12°SAN LUIS - Jueves 02 de Mayo de 2024

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Construir el futuro tranqueras afuera

Terminado ya el segundo año de Mauricio Macri al frente del Poder Ejecutivo Nacional, y habiendo llegado a la mitad de su mandato, analizar lo que deja en materia de política agropecuaria se vuelve una necesidad imperiosa para el principal sector económico de nuestro país. 

 

La primera impresión que se tiene en la Pampa Húmeda, en el norte, en el sur o en cada rincón productivo de la Argentina es que después de un 2016 que podríamos definir como un buen año para el campo, el 2017 fue mucho más flaco. Muy malo en algunos casos, regular en otros tantos y solamente bueno para algunos poquitos. Lo que nos deja un escenario difícil por delante, pero con la convicción de que lo que suceda de acá en más será el resultado de lo que el propio sector intente proyectar. Ya no alcanza solamente con esperar lo que otros nos dan, al futuro hay que salir a construirlo todos los días y esto debe hacerse, sobre todo, tranqueras para afuera. Por esto es que seguramente el año 2018 va a ser un reflejo de lo que hagamos como sector en la parte productiva, pero especialmente en la discusión que tengamos sobre las políticas que nos afectan, del empuje que realicemos sobre las necesidades que se tienen y del “lobby” que se ejerza sobre las medidas que se deben tomar o modificar. Y para esto es fundamental el compromiso del productor, no se puede construir un campo fuerte y con incidencia en la política nacional, provincial y municipal sin la base esencial para esto: los productores. 

 

Sin aportes no hay defensa posible

 

Como decíamos más arriba, la construcción de un sector agropecuario fuerte no va a ser un regalo del cielo. Todos sabemos que en materia económica el campo es el motor del país, pero en lo que hace a la decisión política, el peso que tiene el sector es muy acotado. 
Acá hay dos realidades, por un lado la importancia propia que tiene el Ministerio de Agroindustria en la definición de políticas nacionales, la cual es verdaderamente baja; y por otro, el propio peso que tienen las entidades de productores dentro de lo que podemos definir como política sectorial. 

 

En el caso de la injerencia del ministerio que maneja ahora Luis Etchevehere en las políticas nacionales, poco se puede decir desde acá, tal vez lo único que podríamos marcar es la necesidad de que se le dé más trascendencia a una cartera que finalmente termina dependiendo siempre de Economía o de Jefatura de Gabinete al momento de tomar decisiones importantes para el sector. De lo que sí podemos hablar mucho, y necesitamos hacerlo, es de la participación de los propios integrantes del sector en la política nacional hacia el campo. 

 

Y acá hay que entender dos aspectos fundamentales. Por un lado que nada se puede conseguir en materia de política, acciones, ayudas o regulaciones para el agro si no hay una participación mayor y más activa que la actual por parte de los productores en las entidades que los nuclean. Y por otro, si no se pone dinero para financiar a esas entidades, que son las encargadas de conseguir beneficios, de evitar problemas o de fomentar políticas para el sector, es imposible que se consiga lo que se pretende. 

 

En este punto, los directivos de las entidades gremiales son contundentes. Según el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Dardo Chiesa, actualmente tiene recursos para un montón de cosas que antes no tenía y está mucho más organizada como entidad, pero no alcanza.

 

“La realidad es que el tema del financiamiento de las actividades gremiales en el sector agropecuario siempre está bajo la lupa y no se ha podido avanzar todo lo que se necesita” dice Chiesa. El presidente de CRA además recuerda el fallido intento de financiamiento propuesto por Carsfe, donde se buscaba que los productores asociados aportaran de manera compulsiva y que no se pudo realizar por la amplia negativa de los integrantes de esa confederación y de otras que no querían que el proyecto se extendiera a sus propias entidades. 

 

Lo que se debe entender en este punto es que si el productor pretende que lo defiendan, tiene que aportar recursos para que eso suceda.

 

“Muchas veces no se comprende la importancia de la defensa gremial y que, por ejemplo, algunas cuestiones que se conquistan o algunos inconvenientes que se evitan terminan resultando en un beneficio económico para los productores”, agrega el titular de CRA. Un ejemplo de esto podría ser la famosa resolución 125. Podemos pensar cuánto costó defender la posición del campo en esa pelea, pero más debemos pensar cuánto se ahorró el productor desde 2008 a la fecha gracias a ese trabajo.

 

Para el actual presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina, la participación y el aporte de los productores para la defensa de las políticas agropecuarias por parte de las entidades también es un tema fundamental al momento de pretender conseguir beneficios para el sector. “Las entidades son representativas si los productores las valoran. Y una forma de hacerlo es poniendo dinero para que sean fuertes. Abrir un mercado o lograr una buena negociación internacional necesita recursos” agrega Pelegrina. Más profundo sobre la necesidad de financiamiento para las entidades agropecuarias, Chiesa se hace una pregunta que hasta ahora no tiene respuesta: “¿Necesitamos financiamiento para lo que estamos haciendo o para lo que deberíamos hacer?”. Un interrogante que necesariamente debe ser resuelto si se pretende que el sector agropecuario tenga peso real en las decisiones que tomará la política nacional durante los próximos años.

 

Supermercado del mundo

 

Volviendo al análisis de lo que nos dejan estos dos años de gobierno de Macri, y especialmente pensando en lo que se viene, el concepto de "supermercado del mundo" como lugar a ocupar por la Argentina sigue siendo el objetivo central que tiene la actual administración para el sector agroindustrial. Cuando escuchamos al Presidente hablar de esto parece una idea fantástica, pero cuando vemos algunas medidas que toma su gobierno hacia el sector tenemos que concluir que la teoría no cierra con la práctica. 

 

En este punto, los presidentes de CRA y SRA tienen algunas disidencias. Chiesa no comparte el concepto de supermercado mundial, según él hay que fomentar los productos de excelencia que tiene nuestro país; en tanto que Pelegrina sí se muestra más cercano a la idea oficialista.

 

Lo que necesitamos entender acá es que cuando se plantea la postura de supermercado mundial se abren dos escenarios. Por un lado hablamos de agregar más valor a nuestra producción primaria, pero por el otro tenemos que salir a competir contra un mundo que nos saca mucha diferencia en materia de política agropecuaria. Un ejemplo muy claro lo da Chiesa cuando habla de las exportaciones ganaderas y de la política interna para ese sector. “Argentina tiene un problema estructural que todavía no ha sabido resolver y es que desaparecieron casi 2 millones de novillos porque acá se fomentó durante muchos años la faena de animales livianos. Ahora termina el año con exportaciones en torno a las 300 mil toneladas, un número interesante pero sostenido en las vacas de manufactura que se envían a China. Es decir, basados en un mercado de carne de calidad inferior a la que realmente podemos producir”.

 

Claramente acá aparece esa dicotomía entre lo que se hace y lo que se debe hacer. Es importante y beneficioso que nuestro país incremente sus exportaciones de carne vacuna, pero también es fundamental que lo haga basado en una política ganadera seria, sustentable, que beneficie a la cadena cárnica y especialmente al productor primario. 
“Es verdad que tenemos una oportunidad en Argentina y debemos entender que el crecimiento de los agronegocios tienen que estar

 

necesariamente mirando a la exportación. Hay que buscar mercados y hay que estar atentos a lo que requiere la demanda. Y podemos desarrollarlos a todos: especialidades, productos de alto valor agregado, granos sin procesar, carnes, todo. El mundo necesita comer, se espera que hacia 2050 superemos los 9 mil millones de personas en el planeta y no hay muchos países que puedan generar alimentos para esa cantidad de gente. Argentina se encuentra en una situación privilegiada, porque puede producir muchísimo y va a jugar un rol muy importante en la seguridad alimentaria del planeta” dice Pelegrina. 

 

La agenda hacia el futuro

 

Funcionarios de Cambiemos insisten con las famosas mesas de competitividad. Un punto clave que debe ser atendido de manera adecuada si lo que se busca es salir a pelearle mercados a otros países. 

 

“Nosotros no estamos insertados en el mundo como decimos que estamos. Argentina es un país extremadamente proteccionista para todos los sectores menos para el campo. Al agro lo perjudica, al productor agropecuario es al único que lo agarrás solo y le decís: anda a competir al mundo. A un mundo con subsidios, con ayudas internas, con aranceles a la importación”, plantea Chiesa.

 

Y la vedad es que hay mucho de razón en lo que dice el presidente de CRA. Hoy tenemos un mundo que al único sector que protege es al campo, mientras en Argentina, todavía, se lo sigue castigando. 

 

Para el presidente de SRA, “el desafío de generar competitividad en cada una de las cadenas de valor del agro que tiene el Gobierno es un objetivo que va a demandar mucho trabajo”. Pero un trabajo que es absolutamente necesario si se pretende insertar, de forma beneficiosa para el campo, a nuestro país en el mundo. 

 

“Tenemos como muchos niveles de trabajo para hacer durante 2018. Hay que trabajar mucho con el campo porque el sector no viene bien. Hay que ocuparse mucho y concretar el tema del seguro agrícola, la mesa de riesgo agrícola debería ser a la que más importancia se le dé para encontrar entre el sector público y el privado cuál es el sistema de seguros que queremos para la producción. Se necesita encontrar un sistema que contenga al productor y que le devuelva capital de trabajo porque eso es lo que más pierde cuando tiene una catástrofe” dice Chiesa sobre lo que él considera uno de los principales objetivos para el sector en 2018.

 

La actualidad marca que hay problemas, y aunque la expectativa siempre es enorme, pareciera que hay una especie de temor a cuestionar las cosas que se están haciendo mal. Tal vez el temor luego de tantos años de kirchnerismo todavía sigue latente en la cabeza de los productores, pero la verdad es que la soja sigue pagando el 30% de retenciones, que las economías regionales están en muy mal estado y que nunca se encontró una solución a la aguda crisis lechera.

 

Tal vez sea hora de pensar de manera más profunda, tal vez Argentina deba redefinir su modelo de producción y pensar, nuevamente, qué país queremos ser.

 

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