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Investigan a cinco penitenciarios por una paliza a un interno

Según su abogado, le quebraron un brazo y las costillas, también le arrancaron las uñas y lo escondieron durante tres días.

Por redacción
| 29 de septiembre de 2017
La Botija. Palacios estaba en esa cárcel desde hace cuatro meses.

No hace ni cuatro meses que Cristian Mauricio Palacios está en el Complejo Penitenciario "Pampa de las Salinas", en La Botija. Llegó ahí acusado de haber entrado a robar en la peluquería de un vecino, en el barrio Pringles de Villa Mercedes. Pese a su corta estadía en la cárcel ya cuenta con dos recuerdos inolvidables. Según le dijo a su abogado, Pascual Celdrán, hace dos meses los guardiacárceles le fracturaron una mano a golpes. En ese momento, nadie le creyó y el hecho pasó desapercibido. Pero hace casi dos semanas la historia se repitió. Y la paliza fue tal que el propio interventor del Servicio Penitenciario Provincial (SPP), Hugo Scarso, denunció ante la Justicia a los guardiacárceles que lo atacaron, cuando vio la cara y el tórax del interno minados de moretones.

 

Hace apenas tres días que Scarso se enteró de lo que le había sucedido al hombre de 30 años, le aclaró el interventor a El Diario. No lo supo antes porque, según el abogado defensor, el juez que la semana pasada subrogaba el juzgado de instrucción Penal 1 de Villa Mercedes, Leandro Estrada, no hizo más que intimar con un documento al personal penitenciario para que “cuidara al preso”.

 

“Le presenté un nuevo escrito solicitando que, por favor, lo hicieran ver con un médico forense urgente. Pero no tuve contestación”, dijo Celdrán. Gracias a que el secretario del juzgado de instrucción Penal 1 se comunicó después con Scarso y le avisó sobre un presunto caso de apremios ilegales en el penal, todo salió a la luz, contó.

 

Apenas se anotició, el responsable del SPP ordenó que un médico revisara a Palacios. Luego de examinarlo, el clínico informó que la única herida que evidenciaba el procesado por robo era un moretón en el ojo izquierdo. “O sea, nada que ver con lo que yo veía en el interno”, aclaró Scarso.

 

El  interventor habló con el detenido en su oficina. Palacios le contó lo que le había pasado con los celadores. “A simple vista, se notaba que le habían pegado en el ojo y se veía un poco hinchado uno de los codos”, señaló. Después le pidió que se levantara la remera. Tenía otros dos hematomas: uno cerca de una tetilla y otro a un costado del abdomen, a la altura de las costillas.

 

Scarso solicitó que Palacios fuera trasladado a Quines, para que los médicos de allá lo examinaran. Los especialistas de esa localidad arribaron a la misma conclusión que su colega de La Botija: el preso no tenía más que una lesión en un ojo.

 

“Lo que decía el certificado no se condecía con lo que yo veía”, remarcó. El informe médico explicaba, por ejemplo, que la herida en el ojo fue producto de haberse golpeado contra la pared, pero, por las características del hematoma, el responsable del SSP sabe que eso solo pudieron efectuárselo al atacarlo con un elemento romo. Entonces ordenó que lo trasladaran al Hospital San Luis. De la capital, el preso regresó a "Pampa de las Salinas" con un yeso en el brazo izquierdo.

 

“Inicié un sumario administrativo, pasé a disponibilidad a dos personas y formalicé la correspondiente denuncia contra ellas, en el juzgado de instrucción Penal 3 de San Luis”, contó. Esas personas, cuyas identidades no han trascendido, son los únicos celadores que la víctima pudo señalar con nombre y apellido.

 

Aunque el interventor tiene a mano la lista de los siete efectivos que hicieron guardia en el pabellón donde estaba el interno, no se apura en lograr las identidades del resto de los responsables. Pues ese dato saldrá a la luz cuando Palacios sea llamado a una rueda de reconocimiento y deba señalar a sus agresores.

 

Scarso acompañó la denuncia con fotos de las lesiones, tomadas cuando la víctima aún estaba en La Botija. También le requirió a su personal que le acerque las filmaciones de las cámaras de seguridad para facilitárselas a la jueza Virginia Palacios. Eso será hoy, a las 9, cuando se presente a ratificar la denuncia, le confirmó la magistrado a este medio.

 

El encargado del SPP aclaró, por otro lado, que la responsabilidad solo recae en el personal de guardia de las celdas. Nada tienen que ver los directivos de "Pampa de las Salinas", dijo. “Uno estaba acá (en San Luis) y el otro estaba muy alejado de lo que sucedía cuando castigaban a ese chico”, comentó.

 

“Yo no voy a tapar a nadie. Cada uno tiene que hacerse cargo de lo que hace. Ningún penitenciario tiene que golpear a ningún interno, cualquiera sea su conducta”, subrayó y siguió: “Yo ya les he dicho: mientras yo sea interventor les aconsejo que no me toquen a los internos porque no hay necesidad. De lo contrario dejamos de ser un servicio penitenciario para transformarnos en una sala de tortura. Conmigo el tema no camina así…”.

 

“Le sacaron uñas a patadas”

 

Según Celdrán, ni él, ni la familia de su cliente se hubieran enterado de lo que sufrió si no hubiera sido por otro preso que logró contactarse con una hermana de Palacios. El miércoles 20, a escondidas de los celadores, un compañero de celda llamó por teléfono a la mujer. “Le avisó que cinco guardias habían quebrado, desfigurado y molido a palos en la cara a su hermano”, relató el abogado.

 

Eso había ocurrido hacía tres días, y la razón por la que todavía la noticia no había salido de la Penitenciaría era que los celadores habían escondido a Palacios. Lo mantenían aislado, sin atención médica, con los huesos rotos.

 

Palacios le aseguró a su abogado que no recuerda bien cómo fue el ataque. Ya que en la primera de esa serie de golpes, se desmayó. “Después que lo golpearon esa vuelta, que le quebraron el brazo, lo siguieron torturando por varios días”, dijo el letrado.

 

 

“Después le firmaron una sanción para que no recibiera visitas los siguientes quince días y la familia no lo pudiera ver”, denunció. Aunque Scarso dijo no haberle notado más lesiones que los moretones y las fracturas, su defensor remarcó que eso no fue nada. “Yo lo vi hoy (por ayer). Estuve con él y me mostró las uñas”, aseguró. Le faltaban dos uñas de la mano izquierda. “Se las arrancaron a patadas”, dijo.

 

En tanto dure la investigación por apremios, el interno permanecerá lejos de La Botija, en la Unidad 2 de la Penitenciaría de San Luis.

 

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