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Pablo Guiroy: “Hay un nuevo enfoque en manejo y nutrición"

El especialista de la firma Cargill visitó San Luis y dejó algunas pautas sobre cómo se manejan hoy los feedlots. Lo principal es evitar el estrés durante el ingreso.

Por redacción
| 17 de diciembre de 2017
Foto: El Diario.

La nutrición animal se ha convertido en una de las claves de desarrollo agropecuario. Vacas bien alimentadas estarán más cerca de garantizar el preciado objetivo de obtener un ternero por año, permitirán evitar los problemas sanitarios (sobre todo en los establecimientos dedicados al engorde, donde hay alta concentración de animales) y colaborarán en gran forma al crecimiento de un rodeo de cría.

 

Por eso hoy los especialistas en nutrición animal son profesionales muy valorados en el ambiente rural. Pablo Guiroy es uno de ellos y visitó San Luis hace unos días, por lo que la revista El Campo aprovechó para acercarse a él y conocer las últimas tendencias en la materia. Guiroy es ingeniero en producción agropecuaria y doctor en nutrición animal, trabaja para la multinacional Cargill y llegó de la mano de Sánchez Agronegocios, que es representante en la provincia de la unidad de negocios que se dedica a esta rama específica dentro del gigante estadou-nidense, que en San Luis tiene una asociación estratégica con Glucovil, del grupo Ledesma.

 

“En Villa Mercedes está la planta de acopio de cereales y oleaginosas de Cargill, mientras que en Venado Tuerto hay una similar, pero además está la división que se dedica a nutrición animal”, detalló el especialista, quien vivió 20 años en Estados Unidos, divididos entre Minneapolis y Colorado, pero que además dio clases en la Universidad de Cornell, en el estado de Nueva York. “Volví por razones familiares”, contó antes de meterse de lleno en la charla.

 

 

—¿Cuáles son las diferencias fundamentales en la cría entre Estados Unidos y la Argentina?

 

—Sobre todo que allá no hay terminación a pasto, es todo con feedlot. En 40 años el aumento del peso de los animales fue lineal, el costo del ternero se volvió cada vez más importante y entonces, para amortizar, sumaron más días de encierre a corral.

 

 

—Pero la Argentina también tiene un buen desarrollo en cuanto a feedlots.

 

—Sí, hoy es raro que los últimos 100 días no sean a corral, porque no hay pastura que compense esa energía. La otra diferencia es el kilaje diario que ganan los animales. En Argentina el promedio es 1,2 kilo con un frame más chico, en Uruguay está en 1,5 y en Estados Unidos en 1,6 kilos con bovinos más grandes. Brasil engorda toros porque no los capa.

 

 

—¿Por qué se da esta diferencia?

 

—Porque en la Argentina gusta el animal joven, hay mucho miedo a la carne dura. La situación económica obligó a una terminación corta, lo que afectó la genética, que hoy es más chica y más rápida. El peligro está en pasarse de grasa, algo que va ligado a la genética justamente: cuanto más chico es el animal, más rápido se engrasa. En este punto es una buena herramienta la recría, porque limita el aumento diario a unos 600 gramos y frena el engrasamiento, sólo crece el cuerpo.

 

 

—Pero esto va en contra de la exportación, que pide novillos, animales más pesados.

 

—Claro, a una disposición a terminar animales más pesados, el productor ya lo entendió, el problema es que el mercado local pide otra cosa. Debería suceder naturalmente, más allá de las políticas de Estado, porque lo único que no se puede cambiar son los nueve meses de gestación de la vaca, un producto que no alcanza en el mundo.

 

 

—¿Cuáles son las últimas tendencias en nutrición animal?

 

—Vamos a un nuevo enfoque en recepción de animales. Los bovinos sufren estrés porque vienen de un remate, un viaje que puede ser muy largo y un cambio de ambiente al llegar al feedlot. Entonces bajan sus defensas y quedan expuestos a las bacterias. Hay que hacer un buen manejo, que servirá para identificar los problemas, son etapas bien distintas la entrada al corral y lo que viene después. Y entonces allí entra la nutrición: en la entrada hay un requerimiento distinto, porque llegar un animal que no está acostumbrado a dietas de grano muy energéticas, con cobre, zinc y potasio para la hidratación, más las vitaminas. Y después hay otra formulación compuesta por granos y silo.

 

 

—¿Cómo está el engorde en la Argentina?

 

—Va mejorando, pero queda mucho por hacer. Faltan mediciones. ¿Cuánto doy de comer?, ¿cuándo lo hago? Todo repercute en el rendimiento. En el país los feedlots son de pequeña escala en su mayoría, no más de 2.000 cabezas. Hacemos un engorde corto, de no más de 100 días, entre los cuales son clave los primeros 21, porque determinan el futuro. Si el animal llega con estrés, necesitará más días para recuperarse y comenzar a ganar peso.

 

 

—Cuál es la oportunidad de hacer una conversión alimentaria?

 

—Entre un 5 a un 8%, es el porcentaje que se puede reducir el costo de comida con buen manejo del comedero. Es clave para cerrar una buena ecuación económica durante el engorde.

 

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