Las tablas teatrales con buena calidad y cantidad de mujeres

Baile alrededor de las butacas en la sala Hugo del Carril. Aplausos de agradecimiento. Canciones de todos los tiempos con actualización femenina. Una orquesta de señoritas con pasos de comedia. Eso y mucho más fue parte del recital que “Las taradas” dieron el viernes en San Luis, con repetición al día siguiente en el Molino Fénix de Villa Mercedes.

El octeto de chicas debutó en la provincia a sala llena y recibió el cariño de un público que se evidenció actualizado e interesado en la propuesta. Para presentarse, el grupo optó por hacer un recorrido por sus dos discos que contó boleros (no necesariamente románticos), temas en inglés, readaptaciones divertidas y una instrumentación impecable.

Con la dupla encargada de la percusión en el centro de la escena -aunque al fondo del escenario- el espectador no tardó en entender que en caso de que el grupo tuviera una líder, esa es Paula Maffía, cantante principal, fundadora del grupo y responsable de tomar la palabra al final de cada tema.

Paula –que como solista tiene el muy recomendable disco “Ojos que ladran”- es parte con su ukelele de la sesión de cuerdas que se completa con la excepcional guitarrista Lucía Patané y la bajista Lu Martínez, quien tomó mayor participación sobre el final del show cuando tomó la palabra para recordar a María Elena Walsh y “El show del perro salchicha”.

La otra mitad del escenario quedó para los vientos y por el violín de Rosario Baeza, quien también fue la encargada de cantar un par de temas.

Con esa formación inicial y final, las chicas –que en su canción más reconocida dicen que no les interesa tanto ser las únicas como las preferidas- compartieron escenario con las locales de “La Gata Flora”, que con apenas cuatro canciones dejaron al público expectante ante la nueva experiencia.

Ya sea con canciones para bailar (la irresistible “Santa Marta” o “La parrandera”) o en las más tranquilas (como “Copando Copacabana”, “Pepito” o “Cartas a Ufemia”), “Las taradas” entretuvieron gracias a la música pero también gracias a las conversaciones que, mujeres al fin, mantuvieron arriba del escenario.

De allí surgió una especie de reclamo para que el tercer disco del grupo fuera grabado en La casa de la música, que repitieron al día siguiente en su perfil de Facebook; y sentencias firmes y relacionadas con su especialidad del tipo “toda canción de amor es una canción de reclamo”.