El panorama ya no es el mismo en el barrio Plan Lote Eva Perón II. Ya no hay charcos por doquier, ni barro frondoso acumulado en las calles internas que las volvían intransitables para las familias. Tampoco hay lodo en los patios ni en los comedores de algunas viviendas que no poseen piso de material. Y por los comentarios de los propios vecinos, hay alivio y tranquilidad donde alguna vez reinó la desesperación y el enojo. A partir de la construcción de ocho canales, la instalación de cuatro bombas de agua y los arreglos en las vías internas de la barriada, las cuatro áreas del Ejecutivo involucradas lograron bajar a casi ochenta centímetros las napas, que tanto preocupaban a los residentes quienes, en ciertos sectores, podían ver aflorar el agua en la superficie.
Si bien ya estaba en marcha una canalización para deprimir los líquidos subterráneos, hace poco más de diez días el Ministerio de Obras Públicas e Infraestructura, Vialidad Provincial, San Luis Agua y el Ente Control de Rutas se unieron para acelerar la apertura de tres canales principales y otros cinco secundarios en la zona, y dar respuesta al reclamo y la intranquilidad que los vecinos hicieron evidente el 4 de julio pasado.
“El Gobernador dio instrucciones precisas por la situación muy crítica de muchísima agua en todo el barrio. San Luis Agua estaba trabajando en un canal (Ver página 10) pero que casi cuadruplicó a quince las máquinas para poder terminar todas las obras en 48 horas y antes del fin de semana (pasado). El objetivo es la necesidad de bajar las napas lo más rápido posible”, aclaró el responsable de la cartera provincial, Felipe Tomasevich.
Uno de los acueductos parte del extremo norte, costea la ruta nacional Nº 7 y cruza la avenida Circunvalación. El segundo sale del punto este y atraviesa el predio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. El tercero ya estaba construido hacía años como desagüe y el equipo terminó por aprovecharlo. Todos desembocan en el brazo del río Nuevo que corre paralelo a la Circunvalación, que se abre hacia el sur y desemboca en otro afluente, el Quinto.
Con todas las sangrías terminadas que ya trasladan el agua fuera del barrio, Tomasevich indicó que lograron disminuir la ascensión de las napas. “En las primeras 48 horas bajaron a 40 centímetros, luego llegaron a 65 y hoy estamos cerca de los 80. Si bien no es lineal, no es que van a seguir bajando, pero es una acción paliativa para mejorar el ámbito social del barrio. Encontramos mucho nerviosismo y miedo en la gente, estaban angustiados. Hoy eso cambió rotundamente”, explicó el funcionario.
En el caso que se registren lluvias, los canales tienen la doble función de deprimir y de ser un desagüe natural del agua caída. Hay sectores de las sangrías donde hay agua estacionada y eso es debido al momento de la jornada:
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