Las Lilas: pasión por la genética y su gente

Si hay algo que en la cabaña Las Lilas tienen muy claro es que en el trabajo rural no sólo importan la tierra, los cultivos y los animales, recursos de los cuales se ocupan y con muy buenos resultados. Saben que el campo es también la gente que lo forma, esas personas que dedican la mayor parte de sus horas y sus mejores años a manejar los suelos y la hacienda, y para quienes el lugar donde se ganan el pan de cada día es, al mismo tiempo, el dulce hogar.

Las Lilas es una cabaña que se destaca por la fineza de su genética, pero también por saber reconocer a sus empleados y trabajadores.

Además de tener una línea genética que es una marca registrada y reconocida en todo el país, Las Lillas se destaca también por estimular ese sentido de pertenencia,  que apasiona a quienes forman parte de las distintas estancias que tiene la firma,  desperdigadas por el país.

El noveno remate anual de reproductores   'Cuenca del Río V' que celebró en su coqueta estancia El Pastor, emplazada en Buena Esperanza, fue una combinación clara de esos dos aspectos más sobresalientes de la cabaña. Es que los rodeos Aberdeen Angus, Polled Hereford y Brangus que pusieron en la pista, lucieron un estado impecable y se vendieron a precios elevadísimos. Pero también fue una tarde llena de emociones y abrazos, en la que el personal de la estancia tuvo tanto protagonismo como la genética.

Las Lilas es una compañía que aglutina varios establecimientos y negocios con raíz en la vida rural. Su principal actividad es proveer padres y vientres con una fina selección de sangre a infinidad de campos y cabañas de todo el territorio nacional. Asimismo, completa toda la cadena de la carne, que arranca con la cría de rodeos y termina en las mesas de su lujoso restaurant en Puerto Madero. Tiene su sede central en un campo localizado en Pasteur, provincia de Buenos Aires, pero cuenta con otras estancias que alimentan el ciclo en el sur puntano, en Chaco y en Neuquén, entre otras provincias. También posee una cabaña de porcinos, un centro de genética, una empresa de artesanías y hasta un museo.

En la estancia localizada en el kilómetro 625 de la autopista  55 producen ejemplares Aberdeen Angus, aprovechando los montes y pasturas nativas, que luego se recrían en el campo bonaerense. Desde 2008, cada año la empresa brinda un remate en San Luis para ofrecer reproductores que se adaptan con facilidad a la región semiárida.

Un remate, todos los detalles

La cita fue el primer miércoles de octubre y desde el comienzo, la firma demostró su experiencia en organizar remates de hacienda, ya que no hay ningún detalle que se les escape para garantizar la comodidad de los visitantes y mostrar las virtudes de sus rodeos.

No podría haber mejor escenografía para una jornada ganadera de esa envergadura. El campo cuenta con instalaciones de primera línea: una tribuna semi techada que permite recibir la fresca brisa de la tarde, que sirve de amparo contra el sol y protege ante una eventual lluvia; un palco para el martillero con tablero electrónico para señalar el número de corral; y una pista con arreglos florales bien coloridos alrededor.

Más de 400 personas arribaron al predio al mediodía para poder dar un primer vistazo a los toros separados por tríos, a los lotes de vaquillonas y a los puros de pedigrí que estaban apartados en palenques. Los corrales no desentonaron con la prolijidad de las instalaciones y cada uno contaba con un bebedero para calmar la sed de los animales.

Bajo una carpa dispuesta para la ocasión, ofrecieron un almuerzo con un gran servicio de catering. En otras carpas, los administrativos se ocupaban de la facturación y el papeleo de las ventas.

Para el tiempo de los negocios, otro de los aspectos que diferencia a Las Lilas de otras cabañas, es que no confía su mercancía a ninguna consignataria, sino que son ellos mismos quienes dirigen las operaciones. Eso permite que ni los compradores ni los vendedores tengan que agregarle un porcentaje de comisión al precio del vacuno. Fueron Ismael Vértiz y Gastón Paz, uno primero y el otro después, quienes tuvieron la tarea de bajar el martillo y coordinar un remate que estuvo caliente desde el principio y que nunca bajó el ritmo.

Después de un día de lluvia que reverdeció todos los pastos y cultivos de la zona, el sol salió para preparar la jornada ganadera. Al iniciar el remate, Vértiz destacó ese dato y expresó: "Dios nos ha bendecido con este día soñado y creo que ratifica la primavera que esta vez arrancó antes de lo que dice el almanaque. Tenemos un clima excepcional en todo el país, bien favorable para la ganadería, que es el tema que nos ocupa".

Ese buen ambiente se trasladó a los compradores, quienes llegaron dispuestos a pagar lo que fuera necesario para llevarse algún toro de Las Lilas. "Este es un remate bien ganadero, no es para pasear. A medida que vayan pasando por la pista, estoy seguro de que estarán tan complacidos como nosotros, a los que nos gustan las vacas, en ver cómo se puede tener un norte para producir, a pesar de la hostilidad del medio y de algunos años en los que ha habido obstáculos", agregó el martillero.

Prepararon un combinado de 135 toros y 241 vientres Angus y Brangus, tanto negros como colorados, y Hereford. Desde el primero hasta el último ejemplar que desfiló ante la mirada de compradores y curiosos, exhibió un estado óptimo y muy parejo que fue bien compensado en los precios.

El toro que rompió el hielo y las alcancías fue un Angus negro puro de pedigrí bautizado como "Al Acecho", con dos años de edad. El ejemplar alcanzó los $120.000. En total fueron cinco los puros de pedigrí que ofrecieron (tres Angus y dos Hereford) que se vendieron a un promedio de $105.333.

Pero sorprendentemente fue un puro controlado el que puso el precio récord de toda la tarde, al ser adquirido en $130.000. El animal colorado, con una circunferencia escrotal de 41 centímetros y un peso de 856 kilos, fue comprado por una firma de La Pampa. Después de ese pico, hubo otras ventas impresionantes, con largas corridas de ofertas y precios finales de hasta $80.000. Con números tan altos, el promedio de los puros controlados superó los $64.000 en los Angus, los $60.000 en los Hereford y los $59.000 en los Brangus.

Los vientres no se quedaron atrás: las vacas con cría pasaron los $28.000, las vaquillonas para entorar los $20.000 y las terneras marcaron más de $16.000.

Octavio Caraballo, dueño de todo el grupo empresario, estuvo en la tribuna y le dijo a la revista el Campo: "Fue un muy buen remate. Además de la excelente genética hay un trabajo minucioso y una cantidad de elementos que confluyen en que sea una torada de respeto". Mario Pelazas, administrador de El Pastor,  analizó que "la marca de Las Lilas es muy reconocida, por lo que la gente tiene mucha confianza en comprar animales de este establecimiento. Está a la vista con este remate".

Aplausos para su gente

En cada subasta, la empresa acostumbra a reconocer a alguno de sus empleados y esta vez el momento era ideal para homenajear a Mario Pelazas, quien se desempeña como encargado de la estancia El Pastor, pero anunció que se retirará de la actividad a fines de año. El gerente general de la compañía, Juan Manuel Ochoa, tomó la palabra y destacó los valores de Pelazas e hizo una reseña de su paso por la empresa. Fue un momento emotivo que conmovió a todos y que motivó que también hubiera un gran aplauso para el peón Benítez, que al igual que el encargado ostenta la marca de medio siglo de presencia en la compañía.

Cuando finalizó el remate, los martilleros pidieron un reconocimiento para los arrieros que transpiraron la camiseta, llevando la hacienda desde los corrales hasta la pista. Los peones ingresaron en sus caballos y se quitaron sus sombreros en agradecimiento a la ovación que recibieron. "Es que sin ellos no se podría hacer nada", valoró Caraballo.