SAN LUIS - Miércoles 15 de Mayo de 2024

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La historia viva del tango hizo brillar el Festival de Justo Daract

Por redacción
| 12 de diciembre de 2016
Amelita de Buenos Aires. Baltar hizo una emotiva versión de "Provincia de San Luis". Fotos: Andrea Miranda.

Hace pocos días Amelita Baltar se encontró con la versión del vals “Provincia de San Luis” que Cassiana Torres grabó en su nuevo disco. Cuando a las pocas semanas le propusieron ser parte del festival internacional de tango de Justo Daract tomó esa invitación como una señal.

 


Casi de inmediato se puso a ensayar la canción que la había deslumbrado en boca de Torres -una cantante patagónica con lazos familiares en Cuyo- con la idea de presentarlo en su show puntano. Así fue que en su primera vez en el festival, Amelita consiguió que varios llegaran a nivel gallináceos en la piel con una interpretación entrañable y "hecha con el alma", según manifestó la propia cantante.

 


Luego, la señora se dedicó a retar cariñosamente al público, a aguantar a los mosquitos que transitaban por el escenario y a derrochar simpatía tanto arriba como abajo del escenario.

 


El debut de Baltar en el festival daractense tuvo el sabor de un esperado encuentro. “Hace muchos años que me dedico a viajar por el mundo con mis canciones, pero no tanto a recorrer mi país”, se reprochó. Su set –el primero de la grilla luego de la apertura oficial- tuvo temas de Astor Piazzolla, de Mariano Mores y de Carlos Gardel. Como no podía ser de otro modo, terminó con “Balada para un loco” (no hay registros en el mundo de algún artista que interprete esa obra mejor que ella) y se fue con el Cóndor de Plata.

 


No son muchos los encuentros tangueros en el país que se puedan dar el lujo de contar la historia viva del tango con intérpretes que hablen en primera persona. El sábado, en la segunda jornada del festival de tango de Justo Daract se reunieron tres de los artistas que pueden hablar largo y tendido sobre experiencias vividas dentro del género.

 


Baltar, esposa e inspiradora del genial Piazzolla, El Sexteto Mayor, representante insigne de una época de oro que se niega a desaparecer, y Américo Moroso, baluarte reconocido del tango en la provincia –a tal punto que hace tres años el festival lleva su nombre- pasaron en diversos momentos de la noche por el Anfiteatro de los Sueños y no pudieron más que emocionar, cada uno con sus elementos.

 


A cada paso de esos artistas por su lado, Silvio Soldán, otro gran valor de la vieja guardia, inmóvil y contemplativo, miró a cada representante su propia generación (Amelita es unos años más joven que todos, hay que decirlo) y comprendió, una vez más, el paso de los años.

 


Después de las dos de la mañana, “El sexteto mayor” renovó el compromiso con el festival y sobre todo con el público daractense. Hace un par de años  la emblemática orquesta es número puesto en la grilla y una y otra vez, indefectiblemente, recibe el aplauso de pie apenas terminada la actuación.

 


Pocas palabras, mucha música y el compromiso de mantener la vigencia (pese a la forzosa renovación) de un estilo que los llevó a ser considerado uno de los mejores grupos tangueros del mundo hicieron que el paso del Sexteto por el festival sea, una vez más, histórico. La presencia de Pablo Agri en el violín aportó aún más calidad al conjunto.

 


Los aires renovadores de la noche segunda los pusieron Roxana Fontán –una joven voz femenina que demostró su respeto por los clásicos como “El día que me quieras” y una memorable “Malena” a capella-y Esteban Morgado Quinteto que coqueteó con el jazz y con el folclore, aunque siempre en tono conciliador.

 


La merlina Norma Ferrer –quien tocó en el segmento provincial, todavía con la luz del día- y las mercedinas Viveka Rosa y Zandra Rissati conformaron una tríada de mujeres puntanas que dejó muy bien sentado el género, musical y vital.

 


La primera recorrió un repertorio clásico; Viveka con su habitual garra lució su voz de comprobada eficacia y Zandra cautivó con una banda de lujo, dirigida por su hermano Rodi. Antes que nadie, en la apertura de la jornada, María Luz, una chica villamercedina de nueve años, iluminó el escenario con su voz y con sus pasos de baile.

 


Así como en la primera jornada el sentido poemario de José María Maldonado -quien el sábado volvió a subir al escenario- dio un sosiego musical, en la segunda fue “Omar, El Triste”, merlino, el encargado de hacer sentir solo con las palabras. “La Mercedes tango” brilló bien temprano gracias al invalorable bandoneón de Luis Cuello, y el “Cuarteto Nuevo Tango” aportó lo suyo al cierre de la noche, con lo que los artistas villamercedinos coparon los extremos de la grilla.

 


El Dúo Altamirano-Muriel dejó en claro que Marcelo Altamirano es tan efectivo arriba como abajo del escenario. Además de cantar algunas piezas a las que les puso verdadera pasión, el daractense; durante las tres noches se desempeñó como jefe técnico del escenario. Otro notable grupo puntano que subió al escenario fue "Saxofónico", un ensamble comandado por Fabio González que tiene instrumentistas de notable calidad.

 


Leandro Ponte, un joven cantante que tiene una incipiente carrera por delante, y "A contramano trío" sirvieron como lazo en la nueva sociedad que hay entre el festival de La Falda y el daractense, rubricada ayer por los intendentes de ambos pueblos.

 


La nueva sociedad quedó evidenciada en un acto que se realizó arriba del escenario y en el que los dos funcionarios se dieron un abrazo para sellar un pacto de colaboración mutua que permitirá que Justo Daract sea parte de "la ruta internacional del tango", que incluye ciudades emblemáticas como La Falda, Junín, Montevideo, Valparaíso y Medellín.

 


Como en todas las ediciones del festival, la danza ocupó un lugar preponderante tanto en el escenario como en los alrededores. Parejas aficionadas se animaron de manera espontánea a seguir la milonga propuesta por los músicos y algunos ballets hicieron coreografías más armadas, con un trabajo más minucioso.

 


El ejemplo más claro de eso fue la "Compañía ADN tango", dirigida por Soledad Sosa, que preparó un homenaje bailado sobre melodías de Mariano Mores. Y "Laberinto arrabalero", la academia daractense que, como la noche anterior, subió dos veces para mostrar sus coreografías. "Tango Daract" fue otra academia que, sobre el final de la velada, sorprendió con una cantidad de piruetas y gestos de buen talante.

 


Anoche, la última jornada del festival prometía un cierre con solistas destacados (Guillermo Fernández, Julia Zenko, Néstor Basurto, Reynaldo Yanos), orquestas de gran nivel (Richard Cappz y Esteban Riera, Sanluistango) y más bailarines.

 


Américo Moroso tocó, otra vez, como en el patio de su casa

 


En el momento más álgido de la noche, ante unas cuatro mil personas, Américo Moroso hizo suyo el festival una vez más. El histórico bandoneonista tocó ante sus vecinos, en un escenario fantástico armado a pocas cuadras de su casa y con una naturalidad que no deja de sorprender.

 


Ante mucho de los vecinos que lo cruzan día a día, Moroso escribió un párrafo más en una historia que lo tiene como prócer y reivindicó a todos los músicos de la provincia que participaron del festival.

 


Con una orquesta numerosa -que incluyó tres bandoneones y sonó mejor que nunca- y amigos invitados para el canto y el baile, Américo recibió el cariño de su gente y dejó en claro nuevamente la justicia que significa que el festival lleve su nombre.

 


Primero Soledad Sosa con el baile de la pieza instrumental que inauguró el set y luego Alberto Altamirano -el cantor que acompaña desde hace años al maestro- y Elsa Moira turnándose para el canto; fueron los invitados que Moroso eligió para la esperada actuación en el Anfiteatro de los Sueños.

 


El recital de la orquesta era aguardado con expectativa tanto por el músico -que quería demostrar una vez más que es profeta en su tierra- como por el público daractense, orgulloso de ver a su vecino al comando de un espectáculo de nivel.

 


"¿Qué me van a hablar de amor?" en la voz de Alberto Altamirano y "De igual a igual" y "Milonga sentimental" interpretada por Elsa fueron algunos de los puntos altos de un set que terminó con los dos cantantes a coro y "Juventud del 40" como despedida.

 


Cada paso que Américo dio al finalizar el show estuvo acompañado por una gran cantidad de saludos y felicitaciones de personas que lo conocían y de otras que se acercaban para presentarse y darle las gracias por la música. Como siempre, Américo escuchó paciente a todos, no negó ni una foto ni un requerimiento periodístico y, cerca de las tres de la mañana, recorrió las cuadras que separan el anfiteatro de su casa para continuar escribiendo una historia paralela entre el festival y su vida que lo tiene como merecido protagonista.

 




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