Setiembre es un mes especial para el pueblo boliviano, que durante nueve días celebra con gran entusiasmo la Fiesta del Señor de Quillacas, uno de sus referentes religiosos más populares. Los festejos se inician el 5 y culminan el 14 de este mes entre rezos, bailes y una comida multitudinaria que incluye los platos tradicionales del vecino país. A más de 2 mil kilómetros de distancia del Santuario de Quillacas (Bolivia), este año la celebración no pasó desapercibida en San Luis, donde la colectividad boliviana honró a uno de sus figuras sagradas más representativas, a mediados de la semana pasada en la iglesia del barrio CGT, en el oeste de la capital puntana.
La celebración comenzó pasado el mediodía con una misa oficiada por el cura Oscar Buendía, quien también es de nacionalidad boliviana y hace 13 años que se desempeña como párroco en San Francisco.
“La comunidad tiene una presencia muy fuerte y siempre la ha caracterizado la festividad religiosa como el Cristo, la Virgen o Santiago Apóstol. Una característica de esta fiesta es que estamos unidos todos por la fe para ayudarnos mutuamente y ser solidarios”, afirmó Buendía, quien destacó la presencia del colorido, la danza y la música como marca distintiva de la identidad boliviana.
Luego de la ceremonia en el templo, la adoración continuó en plena calle donde uno a uno de los que participaron del ritual se acercaron a la imagen del Señor de Quillacas para agradecer besándolo y rociándolo con incienso colocado sobre un recipiente similar a una olla mediana, que fue pasando de mano en mano.
Según afirmó Soledad Escalera de 65 años, de los cuales prácticamente todos vivió en Argentina (vino de bebé con sus padres a mediados de la década de los cincuenta), la celebración en la capital puntana del Señor de Quillacas, comenzó a practicarse luego de que hace aproximadamente una década decidiera traer una imagen de Bolivia como objeto personal de fe.
“Cuando se enteraron iban a verlo a mi casa, es una fe heredada de nuestros antepasados. Me pidieron tenerlo también en sus hogares para adorarlo. Estamos viendo la posibilidad de traer la imagen del Señor Crucificado, en este momento sólo tenemos la imagen en un cuadro”, advirtió Escalera, quien explicó además que la figura cambia anualmente de “pasante”, que es el responsable de protegerlo.
Pese a que la exaltación es una característica distintiva durante las festividades religiosas, a través de la música, el baile y la gastronomía, este año la celebración del Señor de Quillacas fue muy moderada, debido a que la colectividad entera está de luto por el fallecimiento en abril de la última "pasante" que estuvo a cargo de la imagen divina, Mercedes Charusci, cuyos restos descansan en un cementerio privado de la capital ubicado a la vera de la ruta 3, cerca del penal.
Hasta allí fueron los integrantes de la comunidad boliviana, a rendirle homenaje a la difunta, quien recibió la purificación a través de incienso y bebidas alcohólicas volcadas en el suelo.
Luego, la festividad concluyó en la vivienda de Charusci, donde se tendió la mesa sobre largos tablones para disfrutar de un almuerzo colectivo.
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