sea juzgada en el mismo debate oral que su empleado. En algún momento, funcionarios judiciales vislumbraron que podían aunar el proceso contra la dueña de Polo con el de Jofré, para que los juzgaran a los dos en el mismo juicio. Estuvo cerca de pasar. Pero la defensa de ella atacó otra vez la decisión del juez de Sentencia, Carlos Varela, de procesarla por homicidio culposo y lesiones culposas, y la de la Cámara del Crimen Nº 1 de San Luis, de confirmar ese procesamiento.
Ahora el Superior Tribunal debe resolver el recurso de Casación que presentaron los defensores contra la resolución del Tribunal de Apelaciones, le informaron a El Diario una fuente del juzgado de Varela y el abogado José Samper hijo.
El abogado explicó que el fundamento de su planteo es que consideran que “no hay motivo para procesar a Mabel. La resolución de la Cámara tiene algunas deficiencias, sobre todo en la omisión de la razón por la que la acusan por los homicidios y lesiones, ya que no puntualizan en concreto qué participación tuvo ella como autora o partícipe”.
La dueña de la empresa, “si bien tenía a cargo el funcionamiento general, no es la persona que estaba a cargo de saber cuántas horas dormía un chofer, por ejemplo”.
Según Samper, “en lo penal, el ámbito de la responsabilidad es más restringido que en el derecho civil. En definitiva, según la interpretación que realiza la Cámara, tendrían que procesar, por ejemplo, al jefe del programa Transporte, y en última instancia, al propio Ejecutivo provincial, por una falta de control, que es un poco lo que le imputan a mi cliente”.
Samper reasumió la representación de Tyempertyopolos en agosto, cuando el reconocido penalista cordobés Marcelo Brito se desvinculó de la defensa. El motivo fue, según reveló el letrado puntano, que Brito no estaba de acuerdo en presentar el recurso ante la Corte provincial. De no haberlo presentado, el procesamiento contra la empresaria habría quedado firme.
No querían que diera la cara
Brito también se alejó de la defensa del colectivero, que había asumido a pedido de la dueña de Polo.
Los nuevos defensores de Jofré, Natalia Sarmiento y Marcos Juárez, también han puesto en jaque la fecha de inicio del juicio contra él para este martes. Habían pedido la suspensión del juicio a prueba, para que el acusado no afrontara el debate oral. Querían evitar que el colectivero diera la cara ante las familias de las víctimas. Pero el fiscal de Cámara Nº 2, Fernando Rodríguez, opinó que no correspondía darle ese beneficio. Y la Cámara del Crimen Nº 2 rechazó el pedido. “Basta la oposición del fiscal para no hacer lugar a esa petición”, explicó el presidente de la Cámara Nº 2, Hugo Saá Petrino.
Pero los defensores no se quedaron con eso. Ellos también presentaron un recurso de Casación ante el Superior Tribunal contra esa decisión.
Al mismo tiempo, pidieron el aplazamiento del inicio del juicio. A eso también le dijo que no el Tribunal de Apelaciones: “La presentación del recurso de Casación no tiene un efecto suspensivo sobre las resoluciones ya adoptadas, lo establece el Código de Procedimiento”, dijo Saá Petrino, al exponer el fundamento de la determinación que tomó la Cámara.
La suspensión del juicio a prueba que pedía Jofré (“Probation” es su nombre en inglés, ya que es un instituto tomado del derecho anglosajón) consiste en que el procesado no sea juzgado. Y que, a cambio, ofrezca “hacerse cargo de la reparación del daño en la medida de lo posible, sin que ello implique confesión ni reconocimiento de la responsabilidad civil correspondiente”, dice el artículo 76 Bis del Código Penal.
El mismo artículo establece que la suspensión es aplicable a delitos reprimidos con prisión que no exceda de tres años, como máximo. El homicidio culposo, la figura que le imputan a Jofré, tiene un máximo de cinco años, “pero se acepta el criterio amplio de que el beneficio es aplicable a todos los delitos que son pasibles de una pena cuya ejecución puede ser condicional”, explicó Saá Petrino.
El fiscal Rodríguez se opuso a concederle el beneficio al colectivero porque “son muy encontradas las versiones de la defensa y las de la acusación sobre cómo ocurrió el hecho”. También porque “hay que tener en cuenta la extensión. No sólo que hubo ocho muertes, además de las chicas heridas, sino que a su vez están indagadas, en la instrucción, cinco o seis personas más de las que no han resuelto la situación procesal”, dijo entonces.
Se refería a Tyempertyopolos, a la hija y a la madre de la empresaria (integraban, en los papeles, el directorio de la empresa) y a los cuatro maquinistas que conducían el tren de América Latina Logística. En ese momento, el futuro de todos ellos en la causa penal estaba pendiente de definición.
Ahora, salvo la dueña de Polo, los demás están sobreseídos, desvinculados de la investigación.
Juárez, defensor del colectivero, señaló días atrás a El Diario que no tienen definido si el acusado va a declarar en el juicio, aunque estimó que sí. “De todos modos, Jofré ya declaró, ya dio su versión, y no va a decir más de lo que ya dijo”.
En su indagatoria, el 11 de diciembre de 2011, el chofer del interno número 63 de Polo declaró que iba a unos cuarenta kilómetros por hora por la ruta provincial Nº 3. Y que cuando llegaba al cruce vio al tren a más de doscientos metros. “Según su apreciación, tomando en cuenta la distancia a la que estaba el colectivo de las vías y la distancia a la que estaba el tren, entendió que podía pasar perfectamente”, contó Juárez.
Pero, el Mercedes Benz “se le paró” sobre el paso a nivel. Trató infructuosamente de hacerlo arrancar, durante no más de un minuto, reveló su defensor en aquella oportunidad, tras la audiencia.
“Obviamente hubo por parte de él una impericia en el manejo de la unidad. Eso forma parte de la responsabilidad en este lamentable suceso”, dijo el abogado días atrás.
Según el acusado, cuando el carguero embistió su vehículo, él salió despedido por la ventanilla.
Pero esa afirmación ha sido puesta en duda. Probablemente alguna de las sobrevivientes de la tragedia confirme, en el debate, la versión que empezó a circular el mismo día del hecho: Jofré habría saltado del colectivo y se habría puesto a salvo por sus propios medios.
Los vecinos de Zanjitas que corrieron a auxiliar a las víctimas lo hallaron tendido debajo del tren, con un maletín como almohada, pero no tenía sangre, lesiones o tierra, nada que avalara su versión de que había sido despedido del micro.


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