En Argentina el tráfico de animales también es un problema que cada año muestra tristes estadísticas sobre fauna que es arrebatada de su hábitat natural para encerrarla en jaulas y luego venderla al mejor postor. Desde 2012 hasta 2014, en el país se decomisaron 8.000 animales víctimas del tráfico ilegal, de acuerdo a los datos que difundió el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
La tortuga terrestre encabeza el triste ranking de los animales más traficados ilegalmente, le siguen el loro labrador, el tucán, el flamenco, los monos y las pequeñas aves "Rey del Bosque" y "Siete Cuchillos". Esos datos también revelan que el 80 por ciento de los animales que se trafican en el país son autóctonos y la mayoría de ellos proviene de las provincias del norte, donde el control es más laxo, como Santiago del Estero, Chaco, Misiones y Formosa.
Las aves representan la mitad de la venta ilegal. Loros, tucanes, lechuzas, jilgueros y cardenales son algunas de las especies más buscadas por los cazadores para luego comercializarlas como mascotas. En ese informe también se señala que en la actualidad hay 104 especies autóctonas en riesgo de extinción, entre ellas el huemul, los cauquenes, el yaguareté y la propia tortuga. Además del tráfico ilegal, la pesca fuera de la época permitida y la caza furtiva hacen su parte. Y otras amenazas para la fauna autóctona son la deforestación, las obras con impacto ambiental, la contaminación, el avance de la frontera agropecuaria y la introducción de especies exóticas.
Luego de cada decomiso existen diferentes instituciones en el país que rehabilitan a los animales e intentan su liberación. Una de ellas es Fundación Temaikén que desde 2004 hasta la actualidad rehabilitó 7.300 animales en su Centro de Recuperación de Especies (CRET) y logró liberar unos 3.000 ejemplares. Y de acuerdo con estimaciones de la Dirección de Fauna Silvestre (DFS), nueve de cada 10 animales capturados mueren antes de llegar a ser comercializados.
Desde reptiles, mamíferos, anfibios, peces y hasta insectos, todos son buscados por los cazadores y de aquellos animales que sí llegan a comercializarse, sólo 10 de cada 100 se recuperan y únicamente el 5 por ciento logra regresar al hábitat del que fue arrancado.
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