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Iniciaron la pericia psicológica psiquiátrica a Carina Di Marco

Está a cargo de dos profesionales del Poder Judicial, Miriam Bottino y Gonzalo Mayor, y un perito de parte, Alberto Jaimez.

Por redacción
| 03 de octubre de 2017
El quid de la cuestión, es si Di Marco sabía de los abusos y si, por ende, tuvo alguna responsabilidad.

Carina, la mamá de Florencia Di Marco, comenzó ayer una serie de entrevistas para la pericia psicológica-psiquiátrica que la defensa solicitó en su afán de demostrar que ella no tuvo conocimiento y, por ende, responsabilidad en los abusos que su hija sufrió antes de ser violada por última vez y asesinada por su padrastro, Lucas Gómez, la madrugada del miércoles 22 de marzo de este año.

 

La realización de esa prueba, la última que la jueza Penal 3, Virginia Palacios, decretó antes de cerrar la instrucción del sumario, está en manos de dos peritos del Poder Judicial, la psicóloga Miriam Bottino y el psiquiatra Gonzalo Mayor, y uno de parte, el psicólogo Alberto Jaimez.

 

Di Marco, quien está procesada como partícipe necesaria de los abusos, fue trasladada  ayer desde el Servicio Penitenciario Provincial, donde cumple con la prisión preventiva dispuesta por Palacios, hasta el Cuerpo Profesional Forense, en 25 de Mayo casi Rivadavia, a la vuelta de tribunales.

 

Entró, según informó una fuente, a las 10:30, y salió minutos antes del mediodía, calculó Jaimez. El profesional designado por la abogada de Di Marco, Karina Mantelli, especificó que ayer la imputada mantuvo con él y con los otros peritos el primero de los tres encuentros fijados por la magistrado para esta semana.

 

Dijo que, en caso de considerarlo necesario, solicitará uno más, y estimó que Bottino y Mayor no se opondrán a ese eventual pedido. En su caso, ayer era la primera vez que tenía contacto con ella.

 

“¿Cómo vio a Di Marco?”, le preguntó El Diario, minutos después de la entrevista. “Es una mujer que está muy afectada emocionalmente, que atraviesa un duelo muy grande. Si bien no ha sido traumática, ha tenido una vida muy difícil desde su infancia”, aseveró Jaimez.

 

A entender del especialista, que ha sido presidente del  Colegio de Psicólogos de San Luis, la madre de Florencia “ha sido prejuzgada muy fuertemente”. “Por eso, desde la psicología siempre decimos que para emitir un juicio hay que conocer los factores psico-sociales y ambientales en los que se ha desarrollado una persona”, continuó el profesional, antes de aclarar que quien debe juzgarla es, en todo caso, un juez que disponga  de pruebas, y no la sociedad. 

 

Explicó que ayer realizaron con los otros peritos “una especie de encuesta para saber cómo ha sido su historia vital”. “Cuando una recauda datos de la vida de una persona, sin duda, aparece la emocionalidad. Las preguntas fueron muy bien orientadas por la licenciada Bottino. A través de los interrogantes se recorrió desde su infancia hasta, aproximadamente, sus 25 años”, refirió.

 

En esta reconstrucción se apela necesariamente a la memoria del entrevistado. Jaimez dijo que es notable la memoria de Di Marco, sobre todo de aquellos momentos “en los que ha jugado un papel importante la emocionalidad”.

 

Contó que ella se quebró en varias oportunidades, en aquellos pasajes en los que mencionó aspectos dolorosos de su vida, como algunos referidos a Florencia, a la ruptura con el padre de esta niña y al nacimiento de sus hijos.

 

Di Marco nació en el departamento mendocino de San Martín, y vivió buena parte de su vida en esa provincia, entre la ciudad de mismo nombre y Rodeo del Medio. Allí conoció al papá de Florencia, su primogénita. Ese hombre, al parecer, estuvo ausente de la crianza de la nena, indicó.

 

Luego, Di Marco conoció a Gómez, con quien tuvo dos hijos varones, que tienen 9 y 3 años, y a su beba, que nació aquí, en la Maternidad Provincial “Doctora Teresita Baigorria”, un día antes de que Florencia fuera asesinada.

 

“Sólo diré, a grandes rasgos, que la dificultad de una persona que vive en un ambiente donde hay once hermanos y hay una situación económica bastante precaria es imaginable”, refirió el perito de parte cuando fue consultado puntualmente sobre cuáles fueron esos hitos vitales destacables.

 

El papá de Di Marco trabajaba en un lavadero y su mamá sumaba algo de dinero para los gastos familiares vendiendo cosméticos por cartilla. Por las dificultades económicas, según contó ayer la detenida, ella salió a trabajar cuando era adolescente. Dijo que desde los 16 años debió procurarse la forma de ganarse el sustento.

 

No terminó la secundaria, a pesar de que, ya siendo madre, intentó hacerlo, en una escuela nocturna. La necesidad de trabajar, sumada a la crianza de los niños, le dificultaron cursar.

 

En los días subsiguientes, “veremos otros aspectos más desde lo psicológico, su personalidad, y si tuvo conocimiento pleno de lo que es una cuestión delictiva o no”, indicó Jaimez. Si bien realizará un informe al concluir las audiencias, tiene algunos indicios de que Di Marco “no ha sido cómplice, al menos consciente, de lo que ha sucedido”.

 

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