Luis López, el primer apadrinador puntano que llegó a Jesús María

Para mí es como tocar el cielo con las manos”. Así define Luis López lo que significa para él haber sido apadrinador en el Festival de Doma y Folclore de Jesús María, el encuentro de jineteada más grande de todo el país. El mercedino de 37 años es el primer hombre de la Provincia de San Luis y uno de los pocos no nacidos en Córdoba que cumplen ese rol en toda la historia del festival.

Los apadrinadores cumplen un papel fundamental en las domas. Montados en caballos mansos, son los encargados de sacar al jinete que está compitiendo del lomo del animal cuando se acaba el tiempo o, en su defecto, proteger al gaucho de cualquier embestida o golpe si se cae del equino. “Para mí, es la tarea más complicada porque hay que cuidar la integridad del jinete. Hay que estar atento desde que se larga el caballo del palenque hasta que suena la campana, cuidar que no se quede enganchado en un estribo, que no lo lleve a la rastra o lo que sea”, describió.

Si López eligió ese oficio, que también pone en riesgo su propia integridad física, es porque lo lleva en su sangre. Luis es hijo de Juan Francisco, conocido en el ambiente campero como “Paco”, quien es el dueño de la prestigiosa y tradicional tropilla “El Cencerro”.

Luis nació al calor de esos animales y aprendió a montar de muy chico. Pero aunque intentó probar suerte como jinete, se dio cuenta de que lo suyo era ese lugar de protector como apadrinador. “Siempre me gustó. Mi hermana dice que yo jugaba a que la apadrinaba cuando éramos niños. Y también fue la forma de que tenía yo de estar del campo de doma sin ser jinete”, reconoció.

Cuando el muchacho tenía 18 años, el histórico apadrinador Omar Rodríguez lo invitó a ser su dupla con él en un encuentro en Juan Jorba, debido a que su ha0bitual compañero estaba lesionado. “Esa fue la primera vez que apadriné oficialmente. No me costó porque estaba con Omar, que era una persona muy capacitada.