El director del Registro Civil, Carlos Gonzalez dijo que los sanluiseños mantuvieron algunas tradiciones como inscribir a los chicos con el apellido del padre en primer lugar y continuar con la sociedad conyugal.
—¿Según su experiencia cuáles fueron las instituciones nuevas que más se utilizaron?
—La gente usó con mayor intensidad la libertad de nombre, porque se nota que había una necesidad de utilizar mucho que antes no se permitían o había que solicitar un permiso. Años anteriores había que presentar una nota a la Dirección con el nombre que le querían poner a su hijo si no constaba en el viejo libro de los autorizados por el Registro Nacional de las Personas. Se daban muchos casos de nombres árabes, por ejemplo, o de descendientes de judíos y de origen inglés como Jonathan, Kevin o Charly. Lo que solicitábamos era que los padres nos mandaran los antecedentes de ese nombre y en base a eso los autorizábamos. La verdad es que era un trámite bastante burocrático, pero ahora es mucho más rápido y le solucionó el problema a mucha gente. Por supuesto que el límite es que no vayan contra la moral, las buenas costumbres y que no genere discriminación.
—¿Cómo fue el uso de los apellidos de ambos padres?
—El acuerdo previo para determinar el orden del apellido de los hijos se ha usado mucho. En este caso se ha usado mucho la tradición de llevar primero el del padre y después el de la madre, pero seguro que todas las nuevas inscripciones de nacimientos ya cuentan con los dos apellidos, diría en un 90 por ciento.
—¿Y las uniones convivenciales?
—También, eso aumentó mucho. Sólo en la ciudad de San Luis tenemos 613 desde que se aprobó el Código Civil, en Villa Mercedes otras 400 y en el resto de la provincia unas 200. La mayoría se registraron en el último tiempo desde que la Secretaría de Vivienda empezó con los controles de los adjudicatarios de viviendas sociales. Incluso ha superado el número de matrimonios convencionales porque las nuevas parejas lo hacen antes de casarse. Por supuesto que se debe cumplir con algunos requisitos como tener dos años de convivencia, ser solteros o divorciados.
—¿Qué efecto tuvieron los acuerdos de parejas?
—Las convenciones patrimoniales, que son las que pueden realizar los matrimonios celebrados antes de la sanción del nuevo Código y que se refiere a hacer una división de bienes mediante escritura pública que luego se inscribe, se realizaron apenas cuatro. Y las convenciones matrimoniales, que es la división que hacen las parejas previo acuerdo antes de casarse, solamente inscribimos dos en la ciudad de San Luis.
—¿Por qué cree que se utilizaron tan poco?
—Creo que los sanluiseños optamos por la tradición de mantener los bienes de la sociedad conyugal. Parece algo un poco antipático dividir los bienes antes de celebrar el matrimonio. Los argentinos en general no estamos acostumbrados a estos sistemas más avanzados que en otras sociedades del mundo son más conocidos y habituales. Me parece que todavía no estamos muy consustanciados con este tema. Más bien tenemos una idea de que la familia es para unirnos, no para separar.
—¿Hubo algunos inconvenientes con la inscripción de los recién nacidos?
—No, en general han sido normales. Hoy en las dos maternidades el médico que actúa en el parto inscribe en el acta al recién nacido con un nombre tentativo más los datos de la madre y el padre. Este formulario, que lo envía la Nación y tiene ciertos sellos de agua para que sean inviolables, luego se trae al Registro Civil. Después hay 40 días para inscribirlo definitivamente en el Registro. Si viene la madre sola, se inscribe como estaba el acta original del hospital y luego el padre puede venir a reconocerlo. Esta figura se produce bastante seguido, sobre todo en el interior. Lo importante es la registración del bebé para evitar el tráfico. Por eso no es un impedimento que se inscriba sin el padre presente. Su reconocimiento se puede hacer después, sin problemas, porque es un acto voluntario ya que en el acta de nacimiento ya consta quién es el padre. Lo que puede cambiar es en el certificado de nacimiento que confeccionamos nosotros acá.
—Usted fue director del Registro antes y después de la sanción del nuevo Código, ¿cómo diría que influyó en la gente?
—En general diría que con el nuevo Código se agilizaron muchísimo todos los trámites. Quizás los primeros seis o siete meses se generaron varios hechos de confusión porque no se sabía bien qué opción tomar. Sobre todo con el orden de los apellidos donde la mayoría mostró algún desconocimiento o confusión. Ahí es donde más tuvimos que asesorar, porque el Código indica que en caso de que no haya acuerdo entre los padres hasta se puede recurrir a un sorteo para saber cuál de los dos va primero. Para esos casos nosotros recomendamos que hagan un acuerdo por escrito. Del resto están bastante informados. Quizás en el interior es un poco más lento, pero ya estamos capacitando a todos los empleados de cada delegación. Y ante situaciones muy dudosas, que fueron pocas, las hemos remitido a la Justicia para que decida.


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