Cada vez hay más niños que sufren afecciones de adultos

Niños y adolescentes se están convirtiendo en una población vulnerable a sufrir de enfermedades comunes en adultos de mediana edad como presión arterial alta, índices de colesterol elevado o problemas metabólicos. La acumulación de prácticas nocivas como el sedentarismo y la mala alimentación en los jóvenes puntanos tiene a la comunidad médica con las alarmas encendidas. Todas estas problemáticas incentivadas por una mala dieta y, sobre todo, por actividad física deficiente.

“Hoy en día se observan en niños afecciones que realmente sufren las personas cuando son adultas. Los malos hábitos y el sedentarismo son algunas de las causas", contó la licenciada en Nutrición Cecilia Albisu, quien además agregó que estas prácticas traen aparejadas graves problemas como por ejemplo el sobrepeso y la obesidad. “Éstas se solían ver en edades más avanzadas y ahora lo podemos observar en chicos a partir de los cinco años. Como también nos sorprende el aumento del colesterol en sangre y la alteración en el azúcar”, relató.

En coincidencia la licenciada en Pediatría, Cecilia Pereyra, que trabaja en el Hospital del Oeste dijo: “Los otros días entró al consultorio un papá con su hijo, lo primero que vi es que el pequeño llegó tomando gaseosa y comiendo galletas a las nueve de la mañana. En ese momento le advertí al padre de que ése no era un hábito saludable”. Pereyra explicó que hay otras maneras de reemplazar esos nocivos alimentos. “Muchas veces una gaseosa cuesta lo mismo que una botella de agua mineral y a la hora de elegir hay que enseñarles que tienen otras opciones más sanas. Es preferible comprar una naranja en una verdulería o en un almacén y no un jugo en caja, justamente por todos los colorantes y la gran cantidad de azúcar, sumando a los aditivos con los que ya vienen preparados”, advirtió.

La falta de tiempo no es una excusa para poder tener un dieta balanceada, solo hay que tratar de buscar un momento para poder hacerlo. “Muchos padres eligen comprar comida chatarra. Tienen que aprender a organizarse. Esto va a permitir que toda la familia tenga una mejor calidad de vida”, concluyó la pediatra.

“Es importante saber que la educación alimentaria que tienen los niños en los primeros años, es lo que va a determinar su patrón de consumo a futuro.  Si a los niños solo se le ofrece fideos, pan, tortitas o galletas, claramente su elección serán las harinas y esto viene de la mano del sobrepeso y otras enfermedades crónicas". manifestó Albisu y remarcó: “Es primordial que los padres tomen conciencia y se interioricen en cuáles son los hábitos saludables para poder educar a sus hijos”.

La nutricionista Pereyra, comentó: "Todo en su justa medida está bien. A los chicos no lo podés privar de una golosina porque les encanta, pero sí podés regularlo y determinar el momento en que se los das. No porque sí y no a cualquier hora”, relató.

La falta de tiempo no tiene que ser excusa para poder tener una dieta saludable.

Uno de los puntos que resaltaron tanto la nutricionista como la pediatra fue la importancia de realizar actividades físicas. “No solo basta con la hora de gimnasia en el colegio. Los que no tienen la posibilidad de pagar un club, tiene otras opciones: las plazas saludables, pueden salir a caminar, dar una vuelta a la manzana. Siempre se puede cuando uno quiere cambiar hábitos. Solo depende de poner voluntad”, expuso Pereyra. 

“Tanto adolescentes y niños pasan muchas horas sentados en la escuela. Luego se van a casa y siguen con la tablets, teléfonos y computadoras e invierten mucho tiempo en cosas que no exigen demasiado esfuerzo. Ellos necesitan salir, andar en bicicleta, jugar al fútbol o el deporte que elijan, pero tiene que estar en movimiento para erradicar el sedentarismo de su vida”, finalizó Albisu.

Las licenciadas coincidieron en que los buenos hábitos se contagian  y los malos también. El modelo familiar va a determinar las prácticas saludables del niño por ende su futuro y su salud.