Riña mortal: la familia de la víctima se manifestó

Un debate oral. Eso es lo que la familia de Ariel Olivares quiere que se realice, para que, después de oír a los testigos y a los especialistas, un tribunal defina si, en efecto, hay pruebas de que Cristian Tobares le causó la muerte a Olivares por los golpes que recibió durante una pelea en el boliche “Black Line” de San Luis, en una fiesta previa a la inauguración, el 23 de diciembre de 2014. Para hacer oír ese pedido, ayer marcharon desde la Catedral hasta el Poder Judicial de San Luis.

En la requisitoria de elevación a juicio, el fiscal de instrucción había solicitado que Olivares fuera condenado a 16 años de prisión. Hace 13 días, la defensa del acusado y el fiscal de Cámara Nº 1, Francisco Vallejos, hicieron un acuerdo para pedir que Olivares tenga un juicio abreviado por “lesiones graves” –no por homicidio simple, tal es la calificación por la que fue procesado–  y sea condenado a cuatro años de prisión. La abogada de la familia de la víctima rechazó la petición.

Ahora, la Cámara del Crimen Nº 1, que preside Domingo Flores y que completan los camaristas Silvia Aizpeolea y José Luis Flores, debe resolver si hace lugar al pedido o lo rechaza.

Los dueños de la disco le habían propuesto a Olivares ser el jefe de seguridad. El acusado es hermano de uno de los socios, por eso ese día estaba en la fiesta.

Marcela, la hermana menor de la víctima, y unos 30 familiares y amigos caminaron por primera vez hasta tribunales. Entre esos parientes estaban los padres de Ariel, Gladys Zalazar y Francisco Olivares, y el hijo de Marcela, Ever. También se hicieron presentes las Madres del Dolor. Los manifestantes portaban carteles con la leyenda “Verdad y justicia” y la imagen de Olivares.

“En concreto, lo que queremos saber es si mi hermano falleció como consecuencia de los golpes o por otros problemas que surgieron durante la internación”, que no guardan relación causal con los embates recibidos, resumió Marcela. Murió 10 días después de la pelea.

Mientras el grupo se hacía sentir en la calle, Marcelo, el otro hermano de Ariel, fue recibido por el juez Domingo Flores. Le comentó que junto a sus colegas estudiaban el expediente y que, en caso de que necesite hacer alguna consulta en otra oportunidad, tenía las puertas de su despacho abiertas.

Consultado ayer por este medio, el camarista José Luis Flores contó que aún analizan la causa, y, que, en este momento, el expediente y los escritos presentados por las partes estaban en la oficina del presidente del tribunal, quien debe emitir el primer voto. Una vez que haya elaborado el acuerdo, lo propone, y el resto de los camaristas puede adherir, si comparte el criterio, sintetizó el vocal. “Todos planteos por parte del fiscal y de la defensa están hechos dentro de un marco legal absoluto. Hay que ver si es procedente en este caso, si los hechos están tan claros como para tratarlos en un juicio abreviado o si merece un debate más intenso”, explicó.

Consideró que es importante indicar que un juicio abreviado “no es un acuerdo que se hace entre gallos y medianoche”. Para Flores, es fundamental “que la institución del juicio abreviado no quede enredada con la idea de la injusticia o la impunidad –aclaró–. Es exactamente todo lo contrario, más allá de que puede ser aplicable a distintos casos. El juicio abreviado termina con condena. Por contraposición, un juicio oral implica la recepción en vivo de toda la prueba, y la discusión final”. Dijo, además, que todo es público, comunicado a la víctima. Y que, en este caso, esa parte “ya ha dado su perspectiva sobre el asunto”.