Cuando mataron a Romina, "su esposo estaba muy tranquilo"

La mañana que asesinaron a su esposa, Romina Aguilar, de dos balazos, el intendente de La Calera, Diego Lorenzetti, "estaba muy tranquilo, como si no hubieran matado a su mujer", aseguraron ayer dos policías de la división Homicidios que estuvieron en la escena del crimen, el sábado 30 de enero de este año.

El oficial principal Diego Albornoz y el inspector Carlos Orozco declararon ayer como testigos, en el juzgado de instrucción Penal 1. El mismo donde hoy, a las 8, debe presentarse el perito en telefonía celular de la Policía Bonaerense, teniente primero Daniel Giles, que hace un mes extrajo toda la información que contenían treinta celulares secuestrados en la investigación.

Giles deberá, según trascendió de fuentes de tribunales, elaborar un informe final de su trabajo. El técnico había limitado su tarea, de acuerdo con las instrucciones del juez Sebastián Cadelago Filippi, a volcar el contenido de los teléfonos y algunos chips en cinco DVDs que le entregó al juzgado.

“Debería informarnos en qué consistió su tarea, qué tecnología utilizó, y si esa información que extrajo puede ser adulterada, entre otros puntos”, dijo ayer el abogado Santiago Calderón Salomón, defensor de Leandro “El Bocón” Vílchez, supuesto autor material del crimen.

El abogado de Lorenzetti, Carlos Salomón, ha atacado la pericia de Giles, con la aspiración de que la declaren nula. El lunes pasado le presentó un escrito al juez, en el que señaló que “han transcurrido treinta y siete días hábiles desde que el teniente Daniel Giles efectivizó la entrega del material de los teléfonos”. Y le pidió que ordenara su conducción por la fuerza pública e informara “si el juzgado ha analizado el material”.

El juez le respondió, mediante un decreto, que la presencia de Giles está confirmada para hoy y que hay que esperar la audiencia.

En las de ayer, los dos policías de Homicidios fueron interrogados sobre su participación en la investigación, desde el momento en que les avisaron que tenían un caso. Habían matado a Romina Aguilar, de 32 años, frente a su casa del barrio Faecap de San Luis, cuando terminaba de sacar su Renault Duster para ir a cursar en el plan PIE, en La Calera, su localidad.

Ayer, cuando el fiscal Esteban Roche le preguntó cuál era el estado anímico del viudo de la víctima, el principal Albornoz contestó que lo vio muy tranquilo. Era “como que no le habían matado a la mujer, no es propia la actitud de una persona a la que le matan a la esposa”, dijo el policía.

Un compañero le contó que Lorenzetti lo había tratado mal cuando le explicó que iban a colocar la cinta perimetral para demarcar la escena. Y una vez dentro de la casa “se mostró sin disposición para colaborar”.

“Si bien era su mujer la fallecida, cuestionó nuestro procedimiento”, agregó. Reacciones similares tuvo el ahora detenido cuando le dijeron que le iban a practicar un dermotest (una pericia para saber si alguien ha efectuado disparos) y que le iban a secuestrar los celulares. “Adujo que era intendente, que estaba esperando el llamado de otros políticos, haciendo notar que estaba a un nivel más arriba que nosotros”, declaró Albornoz.

Una impresión similar, sobre la actitud y estado de ánimo de Lorenzetti, se llevó el inspector Orozco. “Estaba aparentemente normal, no estaba en un estado de crisis ni nada por el estilo”, declaró el policía ayer.

¿A qué se refiere cuando dice que el estado era normal?, le preguntaron. “En hechos como ése o en accidentes, si es un pariente o familiar, está en un estado de crisis o nervioso, o llorando, de-sesperado, más en un hecho así”. Pero el intendente de La Calera “no presentaba eso, solo hablaba por teléfono, nada más. En ningún momento se acercó a la víctima, ni cuando llegaron los médicos, para saber qué había pasado”.

Pese a esa impresión, Orozco afirmó que Lorenzetti no obstaculizó el trabajo de la Policía. “En ningún momento, se mantenía lejos, no dijo nada, solamente hablaba por teléfono”, declaró.