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Una historia de alta compatibilidad

Por redacción
| 12 de febrero de 2017
Pos operatorio: Oscar y Susana se recuperan en Córdoba. Ella recibió el alta a los dos días del transplante.

Como una historia de amor con un hermoso final feliz, así quizá se puede definir la historia de Oscar Flores y Susana Pereira. Pero no, es mucho más que eso: es una historia de solidaridad infinita, de jugársela por el otro, del  “a todo o nada” y un gran ejemplo para concientizar sobre la importancia de la donación de órganos.

 

Oscar: “La gente no debe dudar sobre la donación. Le permite al que está rengo, herido, más rezagado que tenga el abrazo solidario de un familiar”.


Oscar Flores es un reconocido periodista de San Luis, que se ha desempeñado en los medios desde 1984. Es cofundador de Fopea, corresponsal de Clarín en la provincia desde 1993 y conductor de “Sólo un café” en Radio Universidad. Pero la verdadera heroína en esta historia es Susana, oriunda de Concarán y quién además de ser su pareja, llegó para darle la oportunidad de mejorar su calidad de vida: el miércoles pasado los dos ingresaron al quirófano en el Hospital Privado de Córdoba en donde ella se transformó en donante viva de un riñón para él.  

 


Pero esta historia arranca el 11 de julio de 2007, cuando San Luis quedó tapada de blanco por una inolvidable nevada que cubrió toda la provincia y -entre otras complicaciones- dejó rutas cortadas por varios días. Justo ese día, Oscar se enteraba que padecía una insuficiencia renal crónica con pérdida del sistema renal. “Me quise morir, porque no sabía que tenía esa enfermedad prácticamente escondida y que si hubiera sido detectada a tiempo me hubiese evitado 8 años de diálisis”.

 


Oscar se hizo atender primero en San Luis pero los profesionales locales no supieron darle el diagnóstico preciso ni derivarlo a nefrólogos específicos. “Me vine a enterar por un bioquímico que me realizó un análisis y él mismo fue quien me sacó turno con un especialista que tuvo la tremenda responsabilidad de comunicarme que había perdido el sistema renal”. Recuerdo esos momentos como días de enorme desesperación. Contó que entró en shock: “En ese momento era director de Radio Universidad y renuncié. Se me cayó el mundo”.

 


Pero la vida seguía y tuvo que sacar fuerzas para batallar su enfermedad. Después de muchos estudios, estrictas dietas hiposódicas, hipopotásicas, hipoprotéicas y sobre todo mucha terapia psicológica, “que fue un 50% de la recuperación, porque si vos estás en un estado de shock, no hay nada que te levante”. En abril de 2008 ingresó a diálisis con un tratamiento de 15 horas semanales.

 


“Fue un año tremendo, donde  empezó una parte muy importante de mi vida pero ya convencido  de la importancia de dializarme, a tal punto que lo transforme en una oficina de trabajo, me concentré en llevar una computadora, llevar mi celular, escribir, leer mucho, estar muy pendiente de todo mi proceso”.

 


 “A los pocos meses y semanas me fui encontrando con personas conocidas dentro de la sala de diálisis que verdaderamente no la pasaban bien, eso me bajoneó un poco al comienzo. Después me explicaron que cada uno ingresa con enfermedades básicas distintas, muchos en su mayoría entran por diabetes (cerca de un 80% de la población en diálisis) y después estamos los que tenemos problemas distintos”, explicó Oscar, que hoy se reconoce como un experto en cuestiones renales por todo lo que se ha informado.

 


En cuanto al contacto social con su enfermedad y la posibilidad de exteriorizarla contó que primero le costaba mucho contar por lo que estaba pasando hasta que un día de la mano de dos colegas: el “Pato” Marone y Gustavo Alosi, quienes tenían un programa en Canal 13, pudo contar por lo que estaba atravesando. De esa manera la gente se enteró y se le facilitó todo. “Me integró a una población de enfermos renales que estábamos en diálisis”.
 

 

Desayuno dominical. El pimer café después del transplante. 

La llegada de la donante

 


Susana llega a la vida de Oscar –en ese momento – por casualidad, condición que con el paso del tiempo seguramente se convirtió en causalidad. Cuando se conocieron, gracias a que los presentó una amiga en común, él ya estaba en tratamiento.

 


Ella consideró que el destino quiso que se encontraran. Recordó que unos años atrás había perdido un amigo de la infancia a quien acompañó hasta el último momento con una patología similar y otro que padecía lo mismo y había sido recientemente trasplantado.  “Cuando lo conocí a Oscar me dio un poco de miedo porque mi amigo la pasaba muy mal en diálisis, sufría mucho. Pero sabía a lo que me tenía que atener porque me involucro mucho con mis relaciones. A pesar del miedo, seguimos avanzado y hoy es mi compañero de vida”.

 


Susana es una mujer  que no anda sin medias tintas y no da vueltas en las decisiones de su vida. “Sin filtros”, como la define Oscar. Y ella sintió que si su pareja estaba sufriendo y podía ser la causante de darle un final a ese sufrimiento no había nada que analizar. “¡La pucha! Cómo no voy a tener ese gesto si la solución estaba en mis manos”, remarcó.

 


Y con esa tenacidad y convencimiento de que ella era la donante indicada, comenzaron los estudios de compatibilidad. “La determinación que tome de donar mi riñón para mí es filosofía de vida. Es un acto de amor, algo que hice para que él sea feliz y para que podamos disfrutar la vida juntos”. Y con ese convencimiento fue que los resultados fueron sorprendentes hasta para el médico que preguntó si en realidad no eran parientes por el alto grado de compatibilidad.
 

 

Susana tuvo el convencimiento desde el pimer momento. Ella era la donante más indicada.

 Al quirófano

 


“Así entramos en el proceso pre quirúrgico que es bastante largo, y requiere de constancia, tenacidad, templanza porque no hay que apurarse. El estudio final fue una entrevista con los cirujanos y urólogos que pusieron la fecha: el 8 de febrero hacíamos el trasplante”, explicó Oscar.

 


Tres días antes llegaron a Córdoba con una valija llega de expectativas y mucho amor de todos los que quedaron en San Luis expectantes.

 


El miércoles a la mañana se internaron y a la tarde ya se estaban mandando mensajes por celular para contarse cómo estaban.

 


“La operación fue un éxito. Yo salí con el riñón de ella funcionando” contó Oscar, aunque de atrás Susana le corrige: “¡¡El tuyo!!”.

 


El pos operatorio fue en habitaciones separadas. Ella recibió el alta ambulatorio dos días después y él saldrá en los próximos días con una nueva vida por delante.

 


“La gente no debe dudar sobre la donación. Le permite al que está rengo, herido, más rezagado que tenga el abrazo solidario de un familiar, de un ser querido. La ley es muy amplia y tiene un espíritu muy favorable hacia la donación y hay que aprovecharlo. También es un mensaje para los gobernantes: no abandonen los programas que se comprometieron a seguir adelante para facilitar la donación, sobre todo para la gente más necesitada”, concluyó Oscar.
 

 


Agradecimiento

Oscar agradeció a los profesionales de la Clínica Fresenius de San Luis por toda la contención y tratamiento. Al Hospital Privado de Córdoba y a todo su equipo de trasplante renal. Al Cucai San Luis por su trabajo sostenido en pos de la donación y especialmente a sus familiares y amigos por el acompañamiento de años.

 


Por su parte, Susana agradeció profundamente a su madre quien la está cuidando, a su hijo por la generosidad de acompañarla en su decisión y especialmente a su entorno, “porque uno se forma con los otros. No dudo que todas las personas con las que me relacioné harían lo mismo que yo”. 

 


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