"Blackdali" sumió a San Luis en una experiencia rastafari

Noche de estrenos y reencuentros con los hermanos Alturria repartidos en “The Blessed” y “La Brigadistak Etiope” en el espacio “Jagger”.
Primero Iván Alturria y “The Blessed” salieron al ruedo con temas propios, como “Nada debe caer”, “Erosión” y “Galaxia” a los que sumaron dos homenajes a Bob Marley, “Pimper’s Paradise” y “Waiting in vain”, que saldrán en el compilado “Bob Sessions”, armado por artistas del sello Ivi Rec, el estudio de grabación de Iván. 
En la banda están antiguos camaradas de “Kameleba”, como el tecladista Cristian Gerardi y los vientos de Sergio “Bocha” Domínguez y Lucas Travaglini, más la guitarra de Franco Trillini y la base rítmica del baterista Iván Mustapich y el bajista Santiago Fermín Zavala. 
Antes y después de los conciertos hubo saludos afectuosos, los músicos se brindaban paz previo al debut, entre  ansiosos y contenidos. 
En el backstage Darío observaba hasta que terminó. “Te dejaron calentito el escenario”, le comentó uno de los técnicos a Darío. 
A su debido momento, “La Brigadistak Etiope”, de Darío “Blackdali” Alturria, usó casi un uniforme -camuflado- pero se destacaron del resto la guitarra del productor Hernán Milstein y la vestimenta del líder, de rojo furioso y con un león colgado en un collar, en contraste con su actitud de suma paz y adhesión a la causa rasta.
“Buenas noches, San Luis: ¿se siente el reggae?”, preguntó a modo de presentación Darío y se despachó con material original de su primer cd, “El verbo de fuego” -a la venta esa noche- como “No loyalty”, “Hechos”, “Actitud” y “I Need”. 
En un espacio ganado a pulso rastafari, hubo dreadlocks, barbas, bebidas frescas y humos correspondientes a la movida, sumados a un manso meneo de cadera.
A Darío se lo notó feliz y suelto. En un descuido saltó del escenario y se escabulló entre el público, el inalámbrico le permitió pasear al ras del suelo y volver, motivando a todos a aprender un nuevo paso, al estilo cosaco. “¡Qué nochecita, papá!” gritó ante la algarabía general.
La familia estaba arriba y debajo del escenario, ya que los hermanos fueron vistos de cerca por Laura y Greco, sus padres que estaban abrazados por la cintura, en un bailoteo lento pero emotivo, con la mirada fija en el escenario y el pensamiento perdido, porque los niños que conocieron jugando en el patio de su casa hoy se divierten a la vista de todos. 
Y ahí estuvieron, cuando cantaron juntos “Orillas” como hace pocos años con “Kameleba”, esta vez por caminos distintos. Un poco después un ex compañero de Darío,  “El Bocha” Domínguez se subió a tocar el saxo hasta el final del set.
Otro tema del ex grupo fue “Espejo”, al que le siguió pegado “Red, red wine” donde "Blackdali" rapeó/sanateó metiendo a Villa Mercedes, San Luis y más localidades provinciales en la letra. “Compadre, tengo el pecho rendido”, dijo.
“¿Se siente el reggae? es para liberarse” dijo y abajo no valía dejar espacios en blanco porque los ganaban los de al lado. El final llegó con otro hit, “No me rindo” y subieron el volumen para ganar sobre tanto coro improvisado.